Ana Guerra, a días de su boda, arrasa con su nuevo disco: "Me comprometo a no hacer reguetón, tengo esa responsabilidad como artista"
"Tengo muchas ganas de conocer a la reina Letizia. Víctor, que es su primo, habla genialidades de ella"
Cuando uno va a entrevistar a una artista que acaba de sacar un disco y que, además, está a punto de casarse, espera encontrarse a una persona nerviosa, algo aturullada entre el trabajo y los preparativos del enlace. Pero no, al llegar a la cita con Ana Guerra, nos encontramos a una mujer relajada, que habla con voz dulce (el acento canario es irresistible) y con una profesionalidad que la lleva a controlarlo todo a golpe de mirada.
Le da indicaciones a su maquillador mientras mira con curiosidad los looks que la estilista de Magas le ha preparado para la sesión e, inevitablemente, organiza la sesión para que todo salga perfecto. No le importa reconocer que quedan flecos para la celebración de su “sí, quiero” con el actor y músico Víctor Elías (sí, el recordado Guille de Los Serrano), pero la cantante está centrada en el aquí y el ahora, que es la promoción de su álbum ‘Sin final’, el segundo de estudio de su carrera, con tintes electrónicos, ochenteros y dosmileros, que habla de transformar heridas en fortaleza y no cerrarse ninguna puerta al amor.
Ella de amor está servida y ha pasado por su catarsis personal, superando una crisis existencial que la llevó a terapia psicológica. A veces, la artista se come a la persona y eso es lo que ha aprendido en el camino, a separar ambas identidades. Ana vuelve con fuerzas renovadas para cantarle al amor, para gritarle a la violencia de género, para hablar de feminismo… A este resurgir musical le acompaña también un renacer personal que tendrá la guinda el próximo 31 de octubre cuando se case con el hombre de su vida que, además, está emparentado nada menos que con la reina Letizia.
Conocemos la faceta pública de Ana Guerra, hoy vamos a conocer un poco mejor a Ana Alicia Guerra Morales, que es el verdadero nombre de esta tinerfeña. Salió de Operación Triunfo pero no es un producto televisivo, sino una cantante y compositora que siente pasión por su profesión y tiene un fuerte compromiso con el mensaje que envía con sus letras.
El álbum se llama ‘Sin final’ pero quiero empezar por el principio. ¿Cómo definirías este nuevo trabajo?
Si tuviera que definirlo como una palabra sería “divertido”, porque vengo de una catarsis que viví en el disco anterior. ‘La luz del martes’ fue un proceso desgarrador y complicado a la hora de escribir y de sanar esas heridas internas mías, de rascar ahí donde dolía. Este ha sido completamente distinto, aunque también complicado, porque escribir canciones que no hablen de dolor, de algo negativo, siempre es transitar por una fina línea entre lo bonito y lo hortera.
He trabajado con grandes compositores, todo está producido por la misma persona para que el disco siempre tenga un mismo color musical y una coherencia. He de reconocer que la estrategia inicial se nos fue al carajo, porque iba a ser un EP de cuatro canciones que seguía a otro que se llamaba ‘Érase una vez’. Pero cuando le enseñé los temas que estaban compuestos hasta el momento a mi equipo, decidieron que los querían meter todas.
¿El título encierra también un mensaje?
Bueno, en un principio quería darle una coherencia al anterior, pero al final se ha lanzado un mensaje superpositivo, muy optimista. Es verdad que desde que soy niña, incluso si alguna vez he querido dejar la música, la vida siempre me la ha vuelto a poner en el camino. Igual parece un poco arrogante, pero sé que siempre me voy a dedicar a la música, de una forma o de otra. Porque incluso cuando no he querido, la vida no me ha dejado irme.
Pendientes y anillo de Tous, blusa de Adolfo Domínguez, pantalones de Commander y tacones Lily & You
La música para los artistas siempre es como una catarsis. Como bien decías antes es un vehículo para sanar las heridas, la tristeza…
Sí, al final la música es como tener una gran amiga. Inevitablemente, cuando te preocupa algo y lo cuentas, te sientes mejor. Y a nosotros nos pasa con la música, le ponemos melodía a lo que estamos sintiendo y al final vas sanando de alguna manera. Es algo terapéutico.
