Abadía Retuerta es uno de esos destinos pensados para la desconexión total y el disfrute. Una experiencia que se sustenta en un hotel de cinco estrellas y una bodega ubicados en un monasterio del siglo XII, fundado por la Orden Premonstratense en España.
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Fue en el año 1146, cuando los religiosos fundaron la Abadía Santa María de Retuerta que en 1931, fue declarada Bien de Interés Cultural, y que hoy mantiene intacta toda su magia.
A ello, se une una propuesta gastronómica única, con estrella michelín y un espacio wellnes para el cuidado del cuerpo y la mente.
Alejandra Pedrosa, directora de Comunicación y Relaciones Públicas del grupo Abadía Retuerta trabaja en este idílico paraje desde hace diez años. Cuenta a MagasIN como es su oficina de trabajo: “Imagínate un destino donde el tiempo se para y donde puedes vivir una experiencia inolvidable. Estás en un enclave único y ahí, puedes disfrutar de una gastronomía exquisita, con producto que ha sido recogido de la huerta por la mañana. Puedes conocer la historia del lugar, una Abadía del siglo XII, puedes tocar el arte que se encuentra en cada rincón, puedes disfrutar de unos vinos inigualables y únicos, y puedes evadirte en un spa para relajarte. Pues todo eso es Abadía Retuerta. Es un destino en sí mismo”, asegura.
Ocho siglos de tradición vitivinícola. Los monjes eligieron este lugar a orillas del río Duero por la calidad de las vides y la producción de vino, ¿Cómo es trabajar en un lugar tan idílico y con tanta historia?
Es increíble. Como bien dices es un lugar único, en Sardón de Duero (Valladolid) que tiene ocho siglos de tradición vitivinícola a orillas del Duero.
Hoy Abadía encuentra su esencia y razón de ser en el Vino de Pago, que expresa con mayor precisión la personalidad y singularidad del terruño. Los monjes fundadores de la abadía iniciaron el cultivo de las vides y la producción del vino y hoy la bodega, está perfectamente integrada en el bello entorno, y ha conseguido su Denominación de Origen Propia.
La obtención de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Abadía Retuerta, un sello de calidad que avala la Unión Europea, supone el reconocimiento de los suelos de nuestros viñedos y la máxima expresión del terruño, entendido como las características climáticas y geográficas que dotan de unas cualidades únicas a la viña y a la uva.
¿Qué superficie ocupa el viñedo?
La finca ocupa una superficie de 700 hectáreas, de las cuales sólo se han plantado de viña los mejores suelos, es decir, 180 hectáreas. Existen 54 pequeñas parcelas o pagos, diferenciados por la composición del suelo y cada uno plantado con una única variedad. En total hay un 70% de Tempranillo, 10% de Cabernet Sauvignon y 10% de Syrah; el 10% restante se divide entre Merlot, Petit Verdot y algunas variedades de blanco.
Los Pagos de Abadía Retuerta son el resultado de la perfecta asociación de variedad de uva, suelo y exposición. Pago Negralada (100% Tempranillo); Pago Valdebellón (100% Cabernet Sauvignon); Pago Garduña (100% Syrah) y Petit Verdot (100% Petit Verdot).
Un buen vino no puede faltar en una mesa que se precie, ¿qué caldos destacarías de la bodega?
Para mí no puede faltar un buen vino acompañando una buena mesa y una buena gastronomía. Es el acompañante perfecto. Nuestros vinos de Pago son las mejores elecciones y dependiendo de lo que vayamos a disfrutar a nivel gastronómico puedes elegir un tipo de variedad u otro, para que maride mejor. A mi me gusta mucho Pago Negralada (Tempranillo) que para mí es un vino exquisito para cualquier momento, pero también Pago Garduña o Pago Valdebellón, nuestros tres Pagos son siempre buena elección.
Uno de los principales atractivos de Abadía Retuerta es su gastronomía, ¿qué tipo de cocina podemos degustar allí?
