Es algo que no podemos evitar, el miedo a envejecer y abandonar la juventud nos da vértigo y a menudo nos inquieta y, más aún, en la sociedad en la que vivimos. Ensalza constantemente todo lo relacionado con la juventud y la cirugía estética. Una cercanía a la vejez que en ocasiones puede llegar a convertirse en una auténtica obsesión para quien la sufre, llegando incluso a crear en algunos casos malestar físico y un daño significativo en la calidad de vida de la persona que experimenta ese miedo a envejecer o gerascofobia.
Un paso del tiempo y unas consecuencias relativas a esa vejez, que pueden acarrear preocupaciones como no llegar a valerse por uno mismo, enfermar, depender de los demás, quedarse solo… llegando incluso a provocar en algunos casos comportamientos obsesivos relacionados con esa necesidad de mantenerse siempre joven y evitando todo lo que pueda ser un signo de envejecimiento.
Precisamente para asegurar nuestra salud mental en todo este proceso y superar ese miedo a la vejez, esta vez te traemos algunos consejos y principios básicos que podrás ayudarte a superarlo.
¿Por qué se produce el miedo al envejecimiento?
A menudo, ese miedo al envejecimiento es el resultado de estereotipos que la sociedad ha ido generando en torno al hecho de envejecer y hacerse mayor, que a menudo se asocian a aspectos negativos como enfermedad, soledad, tristeza… todo esto ligado a la idealización que a menudo se hace de la juventud, hace que a menudo la gente que sufre miedo al envejecimiento sienta miedo a cumplir años y a no hacer en la vida todo lo que quiere.
Pero aunque el paso del tiempo y la vejez puedan acarrear signos de la edad como arrugas o riesgo de pérdidas de memoria, la realidad es que no podemos generalizar la forma de envejecer y tampoco ver el hecho de cumplir años como algo negativo. No solo nos traerá más madurez, conciencia y experiencia, sino que la forma en la que cada persona envejece, tanto en el plano físico como mental, no tiene por qué ser igual.
Un temor tanto de mujeres como de hombres
No se trata de un tema nuevo en la sociedad, de hecho, el miedo a envejecer y esa obsesión por mantenerse siempre joven lleva siendo uno de los principales deseos humanos desde hace miles de años. Muchas mujeres y cada vez más hombres intentan de hecho combatir y camuflar con perseverancia cualquier signo de la edad, como arrugas, manchas en la piel, canas…
El problema ocurre cuando esa obsesión por mantenerse joven se aleja de la simple necesidad de vernos bien y pasa a convertirse en una obsesión simplemente por no vernos mayores. Un temor irracional, persistente y hasta incluso dañino para la salud mental, al que se le conoce como gerascofobia.
En los hombres suele coincidir con la andropausia y en las mujeres con la menopausia, también con el momento de la jubilación y con el “nido vacío”. Aunque la realidad es que a menudo estas inseguridades comienzan a generarse mucho antes debido a comparaciones con otras personas, con nuestro propio pasado, también con sentimientos de pérdida, expectativas frustradas…
Algo a lo que en muchas ocasiones tampoco ayuda una sociedad en la que constantemente se destaca la importancia de mantenerse joven o de mantener la belleza de nuestro aspecto físico. Una prueba de ello, son las cifras de operaciones estéticas y retoques estéticos sobre todo de mujeres y que suelen estar comprendidas entre los 40 y los 54 años y que no dejan de aumentar año tras año.