Kamala Harris no está sola: así arrojaron a otra líder al llamado 'acantilado de cristal'
- El acantilado de cristal es la tendencia que señala que las mujeres consiguen con mayor frecuencia ser la cabeza visible en momentos de inestabilidad.
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Donald Trump volverá a la Casa Blanca en unos meses, y lo hará con gran poder tras conseguir en las urnas los votos de los estados decisivos y del Senado. Por otro lado, Kamala Harris se da de bruces con una realidad que no se esperaba: el voto afroamericano y el latino no ha jugado tan a su favor como pensaba.
En este momento, son muchos los expertos que analizan las razones por las que la candidata demócrata no ha tenido el éxito esperado, pues los resultados en algunos estados son aplastantes. Aluden a su baja popularidad, a su falta de propuestas, a su entrada tardía en la campaña, a sus escasas políticas económicas... En definitiva, a un conjunto de factores entre los que también se encuentra el llamado acantilado de cristal.
"Sí había una parte de la sociedad norteamericana que no confiaba en que una mujer afroamericana pudiera tomar las riendas de la presidencia de Estados Unidos, pero no ha sido una circunstancia determinante para decidir quién ganaría", explica Moisés Ruiz, experto en comunicación y liderazgo.
Lo cierto es que, hasta el momento, no se ha conocido un motivo tan decisivo como para decantar la balanza hacia el lado republicano, pero todos los aspectos anteriormente nombrados han hecho mella en Kamala. Y el acantilado de cristal también. ¿Habrá sido otra víctima más de esta desigualdad?
El acantilado de cristal
Este término, que quizá sea desconocido para muchos, nació hace 20 años de la mano de la Universidad de Exeter y los investigadores Michelle K. Ryan y Alexander Haslam. Estos lo acuñaron basándose en el 'techo de cristal', ya que demostraron a través de una encuesta de ámbito empresarial que las mujeres tienen más posibilidades de romperlo en situaciones de crisis. Pero, ¿por qué ocurre esto? Porque detrás del techo siempre aparece el acantilado.
Este 'acantilado de cristal' se refiere a la tendencia que señala que las mujeres tienden a alcanzar a un puesto de liderazgo en momentos de inestabilidad. Esto no es más que una mera maniobra táctica, ya que, ante épocas de crisis, las dirigentes quedan expuestas a una mayor probabilidad de fracaso, además de ser sometidos a más presión, expectativas más altas y menos apoyo estructural en comparación con los hombres. Esto es, según los investigadores, una barrera invisible, un "sesgo sistemático e implícito que impide que ellas alcancen puestos de liderazgo en su entorno laboral".
Por otro lado, son muchos los estudios que afirman que las mujeres son percibidas por sus compañeros de trabajo como líderes naturales cuando se ven obligadas a lidiar con situaciones de crisis. Uno de estos estudios es el Harvard Business Review realizado en 2020. Este analizó los datos recogidos durante el pico de la pandemia de Covid-19 de marzo de 2020 y, efectivamente, determinó que la imagen de la mujer trabajadora en momentos de inestabilidad es mejor recibida.
Kamala Harris sería una de las mujeres que se 'ha caído por el acantilado de cristal' recientemente. O más bien la han empujado. Sin embargo, no es la primera ni será la última, pues la lista se expande a lo largo de los siglos, los diferentes países del planeta y las organizaciones políticas o empresariales. Aunque, si hay un grupo de mujeres que se ve más afectado por esta barrera invisible, son las racializadas.
La doble desigualdad
Si el acantilado de cristal ya es injusto, se ceba doblemente cuando se trata de las mujeres negras. En este caso, la brecha se alarga y así es como lo afirman diferentes estudios. Por ejemplo, según los investigadores Alison Cook, y Christy Glass, que realizaron el informe titulado Strategic Management Journal, "las mujeres blancas, y los hombres y las mujeres de color tienen más probabilidades que los hombres blancos de ser promovidos a CEO en empresas de bajo rendimiento".
Y, si nos centramos en las mujeres racializadas, estas se enfrentan a "un nivel particularmente alto de escrutinio y agresión, así como a una falta de empatía", según el estudio The Journal of Experimental Social Psychology.
Sin embargo, aunque resulte curioso, también hay informes que avalan que "las mujeres negras líderes son más ambiciosas que otras mujeres de su nivel" y, por ello, "es más probable que se cuestionen sus competencias y sean objeto de un comportamiento degradante". Estas afirmaciones hacen referencia al informe Mujeres en el lugar de trabajo de 2022 de McKinsey, que también señala que las racializadas han demostrado ser más ambiciosas, pues el 88% desea ascender.
Una campaña complicada
En el caso de Kamala Harris, la candidata ha encarado una campaña electoral plagada de obstáculos. A pesar de ello, ha sabido lidiar con las dificultades haciendo frente a Donald Trump, que no ha perdido la oportunidad de desacreditarla en multitud de ocasiones mediante insultos y comentarios machistas y misóginos.
Kamala Harris comenzó la campaña electoral en julio de 2024, meses después de que el candidato republicano diera el pistoletazo de salida de la suya. Además, lo hizo tras la retirada de Joe Biden debido a su evidente decadencia y su desastrosa actuación en el debate presidencial. Por aquel entonces, dos tercios de los demócratas, e incluso Barack Obama, pidieron al presidente que cesara su campaña y los ánimos en el partido demócrata estaban muy bajos.
Además, en ese momento la reputación de Kamala estaba muy mermada debido a las críticas por la gestión de la guerra de Gaza e Israel, y por su papel como fiscal de distrito en San Francisco, donde más de 1.900 personas fueron condenados por delitos relacionados con la tenencia y el consumo de marihuana.
Kamala, ¿una víctima?
A todas las dificultades de la campaña, habría que sumarle que "Kamala no era la candidata elegida por los demócratas hasta que Biden la señaló con el dedo", según ha explicado Moisés Ruiz, experto en liderazgo político. "Si se hubieran producido unas primarias, probablemente jamás hubiera salido elegida como candidata porque fue la gran decepción del cuatrienio demócrata durante su vicepresidencia, y ahora la han puesto como gran ilusión. Eso es difícil de asimilar por la sociedad norteamericana", explica Ruiz.
Además, añade que "aunque una parte de la sociedad norteamericana que no confiaba en que una mujer afroamericana pudiera tomar las riendas del país, no se puede achacar la derrota a esta brecha únicamente, pues la mayoría de las veces depende más del talento, la experiencia o un buen enfoque de campaña".
Por su parte, Ana Lamas, la presidenta de WomenCEO, cree que, aunque haya otros muchos aspectos que hayan podido influir, "el acantilado de cristal sí ha podido afectar a Kamala. También es problema de la propia cultura, que también nos está pasando factura. Últimamente, se están incorporando muchas mujeres a empresas e instituciones, pero realmente queda por hacer. Tenemos que conseguir superar las barreras y hacer florecer ese 51% del talento, que es el femenino".
Por ello, afirma que "tenemos que hacer hincapié en las consecuencias del acantilado de metacrilato, ya que este material es mucho más complicado de romper que el cristal; como es en la vida misma". Y Lamas aboga por hacerlo "sin miedo, sin pereza y sin vergüenza, como lo ha hecho Kamala Harris al enfrentarse a Trump".