Entre las muchas imágenes curiosas que ha dejado la jura de la Constitución de la princesa Leonor una que ha resultado casi recurrente es la de los Reyes colocando el pelo de su primogénita en varios momentos de la ceremonia. La heredera, en principio, con muy buen criterio, eligió una coleta alta de nudo, elegante y sencilla a la vez que permitía ver su rostro despejado.
Era la guinda perfecta a un estilismo también impecable, compuesto por un traje de chaqueta blanco de la sastrería madrileña Serna y zapatos de tacón ancho de Lodi. Muchos no esperaban verla llegar con un dos piezas, sino con un vestido largo o midi en algún color oscuro, pero la heredera ha dado una lección de personalidad y vanguardia.
El pelo recogido y un maquillaje bastante natural, con la mirada muy marcada y los labios jugosos en tono coral hacían que su belleza brillara como nunca. Todo marchaba a la perfección hasta que su coleta cobró un protagonismo inesperado.
Antes de prestar juramento, Leonor recibió las medallas de las dos cámaras en el Congreso. Fue ahí donde vino el primer contratiempo. Pedro Rollán y Francina Armengol, los encargados de entregarle las distinciones y de colocárselas en el cuello, tuvieron alguna dificultad debido a la coleta. Tanto así, que el Rey se acercó y le levantó el pelo para que no se le enredara con ellas.
Lo mismo sucedió casi una hora más tarde cuando la Princesa de Asturias recibió en el Palacio Real el collar de la orden de Carlos III. Esta importante condecoración, la más alta que puede conceder el Estado español, está elaborada como una unión de 41 piezas en forma de eslabones. Entre ellas, se encuentran la cifra de oro del monarca que da nombre a la Real Orden, una orlada de palma y laurel esmaltadas en verde y rojo, dos leones rampantes de oro enlazados con un castillo de tres almenas sucedido por un grupo de trofeos de guerra en esmalte y oro.
No se abrocha por detrás y va colocado sobre el pecho cayendo a los lados por la espalda. Como sucedió en la ocasión anterior, Felipe VI tuvo que ayudar a Leonor a apartar la coleta para que el collar quedara bien situado sin contratiempos. ¿Se trataría esto de un pequeño error de protocolo? Magas ha hablado con una experta en la materia, Marina Fernández, Directora de Comunicación del Grupo Escuela Internacional de Protocolo, que nos saca de dudas.
"En principio, la coleta era buena idea para cumplir con el objetivo del evento: que Leonor jurara la Constitución. Para ello era fundamental que tuviera la cara despejada y pudiéramos verle bien la expresión mientras lo hacía. Ahí la coleta sí cumplió su función", explica matizando que es más una cuestión de estilo que de etiqueta. "Es cierto que para la parte de la imposición de las medallas y el collar, quizá habría sido más práctico un moño. Pero no es una cuestión de protocolo", termina.
Jesús Reyes, experto en moda y autor del libro Leonor. Estilo de una Borbón y Ortiz, cree que la coleta se ajusta al "código de cóctel. El moño en realidad es más de tarde o para propuestas con más etiqueta. El gesto de la coleta del Rey creo que es más de afecto paterno, porque incluso con la coleta en un lado estaba guapísima".