María Teresa López lleva prácticamente toda su vida sobre los escenarios. Desde que fue a su primera clase de teatro a los cuatro años, nunca más se quiso bajar. Tras muchos años de formación y trabajo, consiguió su primer papel protagonista en Gordas (Teatro Luchana de Madrid). La obra (una obra escrita y dirigida por Carlos Mesa y coprotagonizada por Mara Jiménez) lleva más de un año y medio con el cartel de 'entradas agotadas' colgado.
Parte del éxito de esta comedia irreverente que trata temas como la fama, la religión, el amor, la amistad o el físico reside en que llegó en el momento perfecto: cuando por fin se habla de la gordofobia que existe en la sociedad. Y es que, ni la propia Teresa -Maritere para los amigos- se podría haber imaginado una obra así, que reflejase tan acertadamente y desde el humor, las situaciones a las que se enfrentan demasiado a menudo las personas gordas.
"Isabel Verdú, Carlos Mesa y yo, que somos los tres socios de la productora Bendita Inocencia, queríamos contar una historia, pero no sabíamos cuál. Solo sabíamos que queríamos dar nuestro mensaje al mundo", cuenta Teresa López en conversación con magasIN.
"Un día, de repente, Carlos salió de la ducha y dijo: 'Maritere, que ya lo tengo. Vamos a hablar de ti, vamos a hablar de gordas'. Y yo, ¿pero cómo vamos a hablar de gordas? En plan, ¿qué vas a contar? Y me respondió: 'Tú confía'. Se encerró un mes, literal, y cuando salió y me dio la obra no me lo podía creer. No podía creer que fuese tan buena y que por fin alguien hubiese escrito sobre esto. Pensé: '¡No tiene ningún sentido que lo haya escrito un hombre cis hetero delgado! Pero es maravilloso, tiene una empatía brutal", relata con la misma emoción de ese primer día.
Su alegría y sorpresa ante una obra que hablase de gordas sin caer en estereotipos o chistes casposos tenía una razón de ser. Ella misma llevaba años luchando para hacerse un hueco como actriz y había experimentado en sus carnes que no todos los cuerpos encajan en la visión de guionistas y directores y que, para las personas gordas, los papeles a los que pueden acceder todavía están muy limitados.
Unos estereotipos que muchas veces se marcan desde las propias escuelas de interpretación. "A mí, por ejemplo, en clase jamás me dejaron ser Julieta. Jamás me dieron la oportunidad de interpretar Romeo y Julieta o cualquier escena que fuera ‘chico se enamora de chica’", recuerda.
"Años después lo hablé con una profesora y le pregunté el porqué. Y me dijo: '¿Para qué te lo doy? ¿Alguna vez lo vas a hacer?'. Fue como cuchillo. Me explicó: 'Intento hacer principio de realidad, igual que muy pocas veces me llega un alumno con pluma y le doy un papel de heterobásico, porque no les van a dar la oportunidad. Prefiero prepararte para lo que tú sí que vas a trabajar que dejarte soñar e interpretar cosas que jamás te van a dejar".
La propia Teresa afirma que todavía es lo habitual en el mundo de la interpretación y que Gordas ha podido salir adelante porque su grupo ha creado el proyecto. "Si no, yo no habría hecho ni un solo casting", apunta.
El problema, añade, es que a la hora de crear no todas las personas están dispuestas a romper estereotipos. "Carlos Mesa estaba conmigo en la escuela. Él estudiaba para ser actor, pero ahora es el que se dedica a hacer proyectos. Lleva ya 3 obras de teatro, y si tú le vendes eso es porque es un tío muy despierto y tiene su propio criterio. Pero si tú le dices a un niño de 18 años: las gordas hacen esto, los maricones hacen esto, las chicas muy pequeñas y delgaditas hacen esto… Es muy complicado que se puedan romper los roles. Tiene que aparecer un Carlos Mesa, pero ¿cuántos hay? Uno de cada 100.000".
Incluso ella misma reflexiona sobre su relación con el humor y si el origen es la 'presión' por no tener un cuerpo normativo y el cliché de "gorda y graciosa". "¿Soy graciosa porque ‘nací’ entre comillas con el don de saber contar historias de manera que la gente se riera, o realmente lo he hecho para poder compensar que mi cuerpo no era suficiente?", se pregunta. "No tengo la respuesta a día de hoy, sinceramente".
Y añade: "Ese estereotipo de gorda y graciosa, en mi caso es que es así. Porque luego tengo compañeras de activismo que son unas bordes y las amo porque ellas lo dicen todo el rato: no, no soy graciosa. Soy una borde y me empodero en ello, no tengo que compensar mi existencia con humor". Pero en su caso lo tiene claro: "Yo me siento agustísimo con el humor, me maravilla que la gente se ría conmigo, soy adicta a las risas".
