Delia García (Madrid, 1980) llega a esta entrevista por delante de una enorme pantalla plana de alta definición sobre la que se están moviendo, en un baile hipnótico, Julia Roberts, Penélope Cruz, Lupita Nyong’o e Isabella Rosellini, y lo primero que comparte es la emoción que el nuevo edificio de L’Oréal les produce.
Estamos en el lobby de esta enorme sede de diseño pasivo a la que llegaron en enero, pero subraya que ya tienen la certificación platino. La forma en la que se organizan los equipos en este gigante empresarial es singular también: “Aquí no existen los sitios fijos, es todo open-space [espacio abierto] y hay free-sitting [asiento libre] en lo que denominamos barrios, es decir, en las zonas de trabajo según las divisiones”.
Caminando ya por el primer piso, entre las islas que forman los escritorios, asoman las ramas verdes de las plantas que unen los espacios. “Es importantísimo el ambiente en el que trabajamos. Mirad, aquí también tenemos bubbles, burbujas silenciadas, que son salas insonorizadas para una, dos y cuatro personas”, explica, completando una terminología que, en conjunto, es un auténtico idioma L’Oréal.
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“Estas son las zonas de espera de candidatos”, señala, levantando una mano, y no cuesta imaginar la gran cantidad de personas, no sólo empleados, que pasarán por estas oficinas sólo durante 2023. Se trata, como explicará la directiva más adelante en la conversación, de un conglomerado corporativo. Primer anunciante de España, con cuatro negocios básicos desplegados en 36 marcas, en las categorías de lujo, profesional, consumo y dermatological beauty, en las que trabajan cerca de 90.000 empleados en 150 países.
Delia García, directora de sostenibilidad y RSC, elige sentarse debajo de una pared en la que se lee una frase del fundador de esta empresa, el químico Eugene Schueller, una quote que le gusta especialmente: “Una empresa no se hace con paredes ni máquinas, sino con personas, personas y personas”.
Esta madrileña, [“nací en el año ochenta, aunque internamente me siento veinteañera y soy hija de andaluza y cántabro, así que tengo un poco de norte y un poco de sur”], estudió Ciencias ambientales [“fue una tía mía que trabajaba en Recursos Humanos la que me recomendó esta carrera, que era totalmente nueva en 1998”] y un máster en EOI, pasando después por Mapfre y Garrigues [“la legislación ha cambiado mucho desde entonces, ahora es mucho más exigente, sobre todo en España”], una red agroalimentaria y El Corte Inglés [“he pasado del principio de la cadena al final”], en responsabilidades similares, hasta recalar como directiva de L’Oréal España y Portugal en 2021.
Rápidamente se refiere al lema que más le sorprendió al llegar a su puesto, la idea de “crear la belleza que mueve el mundo”, pero apostilla que esto requiere “mucho sentido del propósito, un esfuerzo colectivo y, sin más rodeos, se trata de transformar la manera de producir”. Exhibe satisfecha un premio reciente, en el que se lee Climate Leaders Awards: “Para mí la sostenibilidad es belleza, y al revés, y por eso estoy aquí”.
Una estrategia en tres pilares
Delia García detalla cómo todo su trabajo pasa en una estrategia internacional denominada L’Oréal for the future, que está articulada en tres líneas de acción: “Primero, la transformación. Todo mi trabajo tiene que ver con la idea de transformar de acuerdo a la teoría de los límites planetarios, avalada por científicos de todo el mundo”. Habla de “una deuda ecológica”, con objetivos como “que todas nuestras fábricas sean neutras en carbono antes de 2025, es decir, mañana [sonríe], y hemos sido el segundo país del mundo que lo ha conseguido en 2015 con la fábrica de Burgos”. También se trata de transformar el uso del agua: “Fuimos el primero en ser water-loop, siendo circulares respecto al agua en todos los lugares de fabricación”.
Su segundo objetivo, explica, “es involucrar a todo nuestro ecosistema de impacto, de tal modo que proveedores, empleados y consumidores” puedan mejorar sus consumos. Por ejemplo, usando etiquetados de impacto en algunas de sus marcas, como Biotherm, Garnier y L’Oréal Paris. También menciona el programa Hairdressers for the Future y el uso de innovaciones “en más de 500 salones”, donde han instalado un watersaver. “Un mecanismo nebulizador desarrollado por una startup suiza con nuestro apoyo, que permite disminuir el consumo de agua”.
