Esta oscense, licenciada en Historia y en Administración de empresas en ESADE, que ha trabajado como CFO para diferentes empresas, explica más sobre la dupla mujer-masonería.
"En España somos 305-310 mujeres. Pero no es una cuestión de números, porque la masonería es algo minoritario y más en nuestro país, porque arrastramos leyenda negra y unas heridas muy confusas. En Portugal, por ejemplo, somos más de 1000 y en Europa, somos más de 25.000 mujeres", explica a Magas.
En nuestro país, es bajo el Espacio Masónico de España donde se reúnen las diferentes 'obediencias', un término de la antigüedad que aún se usa, "pero la masonería, es universal y es diversa, si bien, en su esencia es la misma para todos. Luego depende de la libre elección de cada una. Compartimos objetivos y nos complementamos".
"A nivel internacional", continúa, "existen diferentes organizaciones a las que pertenecemos. Uno de los mayores colectivos es el de mujeres francesas masonas, pero también somos muchas en Bélgica, Grecia, Suiza o Turquía y recientemente, en países como Camerún o Benín. Formamos parte de la Alianza Masónica Europea y la Unión Masónica del Mediterráneo… yo soy muy utópica y pienso que a lo largo de la Historia el Mediterráneo ha dado muchas luces a la Humanidad. Tenemos mucha más fuerza de la que nos creemos. Como masonas, buscamos algo muy básico, defendemos los valores humanos y queremos defender la sociedad".
Masonería femenina
¿En qué consiste la masonería femenina? "En mi caso te puedo hablar de por qué trabajar entre mujeres: por nuestro interés en encontrar un tiempo y un espacio propios y una mirada hasta la profundidad de nuestra esencia femenina. Cuestionar los roles preestablecidos durante siglos por la sociedad, y ayudar a transformarla. Nosotras pensamos que trabajar en una Logia femenina no es una segregación, sino una opción libre. Siendo todas mujeres consideramos que se crea una atmósfera, una manera de hacer, símbolos y alegorías que corresponden mejor con la esencia de las que las conformamos".
Para ella, siguen existiendo muchas razones. "Mientras exista una mujer que para sacar lo mejor de ella misma lo haga mejor entre mujeres, con eso valdrá la pena, ojalá en un futuro podamos trabajar todos conjuntamente y sin estereotipos. De momento creemos que todavía es necesario el espacio femenino porque la igualdad real está un poco lejos. Lo más importante es que mejoremos como personas y que tengamos el respeto en el centro".
Explica como ejemplo, "participo en una serie de conferencias sobre violencia de género con diferentes países". Relata proyectos de base educativa sobre violencia de género o ayuda humanitaria, por ejemplo en relación con "la tragedia del volcán de Canarias o la guerra de Ucrania, para la educación de la gente joven y niños que salían del país y sobre el tema de trata".
Su caso personal
"No tenía noticias en mi familia de nadie masón", explica a revista Magas. "Quería hacer algo. Mejorar yo pero también que pudiera aportar algo a la sociedad. No quería grupos políticos ni tampoco religiosos y así llegué a la masonería, buscando y buscando, a través de Internet".
"En España a la masonería se le ha puesto una pátina negativa, contando historias falsas hasta de ritos que no son verdad. Todavía estamos luchando por normalizar. En octubre estuvimos en los premios de memoria democrática donde nos dieron un reconocimiento a la masonería femenina: hubo muchas que se exiliaron, pero otras perdieron la vida y muchas otras quedaron en el ostracismo".
Se refiere a mujeres conocidas que eligieron esta opción, como "Carmen de Burgos, de las primeras periodistas, o abogadas como Clara Campoamor, por ejemplo. Puedes encontrar a mujeres que se dedican a la enseñanza, muchas catedráticas, pero también mujeres del mundo de la medicina, administrativas o de cualquier profesión, todas personas con inquietud, que en todos sus entornos pueden aportar algo".
No revela nombres de mujeres conocidas actuales, pero admite que habría cierta sorpresa. "No es secreto, es respeto. Nunca lo voy a decir. Yo doy la cara y salgo y asumo todas las consecuencias, positivas o negativas. Pero cada masón o masona debe ser quien decida si contarlo porque es algo muy personal. En según qué entornos pueden tener consecuencias por desconocimiento. Pero hay gente en todos los entornos".
Modus Operandi
"La masonería no es una religión, es una escuela de ciudadanía", reclama. "Es una vía para la transformación y el perfeccionamiento integral del ser humano. Una escuela iniciática, filosófica y simbólica. Estamos convencidas de que los seres humanos tenemos un gran potencial y podemos mejorar mucho para el bien nuestro y para revertirlo en la sociedad y que sea más justa, más solidaria, fraterna y equitativa. Por lo cual, puede haber personas de todas las creencias. En las divisas de la masonería, Libertad, Igualdad y Fraternidad, nosotras añadimos tolerancia y laicidad. Dentro de la masonería puedes encontrar desde personas ateas a de cualquier religión, lo mismo que a nivel político".
"No hablamos de política ni de religión", explica Mar Sánchez, "porque lo importante es el respeto. En ese trabajo de mejora de nosotras mismas es fundamental el respeto a ti misma y a los demás. Nadie está en posesión de la verdad, todos tenemos nuestras pequeñitas verdades. Escuchando a las demás, respetando todas las creencias. Aquí puedes encontrar ateas, agnósticas, católicas, judías, musulmanas o budistas… de la religión que sea".
"El método masónico es un método iniciático", confiesa.
"A través de esa iniciación se pasa de la vida profana a la vida masónica. Eso quiere decir que se hace una ceremonia de iniciación, que es vivencial, que no se puede explicar, y no hay nada raro en ella. Si no lo vives, no lo puedes entender, como tantas cosas en la vida".
Y añade: "Trabaja mucho con el simbolismo, sobre todo el de las herramientas relacionadas con el arte de la construcción y con la Edad Media y aquellos francmasones que construían catedrales y eran las únicas personas libres, que podían moverse. ‘Masón’ finalmente significa ‘albañil’ tanto en inglés como francés, de ahí el nombre. Estas herramientas relacionadas con la construcción tú las vas a trabajar y las vas a interpretar según tu manera. A través de ellas se llega a una canalización para mejorarte. Esa ceremonia es el principio de ese camino".
"Y la masonería es, por así decirlo, el camino de en medio. En estos momentos que estamos viviendo creo que es importante, en este momento especialmente, en lugar de confrontaciones hagamos acuerdos".
Y continúa: "Cooperar en lugar de competir. Nadie tiene la verdad absoluta. Trabajarte a ti misma es hacer el respeto hacia ti y los demás, que la crítica constructiva y la duda deben formar parte fundamental de tu pensamiento. La masonería es una forma de vida, te das cuenta de que forma parte de tu vida las 24 h. No eres masona de tal hora a tal hora. Se refleja en el trabajo y en tu vida personal", concluye.