Es una de las mujeres que más entiende el sector del calzado. Rosana Perán (Elche, 1975), es la vicepresidenta de la empresa de calzado familiar Pikolinos y presidenta de la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE).
[El Increíble Caso de Juan Perán, el Pikolino que Vende Zapatos por el Mundo desde Elche]
Tras descubrir todos los departamentos del grupo y trabajar en grandes empresas en el extranjero, la ejecutiva tiene una visión clara del sector. Ganadora del Premio a la mujer empresaria a su trayectoria profesional en 2017, entre otros galardones, destila algunos de los secretos del éxito: empatía e innovación.
¿Cómo describirías tu infancia? ¿Siempre supiste que te dedicarías al mundo de la moda y del calzado?
Muy feliz. Era muy inquieta y mi padre me apuntó a gimnasia deportiva, que era algo que me hacía mucha ilusión… aquí aprendí el valor del esfuerzo, del trabajo en equipo, de la superación… así que, sin casi darme cuenta, ya estaba forjando mi personalidad. ¡Y cómo agradezco haber crecido con estos valores!
Siempre supe que tenía la gran ilusión de formar parte del Grupo Pikolinos, el gran sueño de mi padre y de tantas personas que hoy comparten nuestro proyecto. Con 15 años nos hizo una prueba de aptitudes y actitudes para encaminar nuestros estudios y recuerdo que dudaba entre varias carreras, entre ellas Arquitectura o Ciencias Económicas. Creo que aquí apareció ya mi pasión por la creatividad, por la innovación, por los negocios, que es también la base de la moda.
Mi padre siempre fue exigente con nosotros para que nos formásemos lo máximo posible a través de nuestras carreras universitarias, idiomas, experiencias en otros países, trabajo profesional en otras empresas… ¡Y es algo que le agradezco tanto hoy! Creo que, desde esta pasión por el talento, por la calidad y por la innovación se puede conseguir una industria del calzado más potente y decisiva.
La influencia de tu padre, el fundador, fue inmensa...
Mi padre es mi mayor referente a nivel personal y profesional. Porque él ha sido capaz de hacer realidad su gran sueño, con una humildad que no dejará de impactarme nunca. Y de hacerlo también mediante su sacrificio, su generosidad y su capacidad para hacer partícipes de este proyecto a las personas que trabajan y han trabajado con nosotros a lo largo de los años.
Por eso todo el mundo le quiere y le admira tanto. Yo admiro la forma en la que mi padre mira el mundo y en el modo en el que se preocupa poque cada persona pueda dar lo mejor de sí misma. Sus pasos son ahora mi referente, mi camino. Mi padre nos da seguridad a todos, es como un lugar en el que cobijarnos y tiene una fuerza increíble, además, para impulsarnos.
¿Cómo dirías que es trabajar con tu familia? ¿Facilita el día a día?
Es una suerte poder compartir con ellos nuestra pasión por todo lo que han construido mi padre y mi madre en el Grupo. Él siempre nos ha inculcado los valores del esfuerzo, la actitud y la constancia. Siempre nos ha guiado para hacer las cosas mejor cada día, porque si no hay mejora continua, llega un momento en el que el éxito se detiene.
De hecho, el talento se enfría sin aprendizaje continuo, sin la humildad de reconocer que siempre es posible hacer las cosas un poco mejor. Es una suerte poder impulsar este proyecto desde la complicidad que hemos tenido desde pequeños. Por esto también me siento afortunada. Compartimos el compromiso de querer hacer las cosas bien y de mantener alto el legado de nuestro padre.
Todos buscamos el mismo fin y eso nos ayuda a sacar adelante cada día este proyecto en el que creemos y al que dedicamos nuestra vida, con entusiasmo, con esfuerzo y con muchísima ilusión.
¿Cómo definirías tu evolución personal? ¿A qué retos te enfrentaste?
Durante mi formación, también en otras empresas (por ejemplo, del Grupo Inditex), he aprendido lo que significa aportar valor a una compañía. Durante los primeros años estuve en todas las empresas del Grupo adquiriendo las herramientas de trabajo y las metodologías de gestión propias de cada una.
También pude profundizar en el proceso completo de la elaboración del calzado, desde la compra de la materia prima, la fase de producción, hasta la venta al cliente y al consumidor. Posteriormente realicé estancias en cada uno de los departamentos, como los de recursos humanos, el comercial o, incluso, el de informática.