La llegada de Mara Jiménez
A la hora de pensar en quién sería la coprotagonista, a Teresa se le vino rápidamente un nombre a la cabeza: Mara Jiménez. Aunque no se conocían en persona, llevaban años en contacto a través de las redes sociales y tenían mucho en común: las dos habían estudiado arte dramático (Mara en Barcelona y Teresa en Madrid), eran activistas contra la gordofobia y "compartíamos la misma lucha, además siendo actrices".
"Si te metes en nuestras primeras conversaciones verás a mi yo de 2016 llorando y diciendo: 'No puedo más, voy a dejar el mundo de la interpretación, no me dan oportunidades en lo castings...', y Mara contestando: 'No tía, sigue luchando que tú puedes…'. Y la siguiente es ella diciendo lo mismo que yo y yo respondiéndole: 'Que no tía, venga, arranca, todo es cuestión de paciencia, llegará nuestro momento...'".
Así, una vez hecho el guion de Gordas, llamaron a Mara, le hicieron una prueba y se enamoraron de su talento. "Le dijimos que se preparaba tres papeles de gorda y bueno, la boca en el suelo. Es buenísima, brutal. No tengo palabras para describir el talento, la profesionalidad y el duende que tiene cuando se sube al escenario. Nos conquistó por completo".
El éxito de 'Gordas'
Mara se mudó de Murcia a Madrid, concretamente al sofá de Teresa, y empezaron ensayando en un centro cultural "porque no teníamos dinero para pagar salas de ensayo". Después de meses de esfuerzo, la obra vio la luz y desde entonces no ha parado: más de un año con entradas agotadas y 100 funciones realizadas.
Aunque la propia Teresa aún alucina con el éxito de la obra ("¡es muy loco!", exclama durante la conversación), no tiene miedo a admitir que es merecido y se debe a que han hecho muchas cosas bien.
"Puede quedar un poco de prepotente, pero me da igual: llevamos un año con todas las entradas agotadas. Eso en Madrid, en España, no lo está haciendo nadie. ¿Por qué ha pasado? Es un cúmulo de aciertos. Al final, es el momento de hablar de gordofobia, a la gente le interesa; somos dos profesionales como un castillo, nuestro trabajo y nuestra formación se nota y Carlos como director es brutal. Encima tenemos seguidores en redes. Pues cóctel molotov. Ahí tienes la clave del éxito: muchos aciertos seguidos", sostiene.
Su primer libro
Por el momento, se puede seguir disfrutando de Gordas hasta finales de febrero de 2023, aunque constantemente actualizan fechas debido a que sigue llenando el teatro madrileño. Al mismo tiempo, Teresa López trabaja en multitud de proyectos diferentes.
Porque, como ella misma se presenta al inicio de la entrevista, es "actriz, periodista, guapa y lista", pero es mucho más: también creadora de contenido en las redes sociales (acumula más de 750 mil seguidores en TikTok y más de 100 mil en Instagram) y, ahora, escritora.
El próximo 08 de febrero publicará su primer libro Yo siempre seré yo a pesar de ti (Esencia, Planeta), una novela romántica, pero, como ella misma asegura, "para mujeres del siglo XXI". "Es una comedia romántica porque te vas a reír durante todo el libro, pero no deja de ser una historia de 'chico con otra chica'", explica.
"Ella va de deconstruida, de 'no necesito a nadie', de 'a la mierda, no quiero más amor'... Hasta que aparece evidentemente un señor hetero (ríe), se enamoran, tienen un romance brutal y apasionante. Ella está gorda, él la ama de verdad, como es. Ella por primera vez se empodera en su propio cuerpo, descubre cómo es realmente ella en la cama cuando se siente libre, se siente segura, siente confianza y puede hacer lo que le da la gana", relata.
Aunque no todo es real, la historia parte de experiencias personales suyas y tiene una especial importancia la amistad (asegura que el personaje de Roberto es la unión de las personalidades de sus cuatro mejores amigos). Además, cuida mucho que durante toda la novela haya "dosis de realidad".
"Cuando llega cualquier escena de sexo, luego hay una reflexión de por qué. Digo: vamos a pararnos a reflexionar el porqué de esta historia, el porqué esta escena de sexo. Porque luego cuando tú a lo mejor tienes la relación con cualquier tío esperando que te pase lo que has leído en el libro, no ocurre. Y ya empiezan las dudas de por qué no te ocurre", medita.
Asimismo, también la podemos encontrar, junto a sus socios, en el proyecto de Bendita Inocencia y la escuela La Bendita, que además de escuela de teatro será "un lugar seguro para el crecimiento personal, el aprendizaje de la técnica actoral y la posibilidad (casi obligación) de caer en el error las veces que sea necesario".
"Queremos seguir creciendo y hacer más proyectos de teatro. Para el año que viene, cruzo los dedos, pero esperamos que se vengan cositas. Si sale todo como esperamos, tenemos un largo futuro por delante", concluye emocionada.