Gala González (A Coruña, 1986) es ese perfil de mujer en el que toda niña fashionista sueña con convertirse. Es todo un icono de estilo, y no por ser sobrina de Adolfo Domínguez, ella se lo ha trabajado desde muy joven, de hecho, es una de las primeras influencers españolas.
Estudió Moda en Londres y lanzó su propio blog, Amlul, que hoy también es el nombre de su marca de ropa. Ha protagonizado campañas de moda y spots para televisión y en sus redes sociales cuenta con 1,7 millones de seguidores. Por ello, Gala González puede presumir de ser un referente para todas las aspirantes a it girl.
En una conversación con magasIN define su estilo como effortless (en cuanto a armonioso), elegante (que no clásico) y ecléctico y en su bolso nunca falta un bálsamo para los labios. Un plan perfecto para ella es ir a comer un postre donde hagan tartas y un look para acertar en cualquier evento incluye un vestido tipo asiático que tienen en AMLUL y que se abre hasta la cadera. Ella se lo pone con pantalones y Converse, pero también para ir a bodas.
[Gala González diseña las nuevas zapatillas de Pompeii: hablamos con la 'influencer']
Si le preguntas por una mujer que le inspire, no duda, Charlotte Ashley. Tampoco para decir que un sueño que le queda por cumplir es viajar a Japón.
Seguimos hablando con Gala González para conocer más de ella y empezamos por el principio.
Estudió Moda en la Universidad de Artes de Londres. ¿Qué le atraía de este mundo? ¿Con qué soñaba antes de empezar sus estudios?
Pues yo quería ser locutora de radio, pero empecé Periodismo y el primer año ya me desmotivó bastante. En ese momento, como la gente no estudiaba Moda, mi idea era hacer Periodismo y luego un máster en Moda, pero directamente pasé al plan B y por eso me fui a Londres.
En España ahora sé que hay muchas opciones, pero en ese momento había dos o tres facultades, ni siquiera era un título privado, entonces no me daban la posibilidad de tener un futuro aquí en España. Por eso me fui a Londres. También porque Londres ofrece muchas posibilidades a jóvenes diseñadores, internships y opciones que no existían.
Es una de las primeras influencers españolas. Comenzó con el blog Amlul. ¿Qué significa Amlul (si es que significa algo)?
Esta es la pregunta que siempre me hacen y a la que por desgracia no puedo responder como a lo mejor los demás esperarían o le gustaría porque no tiene una historia tan bonita o tan especial como la de otras personas cuando eligen un nombre.
Es el primer nickname o nombre que utilicé en redes sociales hace mucho tiempo, en la época del Fotolog. Y ahí se quedó. Se quedó por eso, porque era una palabra que sonaba bien en todos los idiomas. Aunque yo no entendía de marketing, ya tenía cierta visión a largo plazo en la que entendía que tenía que pronunciarse por lo menos de manera similar. Entonces, para mí ese fue el motivo por el cual quise conservar ese nombre.
Luego, en un viaje a India, descubrí que hay una empresa de lácteos que hacen helados que se llama Amul. Es muy divertido. De hecho, ahora en mi último viaje a India, me hice una foto y dije: 'Hombre, mira, el primo hermano de Amlul pero de otra cosa'.
Antes de seguir hablando de Amlul y preguntarle por la marca, quería hacer un paréntesis para hablar de su etapa como directora creativa en Adolfo Domínguez. ¿Qué aprendió de esta experiencia?
Pues en esa experiencia aprendí muchísimo porque tenía 20 años, no tenía ni idea de lo que era dirigir un equipo y mucho menos a personas que me sacaban una o dos décadas. Entonces la verdad es que fue un periodo complicado para mí porque tuve que madurar en muy poco tiempo, cuestión de meses, y asumir retos y situaciones con las que yo no estaba familiarizada. Y nadie me había preparado en el colegio, en la vida ni nada.