Solo podemos hacer crecer un proyecto si lo conocemos bien, desde la realidad de su día a día. Y eso he procurado y procuro hacer siempre. Estar al pie del cañón, escuchando a la gente, conociendo los problemas y las propuestas de primera mano.
Después, puse en marcha un departamento de auditoría interna hasta asumir finalmente la vicepresidencia ejecutiva del Grupo. En toda esta evolución, he podido reforzar mi vocación, crecer a nivel personal y aprender que las personas -tal y como creía mi padre- son el valor más importante para alcanzar y consolidar el éxito empresarial.
Cada obstáculo con el que me he encontrado ha sido una oportunidad para aprender y para crecer. Si no tenemos obstáculos en la vida, no podemos ser mejores, como profesionales y como personas. Y así entiendo yo cada uno de los momentos difíciles que he podido vivir. Me siento también agradecida por haber tenido la oportunidad de aprender de ellos. Y de seguir adelante, sin perder ni un ápice de pasión por lo que hago.
¿Eres la misma persona en el ámbito personal y profesional? ¿Qué valores y defectos destacarías de tu personalidad?
Me levanto cada día con la ambición de aportar valor en todo lo que hago. Ahora, en la industria del calzado, en Pikolinos y también en nuestra sociedad. Por eso me gusta estar al pie del cañón, pisando la tierra firme, porque quien no conoce la realidad, al final, pierde capacidad de acción. Me apasiona la vida, me apasiona el mundo del calzado y me apasionan las personas. Me apasiona aprender, impulsar y hacer lo correcto.
Ahora tengo un gran reto por delante, el compromiso de impulsar el sector de la moda a nivel nacional y europeo y contribuir con ello a una marca Moda España más fuerte. Creo que nuestra marca Moda España debe estar a la altura de la calidad del sector.
Llevas más de un año como presidenta de la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE). ¿Qué balance haces?
Tengo un compromiso con la industria del calzado. Y esto es una gran responsabilidad y en ello estoy volcando toda mi visión, mi ilusión y mi acción. En este momento, estamos desarrollando la estrategia que permitirá dar un empuje decisivo al sector y por eso es un momento crucial. Debemos ser un sector líder dentro del la industria de la moda en España y ser líder no es solo ir dos pasos por delante, sino también conocer la dirección adecuada.
¿Cómo dirías que ha cambiado Pikolinos desde su creación, en 1984?
Desde su creación en 1984 ha experimentado una notable evolución en términos de diseño, tecnología y sostenibilidad. Nos hemos adaptado a los cambios del mercado y hemos incorporado nuevas tecnologías en nuestros procesos de producción para ofrecer productos innovadores y de alta calidad.
Fuiste la primera mujer en ocupar el cargo de presidenta de los Industriales del Calzado en la Comunidad Valenciana. ¿Sentiste que representaste un cambio en ese momento?
Sentí que representé un cambio significativo en ese momento, no solo en términos de género, sino también en cuanto a la visión y el enfoque que aporté al cargo.
Ser la primera mujer en ocupar el cargo de presidenta de los Industriales del Calzado en la Comunidad Valenciana fue un honor y un desafío que viví con expectación, con gran entusiasmo y con un compromiso fuerte. Pero mi prioridad no es que me recuerden como la primera mujer en presidir la patronal del calzado valenciana, nacional y ahora europea, sino como una persona que está siendo capaz de dejar huella transformando el sector.
¿Por qué crees que el sector tardó en impulsar esta igualdad? ¿El tema de la conciliación es un tema clave?
Si bien el sector ha avanzado en términos de igualdad, todavía hay aspectos que pueden mejorarse, siempre desde el enfoque del talento. Si no somos capaces de aglutinar talento, de hombres y de mujeres, no seremos capaces de consolidar lo logrado y de avanzar en la dirección correcta.
Creo que lo más importante es que se potencie el talento de las personas en las empresas y en las organizaciones. Y que el talento de las mujeres llegue al lugar que les corresponde. Me siento comprometida a que esto sea una realidad.
Y también es importante que seamos capaces de integrar aspectos clave, como el de la conciliación en las dinámicas de nuestras empresas, donde hombres y mujeres se sientan cómodos a la hora de compaginar su vida familiar con sus responsabilidades profesionales. Cuanto más feliz estén nuestros equipos, cuanta más seguridad y tranquilidad sientan, más éxito tendrán los proyectos empresariales.
