“Sueña, pero no te duermas”. Este mensaje tan contundente impreso en la pared de la pastelería Monroebakes, en el madrileño municipio de Getafe, parece definir perfectamente a su dueña, Noelia Tomoshige, una sevillana de origen japonés. Hace tan sólo dos años, estaba trabajando como vendedora en una firma de lujo. Hoy, su pastelería japonesa-francesa ha revolucionado la escena gastronómica madrileña y ha cautivado ya a miles de paladares. De hecho, su trabajo le ha valido el premio Pastelera Revelación en el Madrid Fusión 2023.
Perseguir grandes sueños, con tesón y sin importar el esfuerzo, era algo que ya había mamado en casa. El ‘pedigrí’ ya estaba ahí. Su padre, Taketo Tomoshige, voló 10.000 kilómetros desde su Japón natal hasta España hace más de 40 años solo para perseguir su sueño: ser guitarrista de flamenco.
“En esa época no había ni teléfonos móviles, ni WhatsApp, si querías hacer una llamada tenías que ir a la central de Telefónica. Yo siempre he pensado que le tenía que gustar mucho el flamenco para venir a la otra punta del mundo y que además es un mundo de pasión y arte puro”, señala Tomoshige. Y añade: “A lo mejor un japonés no pintaba nada en Sevilla a finales de los 70”.
Y vaya si lo consiguieron. Al final consiguieron dedicarse al flamenco e incluso abrieron su propio local en la capital andaluza. Esa perseverancia es algo que transmitieron a su hija: “Cruzaron todo el mundo para perseguir sus sueños y era algo que a mí me faltaba cuando estaba en el retail, no es que me disgustara mi trabajo, pero tampoco me desvivía por él”, relata.
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¿Cómo decidió hacer un cambio tan grande en su vida?
Es algo que me preguntan mucho, pero no sé dar una respuesta concreta. No fue por un motivo. No era porque me encantara la pastelería en aquel momento. Era porque yo estaba trabajando en el lujo y sabía que eso tenía una fecha de caducidad. Llegué a una edad [29 años] en la que empecé a pensar qué quería hacer en el futuro: si seguir trabajando en lo que estaba trabajando o buscar otro camino.
Y pensé que era el momento. Antes era demasiado joven y más tarde iba a ser demasiado mayor para tomar esa decisión. Entonces me puse a pensar qué podía hacer, qué negocio podría abrir. Siempre había tenido la idea de abrir una cafetería.
Y, ¿cómo salió el tema de la pastelería?
En uno de los viajes que hice a Japón —suelo viajar todos los años para visitar a mi familia—, hice un pequeño curso de dos semanas donde te introducían en el mundo de la pastelería japonesa fusionada con la francesa y resulta que mi profesora estudió en Le Cordon Bleu de Tokio. Vi que había una en Madrid y me decidí a hacer el certificado básico.
¿Fue ahí donde desarrolló la pasión?
Sí, cuando entré cambié totalmente de idea. Me quedé totalmente deslumbrada por el mundo de la pastelería porque yo no sabía que era así. También por los profesores, por lo que te inculcan en la escuela: la pasión por la pastelería. Son gente que lleva a lo mejor quince años en el mundo de la pastelería, lo llevan en la sangre y saben transmitirlo muy bien.
Así fue como poco a poco empezó a crecer esta pasión por la pastelería. Y ya no quería ni la cafetería, ni quería seguir en retail, ni quería seguir en ningún sitio. Mi objetivo era trabajar en el mundo de la pastelería.
En 2021 consiguió abrir su propia pastelería y obrador: Monroebakes. ¿De dónde viene el nombre?
Esto me da un poco de vergüenza contarlo. Yo estaba trabajando y justo había empezado mi diploma en Le Cordon Bleu. Para documentar un poco mi evolución en la pastelería, necesitaba una cuenta Instagram aparte de la personal y estábamos mirando nombres de usuarios y todos los que yo quería poner estaban ocupados.
Desde pequeña, siempre me ha gustado mucho Marilyn Monroe, todos mis usuarios de las redes sociales tenían algo que ver con ella. Entonces, mi amiga me dijo que probara este [Monroebakes] y justo estaba disponible. Y dije ‘mira, lo ponemos y si en el futuro lo quiero cambiar, lo cambio y ya está’. Pero al final se quedó.
En tan poco tiempo, ha conseguido desarrollar un concepto completamente innovador en España.
Aquí en España se ha popularizado mucho la pastelería tradicional japonesa. Por ejemplo, los mochis, los dorayakis o la ceremonia del té. Son una parte de la pastelería antigua de Japón, pero hay otro tipo que es la pastelería fusión japonesa que nació a finales del siglo XIX con la influencia europea y es con la que he crecido yo.
Cuando eres pequeña, te gusta una mille crepe o una roll cake, pero no te suele gustar un mochi o el té verde. Yo veía que este tipo de pastelería era un poco desconocida aquí a pesar de que tiene muchos años de historia en Japón y en Asia en general.
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¿Qué diferencias tiene este tipo de pastelería con la francesa u occidental?
La pastelería francesa está compuesta por muchas elaboraciones en una sola tarta y eso hace que pueda resultar un poco empalagosa y pesada. No quiero que los franceses me maten por decir esto [se ríe], pero el paladar asiático es un poco más sensible al azúcar y no nos gusta comer cosas muy dulces.
A mí, por lo menos, me gusta ponerme algo y poder comerlo hasta el final. Me gusta disfrutar de una tarta sin tener que sentirme después muy pesada. Ese es el tipo de pastelería más asiática que occidental.
¿Ha tenido problemas con los clientes o alguno le ha pedido que eche más azúcar?
No, de hecho, al revés. Los clientes que recibimos vienen por ese mismo motivo, porque les resulta más ligero. Aprecian mejor los sabores y luego no se sienten pesados. Nunca me ha pasado que venga alguien y me diga que algo está soso.
Hace poco recibió la visita de José Carlos Capel, fundador y presidente de Madrid Fusión. También una clienta le dijo que queda poco para que Dabiz Muñoz os visite. ¿Quién le gustaría que visitara su pastelería?
Tengo muchos referentes y gente a la que admiro. Por ejemplo, Garu Haru, que no la conoce mucha gente en Europa, pero es una pastelera coreana muy famosa en Asia y hace este tipo de pastelería francesa y asiática, pero muy elegante y fina. Para mí, si apareciera hoy aquí en la pastelería sería increíble.
Dabiz Muñoz también me encanta y me gusta mucho su forma de trabajar. En su concepto utiliza muchas cosas asiáticas y sí, me encantaría que viniera. Espero que para cuando venga me avisen.
¿Tiene en mente algún proyecto futuro?
Me quedan muchas cosas por hacer porque acabo de empezar. Si te soy sincera, he llegado hasta aquí y nada de esto estaba planeado: yo en realidad iba a abrir una cafetería. Por ahora, mi objetivo es darme a conocer en el mundo de la pastelería, hacer llegar mi concepto y lo que hago aquí día a día. Y ya se verá en el futuro lo que puedo hacer.