''Mi tía decidió abrir un salón de belleza con el dinero que pudo ahorrar cuando estuvo viviendo en Irán. Al regresar a Afganistán, quiso hacer algo por sí misma y por otras mujeres. En ese momento, yo tenía 18 años y trabajaba para apoyar a mi familia con los gastos del hogar'', cuenta Kobra desde Kabul, capital del país.
El salón de belleza donde Kobra ejercía como manicurista comenzó a prestar sus servicios en 2013. Pide que, por seguridad, no se haga público el nombre del establecimiento. Tras 10 años de trabajo han cerrado sus puertas a causa del decreto emitido por los talibanes a través de un comunicado del Ministerio para la Prevención del Vicio y la Propagación de la Virtud el pasado 24 de junio.
''Todas las empleadas estamos devastadas, también nuestras clientas. Ha sido un golpe muy duro. El último día, cuando fui al salón a recoger todas nuestras pertenencias, estuve llorando sin parar al ver cómo se estaban destruyendo cada uno de los sueños por los que habíamos trabajado durante todos estos años'', relata.
La medida fue ordenada por el líder supremo de los fundamentalistas, el mulá Mawlawi Haibatullah Akhundzada. El régimen alegó, entre otras cuestiones, que las mujeres gastaban excesivas sumas de dinero en bodas; lo que resultaba insostenible para muchas familias empobrecidas, y que algunos servicios ofrecidos por este tipo de negocios no cumplían con la ley islámica.
''Nos sentimos muy mal porque no hemos hecho nada malo para tener que cerrar. El salón ha estado abierto durante 30 años'', explica Saira (nombre ficticio), una trabajadora del Rukshar Beauty Salon en Kabul, que prefiere mantenerse en el anonimato. ''Tras esta decisión, solicitamos al Gobierno que abra nuestros salones, porque muchas personas se han quedado sin trabajo'', continúa.
El coste económico… y humano
El número de aperturas de salones de belleza en el país asiático se incrementó de manera significativa durante los 20 años de intervención de Estados Unidos y la OTAN, que comenzó en octubre de 2001 con el objetivo de combatir a los terroristas de Al Qaeda tras los atentados del 11 de septiembre.
Ante la situación actual, desde la Cámara de Comercio e Industria para las Mujeres de Afganistán estiman que alrededor de 12.000 salones de belleza, donde trabajaban unas 60.000 mujeres, ya no prestarán sus servicios. Esto provocó que decenas de ellas se echaran a las calles para protestar en contra de la prohibición, pero fueron reprimidas con violencia por parte de las fuerzas de seguridad.
''La mayoría de estas mujeres contribuyen a la economía del hogar. Se habla de los 60.000 salones de belleza registrados, pero hay otros muchos sin registrar. Cada salón de belleza ha dado empleo a un mínimo de 10 trabajadoras. Cada una de ellas sostiene a una media de entre tres y cuatro miembros de su familia y, en algunos casos, incluso más'', explica Nilofar Ayoubi, periodista y activista afgana exiliada en Polonia tras ser amenazada y hostigada por los talibanes.
Según Ayoubi, esta decisión se trata de ''otra catástrofe más''. Y es que desde su llegada al poder, los talibanes han interpuesto una serie de medidas que han minado cada vez más los derechos de las mujeres, pese a las promesas iniciales de establecer un sistema de Gobierno más moderado del que imperó en la década de los noventa.
En el informe conjunto del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y el Grupo de Trabajo sobre la Discriminación contra las Mujeres y las Niñas, se refleja que estas se encuentran expuestas a una situación de extrema gravedad, siendo la peor que se vive a nivel mundial. Las voces expertas hablan ya de un ''apartheid de género'' debido al ataque generalizado que padecen como una forma de sometimiento y aislamiento total.
''Las restricciones y prohibiciones no se detendrán aquí. Los talibanes están intentando borrar a las mujeres de la sociedad. Nos tratan como enemigos'', opina Sofia Hamid, periodista afgana. ''Esta prohibición será un desastre para la economía'', señala, y también a nivel humano. Y es que, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), las personas que viven en situación de pobreza en el país pasó de 19 millones en 2020 a 34 millones en 2022.
Más que una cuestión de belleza
Aunque todavía es posible encontrar productos de higiene y cuidado personal en tiendas o supermercados, muchas temen que obtenerlos sea cada vez más difícil. Sin embargo, algunas afirman que esta posibilidad nunca podrá sustituir a los salones de belleza, pues muchos productos y equipos son especializados. Tampoco podrán sustituir lo que suponía para ellas poder encontrarse en este tipo de espacios.
''Los salones de belleza eran un lugar para hablar y poder pasar tiempo fuera de casa. Un lugar seguro para reunirse con amigas y ser felices'', explica Hamid. ''Era el único lugar donde las mujeres podíamos olvidar las penas y los malos momentos que hemos vivido'', menciona Kobra.
''La vida para las mujeres en Afganistán se ha vuelto completamente oscura. Me atrevo a decir que no escucho ni leo ni una sola palabra de las feministas, de las que se dicen defensoras de los derechos de las mujeres, incluso los medios de comunicación son selectivos con las noticias que comparten. La historia los juzgará'', critica Ayoubi.
Las mujeres afganas se ''sienten abandonadas''. Los salones de belleza eran unos de sus últimos reductos de libertad y refugio en medio de la adversidad. Tras su cierre definitivo, muchas creen que han perdido todo lo que les quedaba y encaran un nuevo desafío para mantener su autonomía en un contexto de incertidumbre, violencia y persecución.
''En nuestro país no se respetan los derechos de las mujeres ni los derechos humanos, y el mundo entero sigue en silencio. Si protestamos; nos detienen, nos golpean, nos acosan, y al final, no pasa nada especial'', cuenta Kobra. ''La situación es muy difícil para las mujeres en Afganistán, solo esperamos que algún día podamos alcanzar nuestras metas y lograr nuestros sueños’’, concluye Saira.
Así ha cambiado la vida de las mujeres afganas
Desde el 15 de agosto de 2021, momento en que los talibanes se hicieron de nuevo con el poder, esto es lo que ha pasado respecto a sus derechos y libertades hasta la fecha:
- Septiembre de 2021: segregación por sexos en las escuelas.
- Marzo de 2022: cierre de escuelas de educación secundaria femeninas.
- Mayo de 2022: deben cubrir su rostro, obligatoriamente, en espacios públicos y la televisión. Tampoco pueden viajar solas sin acompañante masculino.
- Noviembre de 2022: no pueden acceder a parques, ferias, gimnasios y baños públicos.
- Diciembre de 2022: prohibición de estudiar en universidades públicas y privadas hasta nuevo aviso. También se prohíbe que trabajen para organizaciones no gubernamentales nacionales e internacionales.
- Febrero de 2023: doctoras y trabajadoras sanitarias deben vestir el hijab islámico durante toda su jornada laboral.
- Junio de 2023: se decreta la orden de cierre para todos los establecimientos de peluquería y estética.
- Julio de 2023: prohibición de presentarse a los exámenes de acceso a la educación superior.