¿Cómo dirías que ha evolucionado el sector en general en las últimas décadas?
En las últimas décadas, el sector del calzado ha experimentado una transformación significativa, impulsada por avances tecnológicos, cambios en los hábitos de consumo y una mayor conciencia sobre la sostenibilidad y la responsabilidad social.
Trabajaste en varios países europeos. ¿Dirías que la percepción del sector es diferente? ¿España es un caso único?
Sí, la visión del sector puede cambiar según el país y su contexto económico y cultural, pero, en general, hay desafíos comunes que enfrentan las empresas de calzado en todo el mundo.
España tiene una posición única en el sector del calzado, gracias a su tradición artesanal, calidad y diseño. Sin embargo, también enfrenta desafíos, como la competencia de la fast fashion y la necesidad de adaptarse a las demandas del mercado global. No obstante, creo que la calidad termina siendo un factor decisivo porque la calidad genera bienestar.
¿Y el tema de sostenibilidad?
Creo que la industria del calzado está integrando la sostenibilidad como uno de sus indicadores de acción principales. De hecho, el Plan Estratégico de FICE así lo contempla. Y este será uno de nuestros grandes aciertos para hacer más decisivo nuestro sector.
Reconocemos que aún hay cambios necesarios en el sector del calzado para avanzar hacia una industria más sostenible. Estamos inmersos ahora en un proyecto pionero, llamado 'Gerescal'. Nueve empresas españolas de calzado hemos puesto en marcha la sociedad sin ánimo de lucro Gestión de Residuos del Calzado ('Gerescal') con el objetivo de reciclar los zapatos que, acabada su vida útil, terminan en los vertederos. El compromiso con la sostenibilidad requiere proyectos concretos que den buenos resultados.
Algunos cambios necesarios en el sector del calzado incluyen una mayor transparencia en la cadena de suministro, una reducción del impacto ambiental en los procesos de producción y una mayor conciencia sobre el consumo responsable por parte de los consumidores.
¿Qué objetivos te has fijado a nivel personal y profesional?
Mi hoja de ruta para el año 2024 se centra en liderar la transformación dentro de la industria del calzado, fomentando la adopción de la Industria 5.0 y promoviendo la colaboración entre humanos y tecnología para impulsar la innovación y mejorar la calidad de vida tanto en el ámbito laboral como en el consumidor.
Hemos demostrado que vamos por delante de otros sectores industriales. Y tenemos que seguir haciéndolo. Por ejemplo, contamos con un convenio colectivo que incluye incrementos salariales, así como la rebaja de horas laborales.
Y otros de mis retos pasa por la unión de las distintas comarcas zapateras de España. Junto somos más fuertes y tendremos un mayor peso en Europa a la hora de defender nuestros intereses comunes. Y junto a todo ello, atraer talento a la industria del calzado.
¿Qué legado te gustaría dejar?
Me gustaría ser capaz de dejar huella por haber sido capaz de transformar la industria del calzado, que debe ir en la línea de la industria 5.0, en la que las personas deben estar en el centro, como te comentaba antes.
Debemos conseguir llevar a cabo lo que denomino la 'sostenibilidad humanista', que implica considerar no solo el impacto ambiental, sino también el bienestar de los trabajadores y de las sociedades.
Esta línea es fundamental para nosotros en el Grupo Pikolinos y es un gran momento para que toda la industria del calzado experimente una evolución y un crecimiento imparable que nos permita demostrar la potencia de nuestra calidad y de nuestra competitividad.
¿Y un mensaje para el consumidor?
Pues imagínate cómo puede ser el día llevando un calzado incómodo, que te esté haciendo daño. Puede cambiar por completo, incluso, tu estado de ánimo. Por eso los zapatos son fundamentales en nuestro día a día, pues son capaces de hacernos sentir dinámicos, de sofisticar nuestro vestuario en ocasiones especiales y de no restarnos ni un ápice energía. Un zapato tiene que gustarte y hacer que te sientas bien cuando lo llevas.
Por eso es tan importante la calidad de sus materiales y que se adapte perfectamente a tu pie, que te haga sentir confortable. Combinando siempre, eso sí, calidad, sostenibilidad y precio. Yo siempre digo que tener un bueno o mal día también es cuestión del par de zapatos que eliges. Un buen zapato te tiene que empoderar y hacer más fácil tu día a día.