Hace poco más de un mes Loida Zabala levantó 101 Kilos de peso batiendo un récord de España. Ha sido 18 veces consecutivas campeona de halterofilia en nuestro país, es la vigente campeona de Europa y ha participado en cuatro Juegos Paralímpicos, obteniendo cuatro diplomas.
[Competir, arbitrar y entrenar: ocho referentes del deporte femenino rompen los techos de cristal]
Por si esto fuera poco, ofrece charlas motivadoras en colegios y empresas, y atiende cada día en el 012, el servicio de la Comunidad de Madrid, gestionado por Ilunion.
Nacida en Navalmoral de la Mata, en Cáceres, en el 87, ha vivido en Losar de la Vera, su pueblo de toda la vida, con sus padres y su hermano hasta que su vida cambió de manera inesperada cuando apenas contaba con 11 años. Tras meses de pruebas médicas, debido a fallos de psicomotricidad, la extremeña fue diagnosticada con una mielitis transversa, que la mantuvo cuatro meses en una cama de hospital.
Nos trasladamos hasta el edificio Ilunion, desde el que se atienden las llamadas al 012, el servicio de Información y Atención al Ciudadano de la Comunidad de Madrid. Entre los cientos de agentes, que atienden las miles de llamadas diarias, perfectamente ordenados en diferentes departamentos, nos encontramos con Loida Zabala en el servicio 'A tu lado' y esperamos a que finalice la conversación telefónica que mantiene. Le preguntamos cómo les ayuda al otro lado del teléfono.
“Sé cómo se sienten y lo que hay que hacer para superarlo. Entonces, todas esas herramientas que he aprendido, con las experiencias de todo tipo que he vivido, me sirven para ayudar a los ciudadanos y ciudadanas, y para mí es muy emocionante cuando ya después de un tiempo, me vuelven a llamar y me dicen que han salido de esa situación que me habían contado. Es muy gratificante”, asegura la deportista con una enorme sonrisa.
Te defines como deportista, actriz, modelo y conferenciante, ¿te sientes cómoda en estas cuatro vertientes?
Sí, en todas. No siento que sean trabajos, sino que son como un hobby, igual que el 012...
Te has preparado incluso para ser actriz.
Empecé a formarme en 2015 y para mí ha sido lo mejor que he podido hacer, porque como deportista hay muchas emociones que no sabía expresar, y gracias a la interpretación he podido ser más humana y experimentar emociones intensas, que como deportista no me permitía.
Y como conferenciante...
Las conferencias me encantan porque es una manera de ayudar a los demás a comprender la vida, a que vean cómo llegar al éxito, sobre todo a que disfruten del camino hasta conseguir una meta. Trabajar con gente que comprende los valores del deporte también es muy especial en mi vida.
¿Cuál ha sido tu última conferencia?
La última conferencia fue la semana pasada para un grupo de abogados y fue muy emotiva porque es verdad que ellos como abogados ayudan a un montón de personas y que tienen muchos proyectos en mente que a lo mejor no han puesto en marcha por ciertas circunstancias, y este tipo de conferencias les puede ayudar mucho.
¿Por qué consideras importante compartir tu experiencia de vida?
Es muy importante, sobre todo, en los colegios, ya que hoy en día los niños no le dan tanta importancia al deporte. Y en el caso de las niñas jóvenes, abandonan antes el ejercicio y se dedican más a las redes sociales.
Desafortunadamente, muchas mujeres lo dejan muy pronto. Pienso que es importante porque el deporte te aporta muchísimos valores y se puede combinar perfectamente con los estudios. Al final, te hace sentir activo e incluso rindes más en el día a día.
Tuviste una infancia normal, pero con 11 años tu vida cambió.
Eso es. A veces me preguntan si cambiaría esa experiencia, y siempre digo que no, porque aprendí muchísimo. Después de estar en esas cuatro paredes de esa cama de hospital, me di cuenta de todas las cosas que tenía, de todos los regalos que da la vida y de que no lo estaba valorando suficiente.
Cuando me senté en mi primera silla de ruedas y me confirmaron que por fin ya podía salir del hospital, para mí fue una de las experiencias más emocionantes de mi vida.
La mayoría de las personas podéis intuir cómo me sentí, si lo comparáis con el momento que pudisteis salir en la cuarentena de la Covid-19.
Ya por fin, podía salir a la calle y notar la brisa en la cara, socializar en una cafetería, hasta oler el café recién hecho, ya que en el hospital no tenía oportunidad.
Fue algo muy especial para mí, nada traumático, pero no comprendía las caras de mis familiares, porque ellos sí que los veía tristes, apenados, y con incertidumbre, pero no entendía por qué, porque yo estaba tan feliz de poder volver a sentarme.
Y ahí, es donde empezaron a enseñarme, a vestirme, a pasarme al coche, a la ducha, todas esas cosas, con las que yo ni me imaginé que podría volver a ser independiente.
