Sonriente, puntual e ilusionada. Así se presenta a la cita con Magas Lorena García Díez. Esta periodista de 42 años, nacida en Guadalajara y a la que podemos ver cada día en Espejo público, junto a Susanna Griso, acaba de publicar su segundo libro, Claves para una maternidad estoica (Cúpula, 2024).
El lema que acompaña al título deja claro de qué va la cosa: cómo sobrevivir a la crianza sin perder la cabeza, ni el sentido del humor.
Manuales sobre maternidad hay muchos, pero el suyo es perfecto para acabar con mitos, tratar de enterrar sentimientos como la culpa y enfrentarte a una aventura en la que hay cosas muy silenciadas. Ya lo anuncia ella misma en esta frase: "Prepárate para que la maternidad te sorprenda desde el minuto uno. Pronto te darás cuenta de que nada o casi nada es como habías planeado".
Lorena sabe bien de lo que habla, porque lo ha experimentado. El secreto del éxito es llevarlo con estoicismo y no intentar ser una madre perfeta. ¿Quién lo es? Difícil tarea, teniendo en cuenta que el burnout de la maternidad, es decir el estado de ansiedad y estrés que muchas veces provoca, está muy presente en la sociedad. La filosofía de los estoicos ha sido clave en su proceso y ahora Lorena comparte sus pautas con los lectores desde el punto de vista del humor.
Lorena, ¿por qué decidiste escribir este libro?
Hay que echarle la culpa, para bien o para mal, a mi editora, Leticia, porque nosotras manteníamos contacto después del primer libro que escribí con Cúpula. Un día vamos a comer y me propone la idea de escribir un manual en el que se conjugue la maternidad y el estoicismo, que era algo que ella veía en mí. Yo acababa de ser madre por segunda vez y el reto me parecía apasionante.
No queremos hacer mucho 'spoiler', pero danos algunas claves.
Este libro nos da otra visión de la maternidad. Hay muchos manuales sobre el tema, pero yo creo que este es distinto porque tumbo la idealización de la maternidad, cuento lo que yo me encontré y lo que no me habían contado. Indirectamente destripo esa maternidad, pero desde el punto de vista del humor, relatando mi día a día como madre y siempre dándole esa vertiente estoica.
¿Qué cosas te sorprendieron de la maternidad en sentido negativo?
El postparto, sin duda. Insisto en esto de idealizar al máximo la
maternidad y todo lo que conlleva. Tienes que ser la mujer más feliz del mundo desde el momento en el que te quedas embarazada. En el embarazo las hormonas mandan muchísimo y no siempre las controlas. Todo eso hay que digerirlo.
No se cuenta que después del parto tú te sientes desnuda, huérfana, sola y encima con la obligación social y personal de ser la mujer más feliz del mundo y estar 24/7 pendiente de esa criatura. Tú pasas a un quinto lugar automáticamente y esto nadie te explica. El postparto es una auténtica montaña rusa porque te sientes culpable de estar triste, infeliz, llorando y sin entenderte.
Pero tú tienes dos hijos, en el segundo ya estarías más preparada...
Y aún así también suceden estos momentos complicados, porque además mi segundo parto fue difícil. Por eso digo que este es un grito a la realidad: esto es lo que os vais a encontrar y lo superaréis pasito a pasito, porque todo pasa. Es una máxima estoica.
Curiosamente, en muchas ocasiones son las mujeres las que critican a otras mujeres si verbalizan este otro lado de la maternidad.
Totalmente. Te enfrentas a frases como: "Tú no eres la primera que has parido" y cosas así. ¿Qué problema hay en que se cuente y se visibilice? Empezando porque no se nos informa lo suficiente a las mujeres. Ojalá yo hubiera tenido un libro como este cuando me quedé embarazada de mi hijo Mario.
Somos muy malas amigas nuestras... Yo me he encontrado con sanitarias y alguna matrona que te dicen que eres una exagerada y cosas así, con muy poca empatía. Por ejemplo, el parto te puede acarrear problemas de suelo pélvico y tienes pérdidas de orina. Y te encuentras con comentarios de profesionales como: "Mearse es una cosa de haber parido". Increíble.