¿Cuál es la melodía actual de la vida de Ana Guerra que has plasmado en este disco?
El mensaje que mando es reflejar todo lo que me he conocido, de cómo la vida me ha cambiado en estos años. No me gusta para nada dar la imagen errónea de que me despierto siempre desayunando arcoíris. No es así, porque todas tenemos días malos y no quiero dar esa falsa imagen que aparece en redes sociales. Pero estoy en un momento muy dulce y, como soy tan sincera en mis canciones, eso se nota. El disco tiene unas melodías más alegres, las letras no hablan solo de dolor, sino también de amor.
Vestido de Maksu, pulsera y anillo de Tous
Saliste de ‘Operación Triunfo’ hace seis años y te metiste en el mundo de la música, que no es nada fácil. ¿Has pensado muchas veces en tirar la toalla?
Tampoco me gusta llevarlo solo al mundo de la música, porque creo que en cualquier trabajo a veces nos planteamos si merece la pena, sobre todo cuando ponemos toda la pasión en ello. Es una movida hacer de la pasión tu trabajo, porque tienes que intentar que sea todo muy respetuoso hacia ti y hacia lo que tú sientes. Muchas veces me he tenido que poner en la piel de esa niña que cantaba en la calle y preguntarle ‘¿qué quieres?’, porque a veces se te va el objetivo.
Y hay que buscar el foco….
Sí, tenemos que saber cuidarnos cuando convertimos nuestra pasión en nuestro trabajo, porque no nos damos cuenta y perdemos la vida, las horas, el tiempo… Todo lo dedicamos a nuestro trabajo y pensamos que no hay nada más que eso. Hay que saber encontrar la belleza y nuestra propia pasión en otras cosas también.
Es muy bonito a la hora de escribir, porque soy supersincera y la gente nota esa pasión, que es adictiva. Evidentemente, ha habido momentos malos. La industria a día de hoy tiene una oferta grandísima, no como pasaba antiguamente. Es mucho más complicado tener un público fiel y hacerte tu huequito, pero al mismo tiempo, entre tanta oferta, te eligen, así que tiene un doble valor.
Tienes claro hacia dónde quieres llevar tu carrera, pero… ¿Has dicho muchas veces que no?
Sí, a veces pasa. Alejandro Sanz me dijo una frase preciosa: “Lo que caracteriza más la carrera de un artista, lo que igual marca más la diferencia son los noes que tú digas”. A veces te planteas si mantenerte fiel a ti mismo o seguir el rumbo que te marcan para continuar en el mundo de la música y que no se acabe el sueño. Ahí entra la conciencia, tienes al diablillo y al angelito tentándome. Pero después del confinamiento decidí que iba a hacer lo que me diera la gana.
Entonces, si he tenido que decir no, lo he hecho. Me propusieron cantar 'SloMo' en Eurovisión [lo interpretó Chanel finalmente] y fue mi primer no, lo rechacé. Acababa de sacar el disco ‘La luz del martes’, que era un cambio hacia lo urbano, alejándome del mundo reguetonero y latino. Había tirado un disco a la basura, me había sincerado, así que, ¿qué sentido tenía representar a mi país con algo que ya no me correspondía?
Fue una decisión valiente porque era una gran oportunidad…
Quizá, pero diría mil veces que no, porque lo primero es el respeto hacia mí misma y hacia mis principios musicales.
Precisamente hablando de reguetón. ¿Cómo dirías que está cambiando el panorama? Porque todo lo que rodea a este género siempre es muy polémico por el machismo de las letras y el contenido sexual tan recurrente y explícito…
Pues mira, al principio me enfadaba por que se hicieran estas canciones, pero al final se hace porque se consume. Tanta culpa tiene quien lo hace como el que lo escucha. Yo no estoy de acuerdo con incluir el machismo en ningún lugar y menos en la música. Por ende, me comprometo conmigo misma a no escuchar ese estilo. Es verdad que creo que, al igual que la moda, todo es cíclico, y ahora están volviendo los 80 que me hace mucha ilusión porque es más afín a mí.
