¡Matrícula de honor! Por más veces que lo haga, nunca deja de sorprendernos. Cada cena de gala en las monarquías europeas es una oportunidad para ver a reinas y princesas con sus mejores galas y joyas. El martes 8 se celebró una en el Palacio de Christiansborg un banquete para agasajar a la presidenta de Islandia, presidido por Federico X y Mary de Dinamarca, que volvió a transformar su look para crear un vestido único formado por dos piezas. No tiene rival en estas lides, aunque es justo destacar que Letizia también es una experta.
Solo hay que recordar el vestido de Mango que transformó en un top para un acto oficial el pasado mes de mayo o su fórmula magistral para darle otro aire a una blazer uniéndole un cinturón ancho, entre otros ejemplos.
Así, vimos entrar a la consorte danesa radiante del brazo del Rey, con un outfit que parecía nuevo (salvo para los ojos expertos en moda royal). El color azul real, que es uno de sus preferidos y que hacía brillar más aún las joyas elegidas, pertenecientes al joyero de palacio y que ha lucido Margarita II en muchas ocasiones a lo largo de su reinado.
Se trata de la Pearl Poire tiara, que consta de 18 perlas en forma de rodeadas de arcos de diamantes. Va a juego con un collar y unos pendientes, pero Mary prefirió el collar de chatones que se conoce como Rivère por estar formado por un río de 31 diamantes solitarios de gran tamaño. Era la primera vez que lo llevaba.
La joya perteneció a Ana de Orange, y fue su hija, Luisa de Suecia, quien lo llevó a la Familia Real danesa tras su matrimonio con Federico VIII. Los pendientes, con un gran diamante del que cuelga otro diamante en forma de pera, también pertenecieron a Ana y llegaron a la familia de la misma forma. El resultado no podía ser mejor. Sonriente y con el pelo recogido en un moño bajo clásico, Mary estaba deslumbrante.
Pero vayamos al estilismo, que es lo que ha llamado la atención. Se trataba de un vestido de cuello barco ligeramente asimétrico con tejido brillante y una falda de volantes en el mismo tono. Tras el primer golpe de vista, parece que nos suena. Y estamos en la cierto porque lleva en su armario bastantes años, pero no tal y como lo ha lucido en esta ocasión.
La pieza en realidad está compuesta por dos prendas diferentes. La parte inferior ya la vimos en 2005, también en una cena de gala, aunque acompañada de un topo sedoso en color rosa. El diseño, firmado por Oscar de la Renta, tiene casi 20 años y lo conserva en perfecto estado.
En cuanto a la superior, es parte de un conjunto de falda y top del diseñador danés Jesper Høvring que estrenó allá por el 2014 y que ha llevado también en varios eventos tanto junto como por separado. Una customización perfecta que se suma a otras muchas que ha lucido en los últimos años.