Uno de nuestros pilares es la gastronomía. Nosotros contamos con distintos restaurantes. Refectorio, con una estrella Michelin desde el 2014, una estrella Verde que también otorga la Guía Michelin por el proyecto de sostenibilidad y también cuenta con dos Soles Repsol.
Otra alternativa es Vinoteca, más relajada e informal. Se ubica sobre La Cueva, que en su momento fue el almacén que hoy alberga la colección privada de la bodega. 8.500 botellas, entre ellas, todas las añadas de la finca, la primera correspondiente a 1995.
Calicata Terroir Bar reconocido con su primer Solete Repsol, es una terraza ubicada en plena naturaleza y a orillas del río Duero, con vistas al pinar y a los viñedos. Inspirado en la Toscana y donde se puede disfrutar de una copa de vino y compartir diferentes platos.
También tenemos a disposición del público nuestro Jardín de Claustro, pero lo que une a todos estos puntos gastronómicos es que nuestra gastronomía se basa en producto local.
Contamos con un huerto al que llamamos El huerto de los Monjes con una extensión de más de 1200 metros cuadrados, con más de 150 variedades que alimentan a todos nuestros restaurantes. Justo donde los monjes de la Orden Premonstratense en el siglo XII también cuidaban de sus verduras y hortalizas. Se ha recuperado su actividad y también su forma de acercarse y mimar la naturaleza.
Y el resto de los productos son locales de Castilla y León, porque consideramos que cuando un huésped nos visita, lo que quiere es degustar la cocina local.
¿Quién es el chef que está detrás de la cocina?
Contamos con Marc Segarra, el chef que dirige la propuesta gastronómica del restaurante Refectorio. También contamos con otro chef, Ramón García, que viene también del equipo de Marc, que ahora está dirigiendo la oferta gastronómica del resto de restaurantes que ofrecemos en nuestro destino.
Existe la posibilidad de realizar una visita guiada por la bodega...
Sí, exacto. Disponemos de un equipo muy especializado en lo que nosotros llamamos ‘vivencias únicas’. Para nosotros es una vivencia porque te llevas el recuerdo. Son varias las que ofrecemos, pero la que más disfruta el visitante es la visita a la finca y bodega que inicias primero en un Jeep para conocer toda la finca que tiene 700 hectáreas, y las casi 200 hectáreas de viñedo con toda la historia que tienen detrás.
Después, se puede ver el proceso en la sala de elaboración, la sala de barricas y cómo se elabora el vino desde el principio hasta el final. Finalmente, hay una cata para descubrir la personalidad de nuestros vinos.
¿Qué perfil es el huésped que visita Abadía Retuerta?
Recibimos muchas visitas de gente que está por la zona y quieren hacer enoturismo y conocer la bodega. En cuanto a nuestro huésped en el hotel, tenemos una parte internacional y otra parte nacional, y en general la gente que viene a Abadía Retuerta busca desconectar, que se pare el tiempo, aprecian la gastronomía, los buenos vinos, la historia y el arte. Cuando alguien viene, se interesa por conocer la historia, por conocer toda la colección de arte que tenemos...
¿Qué importancia tiene el Arte en Abadía Retuerta?
Nosotros hemos heredado un legado con mucha historia y un compromiso para mantenerlo.
Ya desde la finca, en el término municipal de Sardón de Duero, alberga una de las obras más importantes del románico en la provincia de Valladolid: el monasterio de Santa María de Retuerta. Su fundación se remonta al año 1146 y es debida a Doña Mayor, cuarta hija del Conde Pedro Ansúrez, fundador de Valladolid. Es un edificio declarado, mediante Decreto de 3 de junio de 1931, Bien de Interés Cultural (BIC), en su categoría de monumento, con un gran valor arquitectónico e histórico.
El arte es uno de los valores principales en Abadía Retuerta, que cuenta con un museo al aire libre del escultor alemán Ulrich Rückriem y una colección privada de arte con más de 170 piezas que van desde el siglo XII hasta el siglo XXI. Una de las últimas incorporaciones a la colección es una pieza única de acero realizada por Eduardo Chillida en 1959.
