El primer recuerdo que tengo de Nuria Cabutí fue hace muchos años a partir de que me enviara un librillo delicioso de Chimamanda N. Adichie, Todos deberíamos ser feministas (Literatura Random House, 2015), una TEDx Talk de esta nigeriana carismática que pretendía llegar a estudiantes y profesores y que hoy es universal.
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Intuí en Nuria el dinamismo, la intuición y el liderazgo que el tiempo me confirmó. Desde 2003 era CEO de Penguin Mondadori y desde 2013 de la gran Penguin Random House. Un liderazgo femenino que podríamos llamar clásico: gran formación, trabajo, constancia, intuición, mimo a los equipos, causa social, altas dosis de humanismo, aunque no gran proyección de su imagen hacia fuera. Perfil que yo suelo resumirlo así: "el trabajo habla por ella, pero escasamente ella habla de su trabajo”, pues el trabajo la come en el día a día, y la humildad está en su ADN.
Eso le hace ser tan maravillosamente cercana. Nos encontramos en Barcelona, por mi gusto de pisar cada vez que puedo esta tierra, y por mi interés también en conocer la gran sede de un gigante editorial que lanza dos mil títulos nuevos cada año. Penguin Random House ambiciona llegar a los 600 millones de hispanohablantes que hay a ambos lados del Atlántico. Incluido el mercado de los Estados Unidos, donde el 20% son hispanohablantes, pero el mercado editorial solo es del 1%.
Las preguntas en esta charla salen solas. Nunca llevo una línea escrita, pero ya me diréis aquí: ganas de saber cómo se ha construido, qué vértigo pudo sentir al comprar sello tras sello para hacerse tan grande, cómo administra su tiempo teniendo marcas como Plaza Janés, Grijalbo, Salamandra, Aguilar, Alfaguara y tantas sudamericanas… Por no hablar de una línea infantil deliciosa.
En sus respuestas siempre hay equilibrio. Quizás —pienso yo— le venga de esos abuelos escultor y pintora, o de su madre bibliotecaria, de su ancho mundo que arrancó en Oxford con licenciatura en Economía, de sus años de gestión, de su concepto de la belleza, la creatividad, la búsqueda de nuevos talentos, el interés por el futuro, el abrazo a todo lo nuevo…
Aquí es cuando me respondo yo: la vida es un todo, la suma de tantas cosas, sobre todo si se han vivido de forma nutritiva. Así lo ha hecho Nuria. Y así la encuentro en su despacho de Barcelona, con esa sonrisa ancha que la define. Una maravilla. ¡Espero que disfrutéis de esta charla tanto como yo!