Para el tercer episodio de 'Arréglate que nos vamos', Cruz Sánchez de Lara y Charo Izquierdo mantienen una charla íntima, inspiradora, divertida y salpicada de risas y emociones con una mujer que cuenta con "uno de los testimonios más bonitos" que la vicepresidenta de EL ESPAÑOL asegura haber escuchado en su vida. Porque, asegura, Samira Brigüech es "un referente, un ejemplo".
[La melillense Samira Brigüech: de la pobreza extrema a la filantropía y el éxito empresarial]
Directora general de la agencia de marketing, comunicación y relaciones públicas Samira & Sineb, Brigüech cuenta con un equipo de 15 personas con el que desarrolla proyectos en España, Portugal, Marruecos y Latinoamérica.
Desde 2007, la 'Top 100' es presidenta y fundadora de la Fundación Adelias, en la que trabaja para el desarrollo de iniciativas de carácter social y humanitario enfocadas a la infancia. En ella, cuenta con más de 400 voluntarios, entre ejecutivos, empresarios, jueces, médicos y enfermeras, que colaboran para dar vida a sus proyectos.
Pero la vida de Brigüech no fue siempre una historia de alegre. Mientras la relata, sus ojos todavía reflejan la inocencia y la tristeza de esa niña que "no era feliz". Se escapó de su casa, en Melilla, "porque quería triunfar en la vida". Un impulso desesperado por dejar atrás una realidad que, estaba segura, no era la que ella quería. "Hoy en día se habla de TDH. Yo era la burra de la clase, era la última, la que no se enteraba de nada y de la que se reía la gente", recuerda.
Asegura que "no brillaba" por aquel entonces, algo que cuesta creer al tener enfrente a la mujer que es hoy. Diríamos, para ser justas, que la empresaria todavía no había descubierto la fuerza de su brillo. No había llegado "su punto de inflexión", como lo denomina Charo Izquierdo.
Un momento que tiene lugar en Madrid, ciudad en la que Brigüech se reinventa por primera vez. "Un día, viendo el telediario, me iluminé. Salían unas chicas de El Corte Inglés, monísimas, superbién vestidas, que se comían el mundo. Pensé: '¿Eso es en Madrid? Yo tengo que ir a Madrid, ahí es donde se triunfa, claramente'.
Los primeros años en la capital no fueron nada fáciles, pero desde entonces hasta ahora, se ha producido un cambio radical. Sánchez de Lara afirma con orgullo que es "una mujer que realmente vino a triunfar y ha triunfado". La melillense puede decir algo que no está al alcance de la mayoría: "He conseguido prácticamente todos los sueños que tenía".
Unos sueños que, desde que vio en la televisión de su casa a esas chicas bien peinadas hasta hoy, han cambiado mucho. Tanto como ella, que tiene claro que las cosas se agotan. Por eso, ha estado reinventándose cada pocos años. "El triunfo para mí era lo básico y poco a poco fue ganando más glamour, iba subiendo de nivel. Cada vez me sentía más triunfadora porque cada vez vivíamos mejor yo y mi familia. Después, me fui volviendo más ambiciosa", cuenta.
Una ambición que ha llevado a Brigüech a cambiar la vida de cientos de personas a su alrededor en su búsqueda por ser útil. Porque estamos ante una historia de reinvención y suerte, pero, sobre todo, como asegura Sánchez de Lara, si algo distingue a su amiga es la generosidad con la que ha dado cada paso.
En su camino al éxito, Brigüech descubrió que no podía llegar sola al sitio al que quería llegar; que cuanto mejor vivía la gente de su alrededor, mejor vivía ella. Asegura que en cada uno de sus pasos ha sido clave decirse a sí misma "piensa, Samira, piensa. ¿Qué puedes hacer por ti y qué puedes hacer por los demás en este momento tan catastrófico?" Y, afirma convencida, "en el momento en el que piensas en ti y también piensas en los demás, sucede la magia".
Esta conversación entre amigas que es este episodio de 'Arréglate que nos vamos' versa sobre una idea clara: llegar a la cima sola no es tener éxito. Leitmotiv de magasIN y de este pódcast, que quiere ser, como define Sánchez de Lara, esa "ladera perfecta para que todas y todos tengamos un espacio para compartir, un espacio amigo, un espacio para crecer, para apoyarnos y para dar voz a mujeres como Samira, que nos enseñan que aunque tengamos las condiciones más extremas, aunque conozcamos el hambre y la privación de lo básico, podemos conseguir nuestro triunfo, porque la definición de triunfo está en la cabeza y en el corazón de cada uno".