¿Debería haber acompañamiento psicológico para la madre durante el embarazo?
Claro, los médicos te preguntan por el feto, por el bebé, pero no te preguntar cómo estás tú anímicamente y eso influye muchísimo en el desarrollo del embarazo. Y en el postparto ya ni te cuento. Ese apoyo integral a la madre recién parida no siempre se produce. Y para mí esto es un fallo importante.
Luego es verdad que también nos cuesta mucho pedir ayuda a las madres. Al final una depresión postparto es mucho más que estar cansada y tienes que saber detectar que algo así está pasando y que tu entorno lo sepa también. Es importante hablar de ello.
Y es importante también seguir integrando al hombre y no excluirlo de la ecuación de la maternidad.
Exactamente. Al igual que quieres que tu pareja te acompañe a las sesiones de ginecología o a las ecografías para que vea al bebé, es importantísimo que una vez que se produce el parto, esa persona esté a tu lado y que sea consciente de lo que está pasando por tu cabeza. No hay cambio más brutal en una mujer que el de convertirse en madre, ya no solo físico, también mental.
Pero a veces son las propias madres las que tienen dificultades para delegar en la crianza.
Sí, hay un capítulo del libro en el que hablo precisamente de delegar. Reconozco que a mí me ha costado verlo. La diferencia entre mi primer hijo a la segunda es abismal. Yo con Mario es que no delegaba en nadie, ni en mi marido, ni en nadie. Eso es tóxico para una misma y también para la relación, porque al final estás mostrando desconfianza en la persona que más quiere en el mundo a ese bebé junto a ti que es su padre. Tienes que ponerte emocionalmente en la parte del padre que también se puede sentir muy desplazado.
¿Cómo se puede acabar con la culpa y las críticas?
La culpa yo creo que va a cuestas con la mujer en general, porque también viene impuesta desde fuera. Yo he tenido momentos de culpabilidad, pero ya me resbala totalmente. El estoicismo es mano de santo. Pero sí sufro por las mujeres a las que se cuestiona todo en su maternidad. Yo he sufrido mucho, por ejemplo, con Cristina Pedroche, que no ha tenido un buen postparto a nivel emocional, ha sido valiente y lo ha contado, y la han machacado. Con la vulnerabilidad que tiene una mujer recién parida y con una situación como la de ella... ¿Por qué se hace eso? Métete en tu vida.
¿Te ha costado mucho llegar a esta manera estoica de ver la maternidad?
Y me sigue costando. Lo que trato es de hacer un examen diario, intentar no perder los nervios y asumir los errores con tranquilidad. Leer a los estoicos me ha ayudado a entender la vida de otra manera. Claro que me aterroriza la adolescencia, por ejemplo, y el bullying porque hay crueldad entre los niños, eso es evidente. Pero si yo vivo pensando en eso, no estoy disfrutando de mis hijos ahora mismo y del presente. Voy a pensar en los niños que tengo ahora y en preocuparme de educarles para que si llega ese problema, si llega, tengan la mejor respuesta posible. Esa es la clave.
Lorena, ¿cuién fue la primera persona que leyó tu libro antes de publicarse? ¿Qué te dijo?
Mi marido, pero no lo ha terminado. Le gustó el libro y además creo que me ha empezado a valorar más. Siempre me ha valorado, pero creo que raiz del libro vio algo en mí que yo no había sido capaz de mostrárselo como madre. Todo el proceso de la maternidad. Eso es un punto negativo para mí también. Me pareció muy bonito, la verdad.
Así que 'Claves para una maternidad estoica' no es solo un libro para mujeres.
No, eso quiero dejarlo claro. Lo tienen que leer los hombres porque van a entendernos mucho mejor y esto va a ayudar a que las relaciones fluyan mucho mejor. A través de claves por una maternidad estoica, ellos pueden entender algo más de cómo vemos nosotros la maternidad.