Abramos otro melón. Hemos asistido atónitos a polémicas como la que sufrió Aitana por la excesiva sensualidad de los shows de los conciertos a los que van muchas niñas pequeñas. ¿Dónde se pone el foco, en el artista o en los padres?
Yo creo que cincuenta-cincuenta. El artista es artista para ser fiel a lo que quiere comunicar y los padres tienen la responsabilidad de saber qué tipo de cultura consumen sus hijos en la música, la televisión, los videojuegos… en todo.
Te hablo de mí en concreto. Yo, por ejemplo, considero que el mensaje de mis canciones sí importa. A mí me decía una madre que le encanta ver cómo su hija cantaba: “Hola, mira qué bien me va sola, a mí nadie me controla” [se refiere a la letra de su tema ‘Sin hora’, junto a Juan Magan]” con solo seis años y me parece muy bonito.
Yo uso mi música para lanzar mensajes. El tema ‘Me quiero más a mí’ habla sobre el maltrato a la mujer, pero es que en el anterior disco había una sobre el ghosting que sufrimos las mujeres y en el anterior había una para el colectivo LGTBI. Entonces intento subir el altavoz un poquito a las cosas que creo que deberían ir mejor en el mundo. Yo sí que tengo esa responsabilidad como artista: usar mi música para mandar un mensaje potente.
Precisamente el tema ‘Me quiero más a mí’ lo cantas con otra artista superempoderada, Chenoa.
Mira, a mí me cuesta mucho pedir colaboraciones, pero con ella surgió de manera natural porque hicimos un programa de televisión juntas y me dijo ‘a ver si algún día hacemos algo juntas’. Así que tenía compuesta ‘Me quiero más a mí’ y pensé quién mejor que Chenoa, una mujer empoderada con una sororidad tremenda, muy fuerte... La conocí haciendo una campaña contra el cáncer de mama y ella está comprometida con causas sociales, así que le mandé un mensaje para ver si colaborábamos y se sumó.
Fue muy bonito porque nos compenetramos muy bien y, además, a mí siempre me han comparado con ella, me decían que era la Chenoa de mi Operación Triunfo.
"Siempre me han comparado con Chenoa"
Anillo y pulsera de Wempe, blusa de Zara y pantalones de Beatriz de la Cámara
Aún eres muy joven, pero quieres dedicarte toda la vida a la música. ¿Crees que la edad es todavía un sesgo fuerte para las cantantes? Nos parece genial ver a Mick Jagger con 81 años sobre el escenario, pero mujeres de esa edad hay pocas…
En la industria, como en el mundo, hay un montón de cosas que trabajar a ese respecto. Es verdad que, por ejemplo, sí quería resaltar que desde que yo llegué hasta ahora a la industria que han pasado ocho años, cada vez veo más mujeres trabajando y en altos cargos y eso me gusta mucho.
Pero sí es verdad que las mujeres tenemos un condicionante, y no se nos trata igual, se nos exigen un físico, unos tacones encima del escenario… Vamos a ver cómo envejece eso con el tiempo, cómo envejece el papel de la mujer en la industria de ahora en adelante. Ejemplos hay, mira Isabel Pantoja, que lleva 50 años encima de un escenario. Creo que también tienes que hacer muchas cosas bien para poder mantenerte en la música.
Entre ellas, mantenerte bien físicamente, mantener ese aspecto de juventud…
Eso es horrible y yo de esto voy a pasar olímpicamente, te lo digo. Aunque me tenga que quedar haciendo un papel de señora mayor en un musical, que seré la tía más feliz del mundo, pero yo paso de estas imposiciones.
Yo voy muchas veces en zapatillas encima del escenario y me pongo tacones cuando considero que me los tengo que poner, pero empiezo a romper con esos estigmas y veo que muchas compañeras también lo están haciendo.
Te encuentras en un momento muy dulce y a punto de casarte. Dime la verdad, ¿hasta dónde estás de que te pregunten si va a ir Letizia a tu boda con Víctor Elías, que es primo segundo de la Reina?