En el hospital, todos los niños teníamos una hoja en la cama donde nos decían los especialistas lo que podíamos y no podíamos hacer. En mi caso, me dijeron que eso tardaría en completarlo varios meses y tardé dos semanas, pero fue como mi primera meta especial de vida.
¿Cuándo te diste cuenta de que lo tuyo era el deporte?
Me di cuenta con el tiempo de que las pesas me ayudaban mucho a mejorar mi independencia. Por ejemplo, para subir una cuesta, pues se necesita fuerza para subir la silla del coche también. Me enganché a las pesas por eso, por cómo me hacía sentir y por cómo me ayudaba en mi día a día.
A los 18 años, me dijeron en el Hospital de Toledo, que es donde me senté por primera vez, que si tanto me gustaban las pesas, porque no hacía halterofilia. Y lo probé. Y desde entonces han pasado 17 años, y sigo enganchadísima.
Diste el paso a la halterofilia y un año más tarde te fuiste a Asturias para mejorar tu entrenamiento.
Me fui a Asturias porque al final, a nivel técnico no podía avanzar. Y la técnica es muy importante porque en una competición sí levantas el peso, pero no lo haces correctamente, es nulo, y no te sirve para nada.
Cuando se lo dije a mi madre, se llevó las manos a la cabeza, porque claro, yo sí que era independiente en el aspecto personal, pero no sabía cocinar y no sabía hacer nada, ni siquiera poner una lavadora. Le dije que no se preocupase, que son cosas que se aprenden y ya está. Y me fui a Asturias a la aventura yo sola. Nueve años mejorando mi rendimiento deportivo.
Después volvía a mi pueblo, y en 2015 me ofrecieron ir a México. Nada menos que mi ídolo, Amalia Pérez, que es una mexicana campeona paralímpica en halterofilia. Imagínate cuando se lo dije a mi madre la que se montó en casa...
Estaban todos en contra de que fuera a México porque estaba muy lejos, y era otro tipo de entrenamiento totalmente distinto. Pero sabía que iba a aprender de ello y al final fue una experiencia.
Al principio, fue muy duro porque estaba sola en un país completamente distinto, pero fue muy gratificante porque aprendí muchísimo de ella. Está experiencia acabó en el Open de las Américas, al que fui con mucho miedo porque todo el mundo me decía que era muy difícil y conseguí el oro.
Esta es una de las experiencias que me gusta contar en las conferencias, porque en infinidad de momentos de la vida la gente te va a decir que tu proyecto es una locura y que no lo lleves a cabo, pero es que no hay que quedarse con ese: 'Y si... lo hubiera intentado, ¿qué hubiera pasado?'.
Por eso tú dices que sí ante cualquier reto
Soy consciente de que voy a aprender. Es que al final, independientemente de que salga bien o mal, si vas a aprender de ello, ¿por qué no hacerlo?
¿Cómo era la técnica en México?
La técnica de levantamiento ya la había adquirido en Asturias, pero había muchos ejercicios de musculación que todavía no había aprendido. Y pensé que por mi discapacidad, por el poco equilibrio que tengo en algunos ejercicios que no podía hacerlo y gracias a ella pude aprender.
Sufriste un percance con tu pareja antes de ir a los Juegos Paralímpicos de Londres 2012.
Un mes antes de ir a Londres 2012, a mi pareja de ese momento, le entró un brote de locura, que no había pasado nunca. De hecho, llevábamos dos años y medio viviendo juntos y yo no había captado ninguna señal de que algo fuera mal.
Fue un momento muy complicado, de mucha tensión, de mucha adrenalina. Una de las veces, me levantó por alto, me puso bocabajo y yo sabía que si caía de cabeza me podía hacer mucho daño. Cuando me dejó caer, puse mi brazo para no darme en la cabeza y me lesioné el brazo. Fue un momento muy complicado para mí, porque yo quería ir a competir a Londres. Me había estado preparando durante cuatro años para ello.
Me afecto mucho y no entendía cómo me sentía emocionalmente. Quizás en aquel momento me hubiera venido muy bien llamar al 012 mujer, para comprender qué me estaba pasando interiormente. Pero yo no tenía ninguna herramienta, no tenía ninguna información acerca de esto, así que lo que hice fue centrarme en el deporte, obviamente, después de denunciar. Tras dos semanas y media, pude recuperar el brazo a pesar de que me decían que era muy difícil y pude ir a Londres.
Yo siempre lo digo, que muchas veces nos vamos a encontrar con situaciones muy difíciles en nuestra vida, en las que vamos a caer en un pozo y podemos llegar a ser resilientes saliendo de esa experiencia y siendo incluso mucho más fuertes. Entonces, es importante centrarse en esas metas que queremos conseguir, en vez de en aquello que nos acaba de ocurrir en ese momento.
