'Autoras de palabra con Rosa' se cita con la filóloga y doctora en Literatura Medieval, Elvira Roca Barea, ganadora del Premio Primavera 2023 con su novela Las Brujas y el Inquisidor (Espasa, 2023)
La autora narra el proceso de brujería ocurrido en Zugarramurdi (Navarra) durante 1609. Barea rescata a Alonso de Salazar y Frías, figura histórica relevante, que fue enviado por el inquisidor general Bernardo de Sandoval a Logroño, sede del Santo Oficio.
"Alonso de Salazar es el mejor ejemplo para entender el concepto de lo imposible", explica Barea en su libro. Cómo hemos podido olvidar a un hombre que desde el punto de vista de la aplicación de las leyes es esencial. Pensar lo que supone decir que cuando tengo varios testigos que testifican lo mismo, ni siquiera eso prueba la realidad de los hechos.
[Pilar Urbano: "Hay catalanes que trabajan y no quieren disfrazarse con la estelada".]
Hay que analizar despacio. Pero lo que ocurre es que esto lleva a la gente a la locura, y de la locura a la barbarie, y de la barbarie al linchamiento, y como todo lo que está despojado de la razón acaba en la afirmación: todo es posible y nada me puede sorprender por bárbaro que sea.
Fue capaz de penetrar en lo que ahora la psicología llama la creación de falsos recuerdos. Cómo la gente es capaz de tener falsos recuerdos a partir de una presión social gigantesca, en la que todo el mundo termina viendo la misma alucinación.
Fueron varias las personas acusadas en Zugarramurdi. Un problema vecinal en el que unos acusan a otros de cosas horrorosas y aquellos que sufren presión se confiesan a sí mismas de los hechos más atroces que uno pueda imaginar. Lo que hace Alonso es atravesar ese muro de palabras.
Cuando llega a Logroño es un novato y se pasa meses escuchando y observando. Él se manifiesta cuando realmente ha comprendido y sin estar influenciado por nadie, siendo capaz de analizar y comparar todas las declaraciones, anotando las pequeñas discrepancias en las confesiones.
Hay unas ideas tan equivocadas sobre lo que supuso la caza de brujas en la Europa occidental. Para empezar, la gente proyecta una idea medieval falsa de persecución de brujas en la edad media. La brujería ha existido siempre en toda circunstancia.
Lo que no es universal es que se produjera una persecución generalizada de la brujería que se da por cierta. Se les acusa de hacer cosas espantosas que ponen los pelos de punta y que realmente declararon. Cómo no va a actuar la justicia, ya sea civil o religiosa, ante esas denuncias y barbaridades.
La creencia en la brujería se generalizó por la suma de varios factores:
- - La llegada desde Oriente de una serie de textos que han pasado a la historia como atribuidos a Hermes Trismegisto. Todo lo que pertenece al mundo de los textos herméticos, la nigromancia, que fascinó al humanismo y eso le proporcionó un prestigio al ocultismo.
- - Una guerra de religión, una conflictividad como no había conocido occidente.
- - La imprenta y su capacidad para soltar cualquier grabado representando brujas de todas las formas más oníricas. Grabados que podían ver un número infinito de personas.
Todas las imágenes que tenemos en nuestras cabezas de Halloween entero está ya en la primera mitad del s. XVI. Esas imágenes fascinaron y siguen fascinando. - - Uno de los máximos picos de la edad de hielo, donde hubo inviernos espantosos y años en los que ni siquiera había verano, lo conocido como "La tormenta perfecta".
No se puede separar lo que ha ocurrido en una raya de la otra. En Francia las guerras de religión y las persecuciones fueron más cruentas. En Zugarramurdi había entonces unas 600 almas. En la iglesia tuvo lugar una confesión de más 50 personas.
El párroco hace un auto de fe. Una ceremonia de reconciliación vecinal donde ellas confiesan cosas malas que han hecho y todo el mundo se pide perdón y a partir de ahí la vida debería comenzar en paz.
Pero empieza a haber un linchamiento por parte de los vecinos a la vista de que la inquisición no hizo nada. Y a partir de ese momento fueron los tribunales civiles los que llevarán los casos.
Alonso de Salazar no pudo evitar el proceso de Zugarramurdi, pero consiguió cambiar la legislación. Leyes en las que no se volvió a perseguir a la gente. Gente a la que salvo de sí misma. Si había denuncias atroces al no hacérseles caso, se acumulaban en los Tribunales Civiles.
Después del juicio de Pancorbo en el que hubo 9 condenas a muerte, es cuando la Suprema interviene ante el consejo de Castilla y pasa a ser competencia de la jurisdicción.
A partir de ese momento el consejo de Castilla da la razón a la inquisición. Los tribunales tampoco pueden intervenir. Hay que ir al Santo oficio a denunciar. Como el Santo oficio no acusa denuncia, entonces se acabó la persecución.
Barea afirma que sería maravilloso encontrase con Alonso de Salazar, a quien presentaría sus respetos.
Si tuviera un encuentro con Antonio Venegas, le haría saber su devoción ante un personaje tan increíble como desconocido. Casi un mártir que no recuperó jamás su salud tras enfermar en aquellos inviernos caminando por las montañas, mientras trataba, de averiguar qué es lo que estaba ocurriendo por aquellos pueblos.
Creo que lo que hicieron fue una cosa extraordinaria: oponerse a un estado de opinión pública generalizado.