Pino Montesdeoca, modelo a los 62 años: "Sabía que sería difícil porque mido menos de 1,65, pero me salva cómo soy"
- La canaria, modelo a los 62 años, cuenta en 'Arréglate que nos vamos' su cambio de mentalidad tras el suceso que casi le cuesta la vida.
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Con la frase de Pablo Picasso "cuando me dicen que soy demasiado vieja para hacer una cosa, procuro hacerlo enseguida", Cruz Sánchez de Lara, vicepresidenta ejecutiva de EL ESPAÑOL y Charo Izquierdo, directora de Enclave ODS, arrancan el nuevo episodio de Arréglate que nos vamos, que tiene como protagonista a la actriz canaria Pino Montesdeoca.
Y desde luego, le viene como anillo al dedo a la invitada de esta semana. Todo lo que se propone, lo consigue. Un ejemplo de ello fue cumplir sus ansias de empezar en mundo del modelaje a los 53 años. Rompiendo todos los moldes, con 62, ganó el pasado mes de septiembre el Premio L'Oréal a la mejor modelo de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid.
Pero como sus ganas de hacer cosas son absolutamente inabarcables, ha viajado alrededor de lugares como Suecia, los Balcanes o Las Bahamas en busca de nuevas experiencias.
Sin embargo, una de estas aventuras le hizo 'sentar la cabeza'. Después de que durante su viaje por el Caribe, donde trabajaba para un financiero ganándose "las lentejas", una picadura de mosquito casi le costara la vida, se vio obligada a realizar un cambio.
Pino Montesdeoca habla en Arréglate que nos vamos sobre tomar decisiones, la relación con la familia, el paso del tiempo y un proyecto futuro.
"Me dijeron que me moría"
"En Bahamas vive bien quien tiene mucho o quien tiene muy poco, pero no le importa en absoluto". Así empieza Montesdeoca a contar sus andanzas por el país caribeño. "Yo curraba muchísimo, todo el tiempo. Tenía que estar available las 24 horas. Me encantaba lo que hacía, pero era trabajar, trabajar, y trabajar".
Comparando Las Bahamas con España, donde al idílico lugar del caribe se le conocía como 'el paraíso', Montesdeoca opina que: "Quien diga que Bahamas es un paraíso y España no, no tiene ni puñetera idea".
"Hay una canción de Hombres G que dice 'con lo bien que estaba yo en Madrid con mi zumo de piña'", rememora la vicepresidenta ejecutiva de EL ESPAÑOL, Cruz Sánchez de Lara. "Por ahí va la cosa", contesta la canaria. "Hay cosas que no se pueden salvar, que son los huracanes, los tiburones, las arañas – que te dejan hecha polvo –, la aduana, el sobornar, la policía. Y luego, el mosquito que casi me mata", apostilla.
Para la artista, este fue su gran punto de inflexión. "Tengo que cambiar de vida porque el médico lo primero que me dice es 'te están subiendo las plaquetas, en cuanto puedas andar te vas a tu casa, porque estás expuesta a que te vuelva a picar y ya no lo cuentas'. Entonces me tuve que ir, porque lo primero que quería era ponerme bien", confiesa.
"Pero una cosa súper importante para mí era averiguar la respuesta a la pregunta que me hice cuando me dijeron que me moría. Me pregunté: '¿Habré sido tan inteligente de haber transmitido de verdad ese amor que yo siento por mis seres queridos? ¿O no se han dado cuenta y he sido un imbécil que ha pensado que sí?'. Fue una pregunta horrorosa", reflexiona Montesdeoca.
"Me quedaron tantas dudas que a partir de ahí no me pierdo ni un momento con mis seres queridos. Pero no solo con ellos, sino a cualquiera que pase por la calle, le paro y le digo: 'No se puede ser más bonito que tú'. Fue una cosa que se me quedó muy grabada y ahí sí hubo un cambio enorme", prosigue.
"Si alguien de las personas que nos está escuchando tiene un beso pendiente de dar, que lo dé hoy", completa Sánchez de Lara.
Rompiendo moldes
"Lo cuento pero no voy a dar nombres, que a mí no me gusta nombrar a nadie". Con un primer aire de suspense, Montesdeoca empieza a contar cómo fueron sus inicios dentro del mundo del modelaje. Por entonces, tenía 53 años, y era consciente de que en ese mundo no la iban a querer. Pero se equivocó.
"Una persona muy cercana a mí me animó a ir a una agencia de modelos. Pensé que qué iba a hacer yo allí, pero al final fui, consciente de que aquello no iba a funcionar. Me recibe una persona y, efectivamente, me dice que no soy lo que necesitan. Como eso yo ya lo sabía, me fui tranquila. Pero después llegó la agencia Wanted. Me presentó a mi querido José, que es el dueño, y José me dice 'tía, tú vas a currar, tú eres una crack'. Y desde entonces empecé y no paré. Empecé con anuncios, luego revistas… Hasta llegar a la pasarela y al cine", relata.
Su actitud tan rompedora y desenfadada la dieron cabida en un mundo con unos moldes muy estrictos, pero que Montesdeoca supo romper. "Vamos a ser realistas, yo sabía que iba a ser difícil porque no doy las medidas. Mido menos de 1,65, pero a mí lo que me salva es cómo soy", apunta.
Las mil mujeres dentro de Pino
Con cinco películas a sus espaldas, ya se puede decir que Pino Montesdeoca es una artista polifacética. Actriz, modelo#, pero esconde algo, quizás desconocido para muchos, que es su faceta como escritora.
"Yo escribo como forma de terapia. Igual que hablo porque lo necesito. Por ejemplo, estuve muy enfadada con mi marido porque se murió y no me esperó. Entonces me enfadé. No llegué a tiempo. Murió a las dos, y yo llegué a las siete, creo, de la mañana", revela.
Lo recuerda perfectamente. Fue hace dos años, cuando Montesdeoca se encontraba en la Fashion Week de Madrid. "Mi hija me dijo 'mami, vente'. Él estaba en Suecia tratándose, y le dije que cuando terminara la Fashion Week volvía. Pero me dijo 'no, mami, vente ya'. Y no llegué a tiempo", confiesa.
Para ella, es como "una limpia". "Todo este envenenamiento que yo tenía con él, lo limpiaba por la mañana, le llamaba de todo. Luego ya empecé a escribir, pero nunca lo leía. No me gustaba verlo porque lo que había escrito eran sentimientos. Y ahora resulta que estoy escribiendo un libro", revela.
Ese libro, que se trata aún de un proyecto sin nombre, tendrá que estar finalizado, en palabras de su autora, "antes de que termine el año". Todavía sin fecha de publicación, Pino Montesdeoca se despide de Arréglate que nos vamos con la promesa de volver cuando esta obra vea por fin la luz, para desvelarnos todos los secretos que hay detrás de esta nueva faceta de escritora aunque, ya adelanta, lo más difícil ha sido "escarbar dentro de mí".