“Kapuscinski decía que a un periodista le tiene que gustar la gente”, afirma enfáticamente Encarna Samitier, “pues yo digo, además, que a una persona que dirige equipos le tiene que gustar también la gente, porque tiene que ser capaz de ver las cualidades de las personas”, añade. “Los estereotipos del liderazgo autoritarios y verticales están cambiando, pero en todas partes, en la empresa y en la sociedad”, añade.
Habla con MagasIN una de las pocas mujeres que dirige [con indiscutible éxito de audiencia] un medio de comunicación nacional [al que ella misma se refiere como ‘El Veinte’]. Bajo su batuta, más de sesenta periodistas son dirigidos con una fórmula que para ella ya no puede ser calificada como femenina o masculina, sino como “un estilo de liderazgo actual”, especialmente “en el ámbito de la comunicación y los medios”.
El descubrimiento de la información profesional supuso para Encarna Samitier el de una vocación temprana, que describe como voraz, frenética. “Yo leía todas las críticas de cine y era como si fuera al cine”, bromea. “Eso me enriquecía, porque yo no podía ir todos los días porque vivía en Barbastro y había cine sólo una vez a la semana, pero yo me leía todas las críticas. Los libros, las películas, la música… ese placer personal estaba ahí y luego la prensa además me conectaba con el mundo”.
Cuando era una niña ya tenía muy claro “que quería ser periodista, o más exactamente ‘hacer periódicos’”, y se refiere a una edad muy tierna, más o menos desde que tenía diez años, una época que describe como aquella en la que "estábamos pasando del blanco y negro al color".
“Yo no quería entrevistar a famosos”, explica animadamente, “ni tener una columna, ni ser corresponsal de guerra… yo lo que quería era hacer periódicos, porque a mí lo que me gustaba era leerlos. Y yo veía que la prensa daba eso, un placer individual, pero además te informaba y te abría al mundo, era algo útil y placentero”.
“Leer el periódico es un ritual”, señala, "algo que normalmente haces todos los días. Pensé cuando crecí un poco más: ‘esto es muy completo’, porque aquí hay una palanca de una sociedad que puede mejorar por un buen periodismo y a la vez me daba mucho placer leerlo y dije ‘quiero hacer eso’”.
“Yo empecé en el Heraldo de Aragón, de becaria, y luego ya redactora. Fui jefa de local, lo que considero algo importante, porque cuando llegué al periódico fui la segunda mujer en esa redacción. En este medio siempre ha habido durante 80 años presidentas mujeres, así que tuve la suerte de tener esta tradición. Y de vivir cómo iba cambiando el paisaje de las redacciones: cuando entro en el año 1981, fui la segunda mujer”.
Muy joven, antes de los 30, “ya me nombraron jefa de local, y todos mis redactores eran chicos. Es algo que yo valoré mucho, porque aún estaba esa sección tradicionalmente masculina, y el estereotipo de ‘las chicas a sociedad, las chicas a sanidad’, y era abrir un camino que luego se agrandó completamente”.
A partir de la Transición, relata, “España cambia, cambian las redacciones, y a la vez los periodistas y las periodistas cambiamos y ayudamos a la transformación, siempre digo que los medios reflejamos la realidad, pero podemos y debemos transformarla para hacerla mejor. Y lo hemos hecho en muchas cosas, pero también en la incorporación de la mujer”.
Continúa su relato: “Pasé a ser redactora jefa, luego subdirectora, y con una compañera fuimos las primeras en la historia del periódico”. En el 2017, el grupo HENNEO adquiere la cabecera 20 minutos y ella es propuesta para dirigirla, posición en la que este año cumple un lustro.
Y desde 2017 hasta hoy llegarían noticias…
Completamente inesperadas [ríe]. Me estreno con el referéndum de Cataluña, algo muy difícil de cubrir y luego… pues menos los marcianos, ha venido todo lo demás: moción de censura, pandemia, guerra, crisis…
¿Supuso un reto dirigir en clave nacional, viniendo de un periódico regional?
