El Ministerio de Sanidad quiere cambiar el sistema del aborto para apostar por el llamado farmacológico hasta la novena semana y llevarlo a cabo en centros de atención primaria. Pero ¿qué es el aborto químico, farmacológico, no quirúrgico o por pastillas, como se le conoce?
Se trata de un sistema de interrupción del embarazo que ha ganado adeptos sobre todo con la pandemia, donde acudir a una clínica abortiva no ha resultado igual de sencillo, pese a que han estado operativas durante toda la emergencia sanitaria por ser un servicio esencial.
El aborto farmacológico consiste en tomar dos pastillas en un plazo de 48 horas sin pasar por un quirófano ni tener que ser anestesiada. No está claro en la reforma que plantea Sanidad si se va a obligar a tomar ambas pastillas en el centro de salud o si, como ocurre de forma habitual, se pueden tomar en casa tras realizar una revisión médica.
Lo primero que debe hacer el especialista es examinar a la paciente y hacer una ecografía para determinar exactamente de cuánto tiempo es el embarazo puesto que este tipo de aborto está recomendado para menos de 12 semanas, ya que a partir de ese tiempo no es seguro ni efectivo.
En el caso de España, el Ministerio quiere que sea antes de la semana nueve.
La primera pastilla que se ingiere provoca la detención del embarazo pero no su expulsión. De hecho, es con la segunda pastilla, que se toma a las 48 horas, cuando el cuerpo expulsa el saco gestacional y comienzan los cólicos y el sangrado que puede ser fuerte en la mayoría de los casos. Si no hay sangrado un día después de tomarse la segunda dosis hay que acudir al médico.
De hecho, los especialistas advierten de que este sangrado puede durar entre una y dos semanas tras la segunda pastilla y que su intensidad suele depender de la semana de embarazo en la que se encuentre la mujer: cuánto más cerca de la semana nueve esté la paciente, más importante será.
Sanidad asegura que este tipo de aborto es un 5% más seguro que el quirúrgico, según los estudios realizados, porque evita pasar por el quirófano. De hecho, en Francia está siendo utilizado en el 67% de los casos en que se quiere interrumpir el embarazo.
Sin embargo, las pastillas provocan efectos en el cuerpo de la mujer que hay que tener muy en cuenta, además de los dolores fuertes, como si fuera una menstruación muy intensa, y el sangrado abundante.
Es relativamente normal sufrir vómitos y náuseas, dolores de cabeza, escalofríos y diarrea. También pueden aparecer una décimas de fiebre que si pasa de 38º tendríamos que consultar al médico, al igual si el sangrado es con coágulos muy grandes o la diarrea dura más de 24 horas.
Lo habitual es que hacer una segunda ecografía a las dos semanas para certificar que el aborto ha sido completo y que no quedan restos en el útero. Si el aborto ha sido incompleto sí que habría que pasar por quirófano, pero los expertos recuerdan que es muy infrecuente que esto ocurra.
Otro aspecto que las clínicas privadas advierten sobre este método es que muchas veces se produce una falta de acompañamiento de la mujer durante todo el proceso que puede estar sola en casa con los dolores fuertes y con el sangrado y que puede afectarle psicológicamente. Por eso, se muestran en contra de que sea la única fórmula pública hasta la novena semana.