Hace dos años iniciamos un proyecto de arte, con varias acciones para alimentar esa continuidad. Por un lado, artistas en residencia, que ya va por su segunda edición. Traemos a un artista que se aloja en Abadía Retuerta durante dos semanas o las que necesite según el proyecto, y crea una obra o varias. Normalmente una de las obras se queda en Abadía y pasa a formar parte de la colección contemporánea.
Además, dentro de ese proyecto, cada año vamos a ARCO y adquirimos una obra, normalmente de un joven talento que esté emergiendo. No solo artistas considerados, sino que intentamos apostar por talento joven para ayudarle a impulsar su carrera. Y su obra pasa a formar parte de la colección. Tenemos un vino dentro de lo que denominamos la línea solidaria, y este joven artista es el que diseña la etiqueta de la vendimia solidaria del año siguiente.
Al final vinculamos sostenibilidad, vino e historia con el arte y todo adquiere un sentido.
Abadía cuenta con un espacio singular y único: el spa ¿qué tipo de tratamientos destacarías?
También somos un destino wellness, para el cuidado de uno mismo. De hecho, nosotros al spa le llamamos ‘Santuario’ porque es un espacio donde escuchas el silencio. De hecho, la gente destaca que es una sala que no huele a spa, es un sitio donde vas a relajarte, ya no es un tema solo físico, sino también emocional.
Abrimos el spa en 2015, en un espacio de más de mil metros cuadrados situado en las antiguas caballerizas de la Abadía. Está bajo tierra, pero aún así el 80% de la luz es natural, gracias a la construcción de ¡patios por donde entra la luz.
Contamos con una innovadora figura, la del Spa Sommelier. Cuando alguien llega al Santuario hace una cata de tres vinos y tres aceites y según las preferencias y sensaciones que tenga el cliente, el Spa Sommelier, que es el terapeuta que te va a atender, decide cuál puede ser tu mejor tratamiento, que no solo te va a beneficiar a nivel físico, sino también a nivel emocional, por las sensaciones que tú has tenido con las catas del vino o con los aceites.
Uno de los tratamientos más destacados que lanzamos a finales del año pasado, viene de la mano de Clinique La Prairie. Somos el único hotel de España con contar con un tratamiento específico de ellos. Lanzamos una experiencia que se llama Abadía Retuerta Senses by Clinique La Prairie, que incluye meditación a través de cuencos tibetanos, una experiencia muy holística, y después dos tratamientos de La Prairie, uno facial y otro corporal. Y además también incluye una visita a nuestro huerto de los monjes, donde se dan consejos para unas buenas prácticas nutricionales. Por eso decimos que Santuario es bienestar físico y emocional, por dentro y por fuera.
Anteriormente has trabajado en otras compañías en el área de comunicación, ¿cómo es de diferente comunicar una experiencia como ésta a otro tipo de comunicación?
Para empezar aquí es importante el proyecto. Nosotros hemos heredado un legado y tenemos la responsabilidad de que esto perdure en los próximos años y al final se trata de comunicar este patrimonio histórico y natural. Al final hablamos del destino en sí, más que del producto y las sensaciones que tienes cuando estás en Abadía Retuerta.
¿Seguirás trabajando hasta el final del embarazo?
Éste es mi tercer embarazo. Tengo muy buenos embarazos y mientras la salud me lo permita, pues por supuesto, hasta el final.
¿Cómo se llama?
Bosco, ya ves, muy relacionado con el arte. Siempre digo que me ha transformado Abadía Retuerta. Mis hijos mayores se llaman Nacho y Pablo... nombres más comunes.
¿En el sector de la comunicación es difícil conciliar familia y trabajo?
La comunicación es muy de actualidad, muy del momento, y al final no existen horarios.
En Abadía Retuerta se han impulsado muy buenas prácticas internas que han ayudado a la conciliación. Por ejemplo, en 2016 lanzaron el plan de igualdad, y desde hace unos años contamos con el sello de Empresa familiarmente responsable, donde se ponen en práctica acciones que facilitan esa conciliación personal y laboral.