No, no encuentro tanta diferencia con un periódico nacional, porque en realidad nos une el ser muy cercanos al lector y estar en los grandes asuntos, pero también en el día a día, en los temas sociales y en abrir la mirada a asuntos que importan. Aunque cuando llegué no dormía porque me daban los datos y pensaba que era mucho peso…
¿Cómo diría que ha cambiado la sociedad española informada en estos cinco años?
Yo creo que la sociedad siempre quería informarse, pero eso se ha visto muy agudizado. Con el nuevo equipo queríamos mantener el espíritu de 20 minutos, de audiencia masiva, que es cercano y rápido, dar una vuelta de tuerca para potenciar la parte informativa. Y el hecho de que pasaran todos esos acontecimientos, nos ha situado como un periódico de referencia en la información de última hora, sin olvidar la parte social y de entretenimiento.
¿Cómo describe a su equipo?
Tengo un equipo joven y digital muy preparado y por eso hemos conseguido el liderazgo de audiencias web y gran parte del equipo son mujeres. Ha sido una aventura apasionante con muy buenos resultados.
¿Y el perfil de sus lectores, tienen más hombres o mujeres?
Tenemos más mujeres que hombres en proporción y un grado de fidelidad alto. Probablemente seamos el único periódico que tiene más mujeres que hombres en sus lectores y con un promedio joven y variado. Eso nos enlaza con un periódico regional.
¿Y en posicionamiento, cómo se describen?
Somos muy transversales, la gente nos sitúan en una gran centralidad, eso es muy interesante, porque realmente es una apuesta por huir de la polarización y los excesos. Todo se puede contar sin herir. La mesura y el rigor son importantes, y a veces también tener un lado práctico.
El presidente de mi compañía, dice: 'Somos independientes pero no neutrales', que es una frase muy bonita, porque no somos neutrales con la democracia, con la libertad, con la Constitución, con la igualdad, contra la discriminación…
Un titular que le costó poner…
¿En mi vida periodística? Quizá lo más horrible fue la soledad y el desamparo de los niños supervivientes de la Casa cuartel. Pude estar con ellos en la habitación del hospital. Pepa Bueno hizo un libro sobre ellos hace poco.
¿Cree en un liderazgo femenino?
Creo que el liderazgo no tiene género, pero cualidades que veo claves son la capacidad de trabajo, la actitud de escucha y diálogo, y luego la asunción de responsabilidades. La causa de la igualdad está en nuestro ADN y es línea editorial, tenemos ahora en el grupo a Paloma de Yarza, sexta mujer presidenta del Heraldo.
¿Qué mujeres quiere resaltar?
Ya he mencionado a las presidentas de Heraldo. Luego, cuando era adolescente, una mujer que era un mito para mí, pero a la que nunca conocí, era Oriana Fallaci, por su valentía. De otro mundo. Las periodistas de la transición me marcaron mucho también, mencionaría a Pilar Cernuda, a Victoria Prego y a Rosa Montero, todas ellas estaban escribiendo ya cuando yo iba a estudiar periodismo. Y también mujeres del mundo social…
¿Y qué mujeres resaltaría de este ámbito social?
Por ejemplo a Rocío Nieto y Rocío Mora de APRAM y a las mujeres supervivientes de su asociación que he conocido. Admiro mucho a Cruz Sánchez de Lara por su trabajo por los Derechos Humanos y la mujer. Hay una misionera con la que me escribo desde el Zaire, que tiene más de 80 años y allí sigue…
También estoy impactada con mujeres como María Andrés y 'Dónde están ellas', con la asociación de mujeres artistas 'Blanco, Negro y Magenta' y con las premiadas en los galardones 'Avanzadoras', desde neurocientíficas a líderes por los derechos de las empleadas del hogar, me han impactado las mujeres que son avanzadoras, como Rafaela Pimentel, que mueven en todos los sectores… Los medios deben ser un paisaje que refleje la sociedad, y no como hace muchos años, que las mujeres no aparecían hasta la página no sé cuántos…