A la vez poder trabajar con un familiar tiene una parte que es muy bonita porque tienes una relación muy cercana en la que te sientes con esa posibilidad de preguntar más, pero a la vez tienes una mayor responsabilidad, porque creo que hay más ojos pendientes de ti para ver si realmente eres capaz de honrar a ese compromiso que has adquirido o no, y si realmente tienes lo que se necesita.
Siempre digo que en mi familia tengo un montón de primas y de personas que perfectamente podían haber tenido esa oportunidad, pero estoy agradecida de que fuese mi caso porque me costó decidir que quería trabajar en moda. Entonces poder aprender de alguien que ya tiene experiencia, sobre todo en mi entorno, que a nivel de amigos y amistades no conocía a nadie que se dedicase a ello o que quisiese dedicarse a ello, fue algo de lo que realmente estoy muy agradecida.
Volviendo a lo anterior, doce años después de lanzar el blog y habiendo pasado por Adolfo Domínguez crea su propia marca a la que también llama Amlul. ¿En qué momento decide lanzarla?
Pues al principio no quería. De hecho, fue algo como que dilaté bastante porque la primera oportunidad que tuve fue con mi tío. Con 23 años me dijo: 'Oye, ya llevas cuatro años trabajando aquí, ¿te planteas tener lo tuyo?'. En ese momento dije: 'Tengo 23 años, tengo que ver el mundo, tengo que hacer un montón de cosas, no'. Y lo que hice fue intentar hacer el mayor número posible de colaboraciones de diseño para poder tener la experiencia, tocar en otros puntos, por ejemplo joyería o marroquinería. Otras cosas que a lo mejor cuando estudias Diseño de moda, lo das un trimestre, pero no profundizas y descubre que también es muy interesante.
También porque esperé primero a tener la financiación económica porque sabía que quería que fuese un proyecto mío. De hecho, es 100% mío. No tenemos financiación externa de ningún tipo. Y quería hacerlo con la mayor responsabilidad, porque por desgracia, creo que hay una idea preconcebida de que la moda es un sector bastante fácil, que no sacrificado, que eso lo sabe todo el mundo, pero como más fácil lo que es.
Siempre digo que uno debe dedicarse a moda o estudiar moda, no porque esté de moda, sino porque es tu pasión y las horas extras no las vas a ver como suplicio, sino que las vas a disfrutar.
Si es que lleva mucho de pasión también.
Esto es muy vocacional, es una profesión totalmente vocacional. Por eso creo que hay mucha gente que se siente decepcionada o desilusionada cuando empiezan a trabajar en esto, porque tenía una idea mucho más romántica, más divertida. Creo que también la televisión ha contribuido bastante a esto y la persona que lo desconocía se encuentra con una realidad completamente diferente.
Pero bueno, aquí creo que hasta, por ejemplo, la persona que lleva finanzas es una persona que siempre ha dicho 'quiero trabajar en esta empresa porque me encanta la moda, no solamente los números'. Para todo el mundo que forma parte del equipo es muy vocacional.
¿En qué se inspiran las prendas de AMLUL? ¿Son para todas las mujeres?
Siempre me gustaron mucho las marcas australianas y aquellas que hacen más las colecciones de resort, que es más entre tiempo, porque me di cuenta de que en el mercado, por lo menos en España, se consumía mucho fast fashion.
Y bueno, yo siendo de La Coruña, pues lo vivo muy de cerca y creo que está muy bien poder democratizar la moda y que todo el mundo tenga acceso, por supuesto, pero también tenemos que ser muy conscientes de lo que consumimos y habíamos llegado a un momento en nuestras vidas que ya estábamos comprando un vestido para el viernes y ya ese vestido del viernes, el sábado no quieres volver a verlo.
Y pensé, ¿cómo podemos ofrecer un producto que sea diferente para esa mujer o ese hombre? Porque también tenemos clientes masculinos que buscan prendas de calidad. Tampoco queríamos reproducir esa idea de que te compres algo y digas "pues un vestido para una boda y ya está", sino que la misma prenda tenga varias utilidades y a la vez que tenga responsabilidad socioambiental y económica.