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El tercer pilar, cuenta Delia García, sería “elegir las batallas para ir mucho más allá”. Relata cómo han decidido destinar “150 millones de euros en tres causas muy claves: mujeres vulnerables, restauración de ecosistemas y economía circular como palanca”. Sobre la economía circular, subraya la transformación circular, desde los ingredientes hasta la reutilización de los productos ya utilizados. Subraya el reciclaje, con una apuesta clara por el refill o rellenado de productos: “Se trata de dar valor al packaging, hablamos del frasco-joya como el Paradox, de Prada o La Vie est Belle de Lancôme, una práctica importante, teniendo en cuenta sus volúmenes de venta”. También de “escoger productos con menos aclarado”. Además, este aporte económico ayuda a un fondo de innovación con startups para desarrollar estas tecnologías.
Lo no financiero
“Somos la única empresa del mundo reconocida con la triple A de la organización Carbon Disclosure Project, ahora durante siete años consecutivos, y tenemos un equipo a nivel mundial que se lo curra mucho”. Añade cómo “en sostenibilidad ya no hablamos de cero”: “El cero es poco ambicioso, hay que ser Nature positive”. Respecto a su obra social, señala cómo la directora de la fundación, Alexandra Palt, también directora de sostenibilidad a nivel mundial de la empresa, ha impulsado el programa de formación Embellece tu futuro desde el 2016 en España, con más de quinientas personas en situación de vulnerabilidad, para ayudar a mujeres víctimas de violencia de género, al colectivo trans, etc., en colaboración con la Fundación Tomillo, de manera que “la tasa de empleabilidad de todas las participantes en estos cursos supera el 80%”.
Hasta ahora, dice, se ha denominado mal la sostenibilidad, “como lo no financiero, cuando la sostenibilidad es financiera, tiene un impacto en la cuenta de resultados”, enmienda la directora de sostenibilidad de L’Oréal, explicando que su cargo pertenece al Consejo de Administración: “Estoy en el Comité Ejecutivo pero, aparte de esto, existe un Comité de Sostenibilidad con cabezas pensantes en cada división, por ejemplo finanzas. Nos gusta hablar de la triple cuenta de resultados, con los aspectos económicos, desde luego, pero también sociales y medioambientales”.
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En relación a los ODS, destaca especialmente el 12, pero también el 13, el 16, el 5 y el 17. A nivel global, sostiene, nuestra economía tiene que cambiar: “En el 5 todo lo que hacemos se hace pensando en esa igualdad de género. En nuestra empresa existe cero gap salarial, en puestos directivos hay un 60% de mujeres y eso nos ha dado el reconocimiento en equidad reciente de Bloomberg”. Alude a una reciente campaña de L'Oréal “con tres cifras que deberían ser cero”: “178 son los países en los que las mujeres no tienen los mismos derechos que los hombres; 132 años hasta llegar a la paridad al ritmo actual; 49 mujeres asesinadas el año pasado”.
Una mujer a la que admira es Ángela Nieto, la científica española que ha sido laureada a nivel internacional por el programa For Women in Science, pero también le inspiran sus compañeras de WAS y un proyecto de última milla que le toca especialmente: “El que tenemos con Kiehl’s, que colabora con personas en riesgo de exclusión, en el que la caja de entrega se puede reutilizar hasta veinte veces y es cero carbono, andando o en bicicleta”.
Solidarity sourcing
“Cada una de nuestras marcas enarbola además sus propias causas”, cuenta, en función del ADN de cada una: “Yves Saint Laurent, por ejemplo, nos recuerda que el abuso no es amor; Biotherm está comprometida con los ríos y los océanos… Los roles femeninos que buscamos en todas ellas son perfiles diversos, bellezas con realidades diferentes, que entienden de la singularidad y medimos el impacto en todos los sentidos”.
Delia García aclara cómo en las campañas de L’Oréal, primer anunciante español, se evalúa el impacto de la publicidad: no sólo de género sino de consumo, “midiendo con Inteligencia Artificial qué impacto puede causar y cuánto varía la huella de carbono que deja un anuncio en función de su duración o la calidad de la reproducción”. Eso, explica, es un partner innovador llamado Impact Plus, que trata de pensar en cómo podemos mejorar la producción con proveedores SOLSO, abreviatura de Solidarity Sourcing [sonríe al compartir un nuevo término]. Es decir: "Teniendo en cuenta el impacto social y medioambiental de cada contratación”. Y aclara cómo esto se lleva incluso a la resolución de sus bonus corporativos de remuneración anual.
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Recuerda la importancia de la “curiosidad para los usuarios”, algo en lo que hace hincapié. También de “los pequeños gestos y las pequeñas decisiones que van a marcar el futuro del planeta”: “En nuestro lavado de cabello hay huella de carbono y debemos recordar la importancia de cerrar el grifo al elegir los productos, leyendo las etiquetas, pero también conociendo la tienda de e-commerce que escoges”.
Termina explicando cómo forman “a influencers por medio de programas como Skincare campus, otro término imprescindible en nuestro vocabulario para entender lo que hay detrás de los productos”: “Recordamos la importancia de la ética, el compromiso y el respeto como base de nuestra sociedad”.