(Se ríe) A ver, la verdad es que cada vez trabajo más la empatía con la prensa, entiendo que haya que preguntar por eso. Víctor y yo somos tan normales, que lo vemos desde fuera como algo normal porque es su prima. Es verdad que nunca me habían preguntado tanto por alguien que no conozco. Víctor me ha hablado genialidades de ella. Tengo muchas ganas de conocerla porque me parece increíble como persona. Por lo que tengo entendido ese día es el cumpleaños de la princesa Leonor y lo pasarán con ella.
Es que mira que casaros el día del 19 cumpleaños de Leonor… ¡Vaya casualidad!
Yo no tenía ni idea de que era su cumpleaños. Nosotros elegimos esa fecha, que cae en jueves, para que todos nuestros amigos artistas pudieran estar con nosotros. Imagínate, si te casas un sábado no puede venir nadie porque están trabajando. Entonces para no fastidiar a nadie, lo hicimos así. No tuvimos en cuenta que era el cumpleaños de Leonor…
¿Nos das algún detalle de cómo será tu vestido de novia?
Me lo hará Rosa Clará, que me parece una tía superinteresante y es de esas mujeres a las que admiro, tiene las ideas muy claras y me ha dejado hacer lo que me ha dado la gana. Yo soy una tía bastante sencilla también para la moda, bastante clásica y he conseguido estar súper a gusto con el diseño. Una de las cosas que hablaba con Rosa es que quería estar cómoda, no quiero ser una novia de esas que no pueda respirar, o que no pueda comer o bailar por llevar unos taconazos. Además, si llevo muchos centímetros sería más alta que Víctor, porque los dos somos minions. He optado por la comodidad en un día tan especial.
¿Qué sueños de futuro tiene Ana Guerra?
Me gustaría seguir siendo fiel a mí misma. No perder esa conexión que tanto me costó conseguir. Me gustaría poder seguir dedicándome a la música en las mil variedades que tiene, poder seguir mandando mensajes a través
Y a nivel personal, seguir teniendo tiempo. Para mí eso es importante. Yo he conseguido un equilibrio entre mi profesión y mi vida personal bastante bueno a día de hoy y no me falta tiempo ni para la una ni para la otra. Ahora estoy contigo y lo demás me da igual; es problema del futuro.
¿Tienes un plan B por si algún día no pudieras seguir con la música?
Me gusta mucho la psicología. Me he apuntado ya varios años a la UNED, pero parece que cada vez que me apunto me llega una ola de trabajo increíble y al final no puedo hacerlo. De todos modos, hay una frase que a mí me gusta mucho: “Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes”. Entonces el plan B llegará cuando tenga que llegar, si es que llega en algún momento…
Blusa y falda de Isabel Sanchis, tacones de Roger Vivier y colgante de Wempe
La salud mental es la epidemia de este siglo y ya se habla mucho más de ello, también los artistas, tú misma…
¡Qué bien que se haya puesto un poquito de moda hablar de ello! Estoy encantada de que esté sucediendo, que se hable en la tele, que se hagan anuncios… Además, necesitamos más recursos públicos para la salud mental, porque los profesionales de la sanidad pública están totalmente colapsados. Y entiendo que no todo el mundo se puede permitir un profesional a nivel privado, así que necesitamos por favor que se aumente el presupuesto para psicología y psiquiatría.
Antes hablabas de heridas sanadas, ¿cuáles de tus heridas te ha costado más sanar?
Separar identidades, que el personaje, la artista, no se coma a la persona. Hubo un momento en que había tanto trabajo cuando salí de OT que yo solo era Ana Guerra. Si ella conseguía todo lo que quería, la persona estaba empoderada, si no, me hacía chiquitita. Separar eso ha sido complicado. La artista se nutre de la persona, pero dejar de lado el trabajo cuando cierro la puerta de mi casa. Yo en mi casa soy realmente feliz, sé apreciar la estabilidad que tengo y sé cuidarla para que no se intoxique.
Making of
Agradecimientos especiales a WE COLLECT Gallery.