Porque queremos también poder dar tejidos buenos. Es decir, un consumo un poco más como se hacía antiguamente, que la gente tenía menos cantidad, pero le daba mucho más uso y bueno, de alguna manera, contribuir a una moda más sostenible. Me imagino que ya todo el mundo lo sabe, la industria de la moda es una de las que más contamina.
Entonces, pues a través de pequeños procesos, desde trabajar con equipos locales, estás contribuyendo a crear puestos de trabajo y por lo menos mantenerlos. Porque, por ejemplo, las costureras ya son un oficio que está casi desapareciendo y eso es lo que más nos cuesta a todos los que estamos diseñando, el tema de los talleres. En España no hay personas que cosan, ya se está perdiendo esto y de hecho hay pocos talleres, están saturados, es complicadísimo y, bueno, de alguna manera, pues seguir dándoles trabajo.
Y también desde fuera ahí mostrar el poder del Made in Spain, que siempre digo que tenemos que creérnoslo más. Porque los de fuera se lo creen totalmente y a veces a nosotros nos cuesta justificar el porqué una prenda cuesta lo que cuesta, pero si tú desglosas todos los gastos asociados a la producción de esa prenda, entiendes que son salarios mínimos, justos y algo que cuesta menos y que dices que es sostenible o ético, no es verdad. Es una publicidad engañosa.
La idea de piezas de mejor calidad y duraderas es una de las claves del lujo, ¿no? Ha colaborado con grandes marcas ¿se identifica con ellas?
Claro, pero también me costaba mucho poder justificar que un vestido cueste 3.000 €, hombre son maravillas, entiendo que valen esos precios. Pero es verdad que, por desgracia, la gran mayoría de la gente nunca va a poder acceder a ese tipo de prendas. Entonces la idea también era dar un producto que sea lo más de mayor calidad posible, a un precio lo más justo posible.
Y accesible también.
Exacto. Es decir, mira, te puedes comprar cuatro jerséis o (me lo invento) cinco de una marca de fast fashion o uno nuestro, o un vestido nuestro. Pero también ten en cuenta que en tu armario no te hace falta tener tanta ropa que luego vas desechando. Todos sacamos ropa todos los años que no nos ponemos. Entonces es eso, volver a utilizar un armario más práctico.
Además de esta faceta de empresaria no ha dejado de trabajar en redes sociales. ¿Cómo hace para que le de tiempo a todo?
Pues no me da. Entonces cuando la gente me dice: 'No tengo tiempo para tal, no me da la vida'. Y yo les digo: 'A mí tampoco me da la vida y nunca me verás decir que no me da la vida'. Creo que es una cuestión de tener la actitud positiva y nunca pensar que se te hace bola y que tienes demasiado.
También porque yo soy de las personas que a mí un no me motiva para llegar a un sí, que si no estoy haciendo nada me entra el estrés porque no estoy haciendo nada, entonces tengo que estar todo el rato ocupando mi tiempo y creo que también es muy vocacional y de personalidad.
Es que a mí me encanta poder dedicar todo el tiempo que no le dedico a las redes sociales, a un proyecto que me apasiona y siempre digo: 'Y el día de mañana seguramente me meteré en otro proyecto y otro proyecto, o sea, sé que es infinito, no acaba'.
Por último, el 21 de junio participó en el evento "Excellence Congress, Meta: liderazgo y creación de contenidos". ¿Por qué es importante hablar de estos temas en este tipo de eventos?
Bueno porque creo que hay bastantes visiones confusas. Creo que hay bastantes preguntas sin resolver o ideas preconcebidas entre mucha gente y creo que es importante siempre educar e informarse y compartir la información. Así que creo que es muy importante que existan charlas así.
Sobre todo ahora porque las redes son como una rampa tan potente... Es un método de venta para marcas de todo tipo y sobre todo las de lujo.
Antes la gente a lo mejor compraba una sudadera o unos calcetines por Instagram o por internet, pero comprar artículos más caros producía más miedo y ahora desde la pandemia han cambiado los hábitos de consumo.