El encierro obligado por la cuarentena del coronavirus puede traer consecuencias en la salud de las mujeres. Algunos de esos problemas tienen que ver con mayor riesgo de ansiedad, de sobrepeso u obesidad, o más intensidad de los síntomas de la menopausia, ya de por sí molestos para la gran mayoría de nosotras.
Nuestros hábitos cambian y la actividad física se reduce porque no salimos de casa, nos da menos (o nada) el sol y no nos movemos como lo hacíamos antes. Conclusión: aumenta el sedentarismo, perjudicial –con o sin confinamiento– para nuestra salud física y mental.
Además, probablemente llevemos una peor alimentación y toda esta rara situación de incertidumbre puede desembocar en ansiedad: las mujeres tenemos entre dos y tres veces más tendencia que los hombres a desarrollar trastornos de este tipo.
Por otra parte, la menopausia y el sedentarismo son una mala combinación. Así lo demostró en 2016 un estudio realizado por la Sociedad Estadounidense de la Menopausia. ¿Por qué nos dan más guerra los síntomas menopáusicos? Se debe a la relación que existe entre una vida sedentaria con el insomnio y la obesidad.
"Con el ejercicio se liberan una serie de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina que nos ayudan a conciliar el sueño", explica a EL ESPAÑOL Mar Larrosa, profesora del departamento de Farmacia, Biotecnología y Nutrición en la Universidad Europea. Por ello, es fundamental hacer ejercicio físico todos los días que dure este periodo de confinamiento por coronavirus. Es importante seguir las recomendaciones. Nos ayudará a sentirnos mejor en todos los sentidos. Según el estudio que hemos mencionado, las mujeres menopáusicas con estilos de vida más sedentarios padecen más insomnio, depresión o ansiedad que aquellas que llevan estilos de vida más activos.
"Durante el tiempo que pasemos en casa es importante hacer todos los días 30 minutos seguidos de actividad física. Mejor que sean seguidos y no escalonados" precisa la profesora Larrosa. Vale con hacer cualquier tipo de ejercicio aeróbico y de fuerza. El caso es mover el cuerpo a diario: abdominales, sentadillas, pesas con kilos de paquetes de lentejas o botellas de agua, yoga, pilates, saltar a la comba, andar en una cinta andadora o montar en una bici estática si tenemos, subir y bajar escaleras (si existen en casa), etcétera.
Cumple las recomendaciones nutricionales
Sumado a la practica diaria de ejercicio físico, es fundamental llevar una alimentación sana. Una vez más, esto también es necesario fuera del periodo de cuarentena. Pero, ante el riesgo de sedentarismo, es necesario prestar aún más atención. De lo contrario, podemos ver incrementado también nuestro peso de forma más o menos relevante. No debemos olvidar que el sobrepeso y sobre todo la obesidad (que no son lo mismo) son factores de riesgo más que importantes en la aparición de enfermedades como por ejemplo las del corazón.
Para cuidar nuestra alimentación durante esta cuarenta es importante llevar unos horarios regulares de comidas y una alimentación lo más sana y equilibrada posible, cumpliendo como siempre con las recomendaciones nutricionales de los expertos y autoridades. Tirar de la dieta mediterránea es siempre una buena idea. No hace falta complicarse más.
Apunta la profesora Larrosa que para cumplir estos dos consejos es de gran ayuda elaborar un menú diario, tanto en comidas como en cenas, intentando que sean lo más saludables posible y reduciendo las cantidades. Al movernos menos no necesitamos tantas calorías. "Es clave no quedarnos muy saciados y regular el picoteo. Esto es, si queremos merendar o tomar algo a media mañana, que sean productos sanos como una pieza de fruta o yogur", señala.
Algunas reglas o normas de alimentación básicas que pueden ayudarnos, son estas que ha preparado la Academia Española de Nutrición y Dietética y el Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas.
En primer lugar, es fundamental mantener una buena hidratación; en segundo lugar, tomar al menos cinco raciones entre frutas y hortalizas al día; tercero, elegir el consumo de productos integrales y legumbres; cuarto, elegir productos lácteos (leche y leches fermentadas/yogur) preferentemente bajos en grasa; quinto, consumo moderado de otros alimentos de origen animal; sexto, elegir el consumo de frutos secos, semillas y aceite de oliva; y por último, evitar los alimentos precocinados y la comida rápida.
Por último, también es fundamental tener en cuenta, sobre todo para las mujeres en menopausia, la ingesta de vitamina D. "Estos días vamos a tener deficiencias ya que no salimos a la calle, por lo que es importante salir un poco a la ventana o a la terraza e ingerir alimentos que contengan esta vitamina como son los huevos, el pescado azul y las verduras de hoja verde", concluye Larrosa