Probablemente hoy en día, si Netflix o HBO no se interesa por tu historia, es que no eres global. Pues Carmen D’Alessio ya protagoniza el documental sobre Studio 54 en la primera plataforma y esta misma mañana “resulta que me reúno con unos productores de Los Ángeles que quieren hacer una serie sobre mí, ¿puedes creerlo?”.
Ahora mismo D’Alessio está en el hotel Fairmont de Río de Janeiro, desde donde descuelga con alegría. A veces la llamada se entrecorta, o se empiezan a escuchar otras personas, o música carioca. Aunque no podemos verla, se nota que Carmen sonríe todo el tiempo y su vitalidad es indeleble. Nos cuenta que viaja por el todo mundo persiguiendo el buen tiempo, de tal modo que podría decirse que vive en un eterno verano. Describe ella misma dónde se encuentra. “Si os mandara un vídeo o una foto, alucinaríais con la perspectiva desde aquí de la bahía de Copacabana con Pan de Azúcar al fondo. Alucinante”. Se describe a sí misma rápidamente. “Yo es que soy peruana de nacimiento, neoyorkina por vivencia y brasileña de corazón. Aquí son muy abiertos, muy alegres, muy amistosos y muy solares: ellos entienden mi vibra”.
“¿Si tuviera que elegir de mi biografia un momento resuma todo? [se ríe con una carcajada solar]: ¡no puedo! Es que no se trata de un momento, siempre he conseguido hacer lo que quería, y la vida ha superado mis expectaciones. Claro que la vida tiene altos y bajos, pero hay que ser un poco fluido. Es que yo todos los días cuando abro los ojos, doy las gracias porque tengo sueños. Y si uno tiene sueños, como dice el Dalai Lama, en ese momento comienza a materializarlos”.
Normalmente cuando uno viaja a un lugar, éste ejerce sobre el visitante una cierta influencia. En este caso, algo que sólo ocurre con algunas personas, podríamos decir que funciona al revés: “por ejemplo, yo he llegado al Fairmont ayer, desde la isla de un amigo mío peruano, después de dos semanas tomando sol y llego aquí porque conozco al director, y ya estoy haciendo de relaciones públicas acá”. Y pasa a explicar cómo una condesa francesa, una cantante de jazz de fama internacional, un piloto y un modelo, todos, han comenzado a girar estos días alrededor del universo D’Alessio como si de un sistema solar se tratase.
"Mi pasión es conectar a la gente"
“Mi pasión es conectar a la gente. Cuando era pequeña, mi gran inspiración y gran amor fue mi madre, sin ella no estaría aquí. Ella me rescató de una situación típicamente peruana porque mi papá le daba a mis hermanos oportunidades pero a mí no. Había nacido en 1.900 pero era literalmente del siglo anterior y cuando mi mamá vio que él estaba destruyendo mi esencia y mi personalidad, me apoyó para que yo aprendiera tres idiomas y me marchara a estudiar fuera”.
Políglota, tras una breve estancia en Santiago de Chile, tuvo el empuje de apropiarse de la ciudad más difícil del mundo: meterse en el bolsillo Nueva York. “Un chileno muy especial me dijo que aquel era mi sitio y lo registré en mi memoria, así que en cuanto gané para un ticket, decidí ir allí”. D’Alessio comenzó a trabajar como intérprete en Naciones Unidas a través de un contacto pero pronto encontró otra oportunidad: “Viajar a Roma con Valentino como relaciones públicas. Así es como me introduje socialmente y conocí a Warhol y a otros grandes artistas de esa época”.
El mítico Studio 54
Pero pronto vuelve a presentársele la oportunidad de volver a Manhattan, en mejores condiciones: “Para llevar el Club Tropicalia”. Explica cómo llegó “a un nivel de repercusión en círculos sociales y en medios que todos querían que yo trabajara para ellos. Así fue que apareció Steve Rubell, y recuerdo que le dije que yo no cruzaba el puente por nadie, que montar algo en Queens era imposible”. Entonces surgió la oportunidad de abrir el mítico Studio 54. “Fui a ese teatro increíble. Yo, que tenía ese background internacional y de la moda, nada más entrar le vi unas posibilidades increíbles a ese lugar y dije en alto, 'bueno, es que aquí se puede hacer de todo’”.
Su relato entrecruza ahora en una velocidad vertiginosa a Imelda Marcos, a Frank Lloyd, a la viuda de Rothko y a alguien de Bahamas. “Andy Warhol es el que contó la historia verdadera, que yo traje a los dos socios cruzando el puente para que vinieran a ver el proyecto del Studio 54, algo ambicioso pero espectacular, y les dije que mientras yo eligiera todo, eso sería un éxito. Y ellos dedicieron invertir más dinero del que tenían pensado”.
