Tiene 83 años y ha estado 52 al frente del trono danés. El pasado 14 de enero abdicaba formalmente en favor de su hijo, ya coronado como Federico X, pero Margarita II de Dinamarca sigue al pie del cañón cumpliendo con su deber, aunque ahora en un segundo plano. Si su renuncia al trono fue una sorpresa para muchos y no parecía planeado con demasiada antelación, otros aspectos de su vida sí son meticulosamente preparados. Por ejemplo, su muerte.
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Por muy raro que pueda parecer, lo cierto es que es algo habitual en las monarquías, pues el deceso de un monarca siempre es un triste acontecimiento que provoca cambios en la institución. Sucedió con Isabel II y la archiconocida operación 'Puente de Londres' que marcaba cómo debían ser todos los pasos a dar tras la desparición de la Reina. En el caso de la soberana danesa, su futura tumba lleva preparada más de cinco años.
Los trabajos se encargaron en 2003 al escultor Bjørn Nørgaard, al que se le pidió crear una tumba moderna que se pudiera añadir a la larga lista de lápidas reales de la catedral de Roskilde. De este modo, Margarita y su esposo, Enrique de Monpezat, descansarían eternamente junto a 40 reyes y reinas daneses desde la Alta Edad Media hasta la actualidad que se encuentra en la Capilla de Santa Brígida del citado templo. El contacto entre el autor y la pareja real fue constante para plasmar detalles de su personalidad y su historia en este majestuoso sarcófago.
Los trabajos terminaron en 2018 cuando fue presentado el resultado final: una majestuosa tumba de cristal con un peso de siete toneladas. El pedestal está fabricado con piedra caliza procedente de Francia y las tres columnas que sostienen el sarcófago son de granito danés, basalto de las Islas Feroe y mármol de Groenlandia. Las cabezas de elefante de los pilares están fundidas en plata.
En el interior de la cápsula de vidrio hay dos figuras a tamaño real que representan a la reina Margarita y a su marido, el príncipe Enrique, fallecido en 2018. En la parte superior se encuentran alegorías, heráldica y símbolos en bronce dorado. La majestuosidad de este monumento funerario es innegable, aunque lo cierto es que la soberana será enterrada bajo él, en la cripta. No estará al lado del padre de sus hijos, como en un principio se había previsto, ya que él mismo pidió que sus restos fueran incinerados. Sus cenizas fueron divididas en dos partes para ser esparcidas en las aguas danesas y en el jardín del castillo de Fredensborg.
La tumba solamente podrá ser expuesta al público cuando Margarita II fallezca, así que el diseñador fabricó una cubierta para taparla y permitir así a los visitantes de la catedral, donde se exhibe una copia de la lápida a escala. Este templo es Patrimonio Mundial de la UNESCO.