Unir el activismo y la pedagogía, crear obras vivas que vayan evolucionando y que cuenten con la participación directa del público, hacernos pensar... Así es como Mónica Mayer (Ciudad de México, 1954), pionera de la performance en su país natal, México, y una reconocida artista conceptual, concibe el arte, al que siempre le otorga un trasfondo social y feminista.
Durante su larga trayectoria profesional, que la ha llevado a exponer sus obras por todo el mundo, ahora Mayer llega a España para participar en la XI Bienal de Arte de Lanzarote, que se inauguró el 01 de septiembre y durará hasta el próximo 30 de marzo. Con Adonay Bermúdez como director artístico, esta edición cuenta con la participación artistas de la talla de Costa Badía, Agnes Assonti, Tania Candiani, Shadi Gharidian o Julia Galán, entre otros.
"En España he estado varias veces para participar en exposiciones como La Batalla de los géneros de Juan Vicente Aliaga o Perder la forma humana en el Reina Sofía. Incluso he participado como jurado en algunas exposiciones, pero es la primera vez que estoy en una bienal, lo cual me da mucho gusto porque las bienales son algo muy reciente en mi trayectoria", declara Mayer a MagasIN.
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La también crítica de arte ha elegido exponer parte de su proyecto De archivos y redes, concretamente la obra Una maternidad secuestrada es, un vídeo en el que reflexiona sobre los problemas que afrontan muchas mujeres que son madres, y también aquellas que no quieren tener hijos. Un tema que para Mayer sigue siendo central en la sociedad, pero del que "no se habla lo suficiente".
"Es un eje básico de nuestra sociedad. Siempre digo que el día que resolvamos los problemas de la maternidad, económicos, físicos, emocionales, de vivienda, todo eso, habremos resuelto los problemas de la sociedad porque son muy complejos", comenta.
El proyecto De archivos y redes, explica la artista, forma parte de las obras complejas en los que está inmersa desde hace años (esta obra la creó entre 2012 y 2014). "Durante mucho tiempo he buscado archivos de los que sale alguna pieza. En este caso, fue del archivo de Ana Victoria Jiménez, una fotógrafa que documentó el movimiento feminista en México en los años 70", relata.
Buscando entre sus registros, Mayer vio una imagen en la que aparecía ella. Era de una manifestación celebrada en 1977 para exigir el aborto libre y gratuito en México. La artista, que entonces solo tenía 23 años, recuerda estar frente a la prensa acompañada de solo una treintena de mujeres, entre ellas, su madre. "Mi mamá aparece parada detrás de mí. Me acompañó porque era una época de mucha represión".
Al encontrarse esa fotografía, que se sacó hace más de 40 años, comenzó a reflexionar sobre la situación actual en su país. "En Ciudad de México, por ejemplo, el aborto es libre y gratuito, pero aunque ya no está penalizado, hasta hace muy poco había dos mujeres en la cárcel y hay mujeres que salen de la cárcel por abortos espontáneos. Entonces, es una situación esquizofrénica".
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Para plantear esta situación, Mayer invitó a un grupo de artistas y activistas y "nos pusimos a hablar sobre qué pensábamos y cuál era nuestra experiencia".
"Las más jóvenes decían: que si en mi familia todos me preguntan que cuándo me voy a casar, cuándo voy a tener hijos, que si no, no soy una mujer completa, que si ya tengo uno cuándo voy a tener el segundo… Muchas hablaban de que ellas o sus conocidas habían tenido abortos, pero todavía es tan problemático que ni siquiera lo hablan; o que habían decidido no tener hijos, pero de todas formas les había tocado cuidar al abuelito, a los hermanos, etcétera… Este cuidado que se extiende más allá de la maternidad".
Después de esa conversación, cada participante creó otro grupo para seguir compartiendo experiencias sobre la maternidad con otras mujeres. "Fuimos consiguiendo respuestas y ya nos fuimos a redes, a Twitter y a Facebook, con el hashtag #unamaternidadsecuestradaes. Conseguimos 800 respuestas, más o menos, y después de eso nos fuimos a hacer una manifestación al Zócalo".
En ese momento las participantes no eran muchas, por lo que, "pensando en cómo cambiar la idea de manifestación, que es un performance a fin de cuenta, hicimos como una pasarela, una jergarela que decíamos, porque aquí 'jerga' le decimos a unos trapos que usamos para limpiar el suelo. Entonces era una jergarela por la que todas caminábamos que decía: 'No a las maternidades secuestradas'".
Y continúa: "Traíamos delantales, que se verán en el video, y traíamos esto un globo en la panza y unas pequeñas pancartas con todas estas formas de maternidades secuestradas. Esa fue una de las partes principales de la pieza".
Al tratar un tema tan universal, e igual que le ha ocurrido con tantas otras de sus obras performáticas, esta se replicó en otros puntos del planeta. Un ejemplo fue Argentina, donde le cambiaron el nombre. "Su historia con las maternidades y los hijos desaparecidos y las madres y las abuelas de la Plaza de Mayo era otra, por lo que lo hicieron con la idea de una #unamaternidadentensiónes. Entonces, se hace una mezcla del MeToo, de la acción directa y del escrache argentino", sentencia.