Cuando Aprende a matar comenzó a tomar forma en mi cabeza no pensé que sus protagonistas se volverían tan reales que las echaría de menos al finalizar la novela.
Durante buena parte de mi vida me había dedicado principalmente al mundo de la contabilidad y las finanzas, y con la llegada de la Covid y el confinamiento dispuse de muchas horas libres para mis aficiones después de la jornada laboral. Había llegado el momento de liberar a la escritora que llevaba dentro.
Comencé escribiendo relatos y cuentos de temática variada (recopilados en el ebook de Amazon Alexa, cuéntame una historia). Los presenté a concursos y revistas literarias y tuvieron una buena recepción por parte de los lectores, así que la idea de dar el salto y escribir una novela cada vez tomaba más cuerpo.
Un día apareció un anuncio en Instagram que me mostró un taller de escritura, unas vacaciones literarias para estimular la creatividad y aprender a desarrollar habilidades de escritor y pensé: ¿No sería divertido que alguien muriera en ese taller literario? Divertido para un escritor de novela negra, en un sentido irónico –entendedme–. Ya sabéis lo que nos gusta un cadáver.
Con esta semilla germinó la base de Aprende a matar y me pareció un título maravilloso, tanto para la novela como para un hipotético curso destinado a aquellos aspirantes a escribir novela de misterio.
Porque para escribir una novela de detectives hay que formarse. No sólo como escritor, sino que hay que aprender multitud de detalles sobre ciencias forenses e investigaciones policiales, por ejemplo, saber cómo determinar si una herida es ante o post mortem, psicología criminal y lo más importante: cómo hacer para que no te cojan. Compañeras escritoras y también delincuentes, si es que hay alguna leyendo esto, debo advertiros de que los recursos y métodos de la policía científica hoy en día son tan completos que parece mentira que aún queden malhechores sueltos por las calles.
Recomiendo mucho una exhibición del cuerpo de los Mossos d’Esquadra durante las jornadas del festival literario BCNEGRA (Barcelona Negra), que tiene lugar cada año en febrero. En ella se explica cómo se realiza la recogida de pruebas (huellas, balística, estudio de la trayectoria de gotas de sangre si la hubiera, ADN…) y de qué forma y con qué medios la policía científica aborda la investigación de un caso. Con tanta tecnología parece imposible salir impune al cometer un crimen, aunque para eso estamos las escritoras, para inventar nuevas maneras.
El tema forense y la psicología criminal me han parecido un mundo apasionante, tanto, que paralelamente a la novela he desarrollado un blog con el mismo nombre, Aprende a matar, en el que voy explicando todo aquello que he aprendido al investigar para mi historia.
Pero volvamos a la novela. ¿Qué es un taller de escritura sin escritores? Nada. Así que convoqué a “mis chicas”: Clara, Layla, Beca, Mía, Daniela y Julia. Con un punto en común, el amor por la escritura, pero personalidades tan diferentes que no ha sido extraño que entraran en conflicto en la masía donde se han reunido para celebrar el taller.
Aunque, como os comentaba antes, a los escritores de novela negra nos gustan los asesinatos, así que me temo, os aviso antes de que les cojáis demasiado cariño, que habrá que despedirse de una (¿o más de una?) de ellas.
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El taller lo imparte Aura Ginesta –ya la conoceréis–, una autora de mucho éxito. Su familia dirige una de las clínicas estéticas más importantes de Barcelona. Por eso no les hace ninguna gracia tener a las fuerzas del orden husmeando en su masía en el campo. Pero es lo que sucede cuando se comete un asesinato, que la policía debe investigar a sus anchas y hacer muchas preguntas. Y a Georgina Bruned no le gusta recibir órdenes, como inspectora de la sección de Investigación Criminal de los Mossos, es ella quien las da. Menos mal que su subinspector, Alonso Smith, tiene una naturaleza afable y no se molesta con su carácter brusco.
Llegados a este punto, creo que ya tenemos toda la ecuación montada: masía aislada en el campo, homicidio, personajes conflictivos y una pareja de detectives que nos irán haciendo partícipes de sus investigaciones. Un misterio whodunit al estilo clásico de Agatha Christie. Ya solo nos falta resolver el asesinato, pero para eso tendréis que leer la novela.
En la actualidad, me encuentro trabajando en mi próximo proyecto. Abandono momentáneamente la novela policíaca para pasarme al thriller, y estoy segura de que tendré que añadir un puñado de personajes más con los que desear tomarme un café fuera de las páginas de mis novelas. Eso es lo que pasa cuando les das una entidad propia y los dejas salir de tu cabeza, que se independizan de ti como si de un hijo se tratara. Menos mal que siempre puedo releerme para pasar un rato con ellos.