¿Cómo podemos acabar con la lacra de violencia de género?
Yo pienso que es muy importante visibilizar los casos, y hablar de ello. Varios años después de lo que me pasó, mi expareja, esa pareja que me maltrató, me escribió queriendo volver conmigo y obviamente me negué en rotundo y me dijo que no me había maltratado, que él sólo me había empujado hasta que fue suficiente.
Ahí es donde me di cuenta de que realmente sí que hay que visibilizarlo más, porque mucha gente no tiene consciencia de qué es un maltrato y del daño que puede hacer física y psicológicamente. Afortunadamente, sí que pude pasar página. Llevo más de tres años conviviendo con mi actual pareja, y gracias a él me he dado cuenta de que se puede pasar página y continuar con la vida.
¿Qué tiene la halterofilia que no te de otro deporte?
Tanto en competición como cuando entreno me siento viva y enérgica. Y es que realmente lo primero que hago en el día es entrenar antes de cualquier evento, conferencia o trabajar en el 012, porque después me hace sentir muy positiva y activa. Entonces como que me da la sensación de que puedo con todo el día y efectivamente.
¿Cómo te preparas para una cita paralímpica? Tu categoría es 50 kilos. He leído que lo peor es la dieta.
Eso es, porque es muy complicado. Por ejemplo, en el último campeonato de España me costaba entrar en el peso, entonces estuve 24 horas sin beber. Fue muy difícil porque además ese día hacía mucho calor y sí que me mareaba un poco. Antes de competir se pasa por el pesaje oficial, y después me hidrato bien y me bebo suero y ya estoy completamente nueva.
Hoy vives en Madrid y entrenas con Óscar Sánchez.
Eso es. Además, con él tengo una fundación en común, y con ella tenemos bancas en el Hospital de Toledo, que es donde me enseñaron este deporte y allí estamos entrenando a muchos pacientes del hospital. Estamos ayudando a muchas personas que acaban de tener un accidente o una enfermedad, y les damos una nueva visión: con la discapacidad sus vidas pueden cambiar, pero pueden ser incluso mejor de lo que eran antes.
Te estás preparando para Dubái en agosto, y para París en 2024
Estamos ya clasificados, pero hay que seguir manteniéndose en el ranking. Estoy trabajando muy fuerte para incluso subir puestos. Ahora tengo Dubai y el año que viene tenemos dos copas del mundo, antes del resultado final del ranking mundial.
¿Cuál es tu trabajo en el 012?
Todavía me sigue sonando raro el hecho de que se diga que vengo a trabajar porque me gusta tanto, que es como un hobby para mí, porque se trata de ayudar a los demás. Cuando me enteré de que estaban buscando gente en Ilunion, pensé que esta es la mejor herramienta para ayudar a los demás.
Yo había empezado la carrera de psicología porque me interesa muchísimo. Cuando a los pocos meses de entrar, me ofrecieron la posibilidad de entrar en el programa 'A tu lado', me puse a llorar de felicidad, fue algo emocionante para mí, porque es en lo que me he estado formando (se emociona).
¿Cuántas llamadas sueles atender al día?
Depende del día. Influyen muchos factores: cuando hace peor tiempo, la gente se pone peor, o incluso cuando hay un festivo y no han podido hacer planes. Se comen más la cabeza. Y nosotros estamos para eso, para ayudarles a sentirse acompañados y para proporcionarles esas pequeñas herramientas que vamos aprendiendo.
¿Les atiendes y les derivas a especialistas?
Depende de la situación. Porque por ejemplo, si entra una persona que está a punto de suicidarse (incluso me estoy formando en esto también porque me interesa muchísimo) pero si es un caso muy extremo, obviamente se pasa a emergencias. Si es un momento extremo en el que una mujer está con su maltratador ahí, los especialistas son mujer 012.
En salud mental tenemos un problema, ¿no?
Se habla mucho del número de muertes que hubo por el Covid pero no se habla de todos los suicidios que hay. Y es que la psicología es algo esencial y la salud mental importantísima. Nosotros recibimos muchas llamadas. Mucha gente no se puede permitir un psicólogo privado y una cita te la dan de aquí a tres meses, y obviamente se necesita ya en ese momento. Sí que es algo que hay que visibilizar mucho.
¿Cuál es la clave del éxito en la vida?
La clave del éxito realmente es disfrutar de todo lo que haces, porque pienso que así ni siquiera necesitas las vacaciones porque ya estás disfrutando de cada momento de tu día. Y si no has encontrado todavía aquello que te encantaría hacer, no te preocupes demasiado, porque tarde o temprano llega. A mí lo de la interpretación, lo de la psicología, todo eso me ha llegado ya en la edad adulta, pero lo importante es llevarlo a cabo, y no dejarlo pasar, trabajar en ello y disfrutarlo.