Por el teléfono, con algunos cortes del sonido y músicas repentinas, D’Alessio describe cómo era el teatro por dentro y cómo consiguió para aquel interior la complicidad de los personajes más importantes de Broadway, pensando todo para crear una atmósfera: “los efectos especiales, las cortinas, la misma iluminación de los mejores espectáculos”. Llamando “convenciones” a las reuniones de los extras que intervenían en aquellas performances en las que se elegía, entre otras cosas, “quién sería, por ejemplo, el personaje del lobo, y si iría mostrando el torso”.
La famosísima lista de los 6.000 nombres
“La verdad es que para mí la base del club era muy gay porque quería gente que le encantara pasarlo bien, divertirse y con mucha energía”, y cita a Andy Warhol o Calvin Klein entre otros de “la famosísima lista de 6.000 nombres” que daba acceso a la diversión absoluta. Para ella, todo lo que sucedió durante aquellas noches en este famoso club que sólo duró tres años “hizo que quien entrase allí se sintieran en la cumbre, nunca imaginamos que acabaría así”.
La relaciones públicas explica cómo “el primer año se facturaron más de 3 millones de dolares”, pero señala que “siempre hubo una gran diferencia entre ellos y yo: yo lo hice por amor y con amor. En Nueva York uno vive para trabajar y la felicidad es el dinero, pero no es algo real. El concepto era un éxito completo pero ellos no pagaron sus impuestos y nadie escapa en Nueva York a eso, en Estados Unidos diría yo”.
Relata cómo la famosa mañana en la que la policía entró en el club, encontraron “bolsas de dinero entre los ventiladores y los libros de cuentas” y también estupefacientes, por lo que “a las seis de la mañana los tomaron presos por evasión de impuestos y posesión de drogas”. D’Alessio explica que ella “tendría que haber sido socia desde el principio pero por suerte mi abogado me dijo que iban a especular desde el principio y me recomendó que tuviera otro agreement, que era un sueldo de 10.000 dolares al mes. Imagínate, 40 años atrás, ahí acepte ese contrato y gracias a eso, que no tenía ni idea de lo que estaban haciendo, no tuve ningún problema. Yo voy protegida en esta vida”.
La clave del éxito
¿Su clave de éxito conectando gente? “Soy honesta, lo que ves es lo que soy, por ese sentimiento que tengo siempre, que viene de mi corazón, ellos lo hicieron por facturar por supuesto, a mí me movía el amor a las personas y mi ilusión por celebrar la vida”. Sobre Warhol, uno de sus mejores amigos, decribe que “él era muy internacional” y que lo que más le gustaba era “codearse” con las personalidades y celebridades. “Me lo presentaron las hermanas Smith, y se volvió my best. Cuando volví a Nueva York, no fallaba, creo que su frase era que iría a la apertura de un sobre… lo cierto es que era muy inteligente. Todo lo iba registrando en una polaroid. Si yo hubiera hecho eso, hoy en día tendría un libro increíble, pero bueno, eso no tiene importancia, porque tendré una serie de televisión”.
Pregunta: ¿Cuál es la clave de su seducción y capacidad de relaciones públicas? ¿El carisma personal?
Respuesta: Tú lo has dicho, eso es justamente lo que yo tengo y es innato [sonríe con una risa grave]. Y modestamente tengo que aceptar que tengo ese carisma. Desayuné con dos nuevos amigos esta mañana en el hotel… ayer estaba en la piscina, con estas vistas y tomando un trago y vinieron unos pilotos de American Airlines para preguntarme cuándo volaba de vuelta a Nueva York para asegurarse que volvía en primera clase. Yo soy capaz de bajar sola en la piscina ahora y en poco tiempo estoy generando conexiones [sonríe]
¿Es optimista respecto a 2022?
Me encantan los años pares. Además, pienso que es el año de la recompensa y que aunque no mueva un dedo se irán abriendo puertas.
¿Se considera una persona feliz?
La joie de vivre, como dicen los franceses, es mi esencia, porque cada día cuando abro el ojo me siento agradecida. Soy religiosa y cada día es una aventura en la que llegan cosas maravillosas, paz, alegría, amor…
¿Alguna clave vital?
Uno recibe lo que da. Mi mamacita me decía ‘da siempre y cuando no esperes nada, lo que recibas será una sorpresa’.
¿Quisiera volver a enamorarse?
He estado casada tres veces y claro, para una persona que trabaja por la noche es difícil mantener una relación, pero me gustaría tenerla, claro. Luego me gusta partir sin pedir permiso a nadie ni complicaciones. Cuando estoy back in NYC en una noche tranquila, quiero tener novio. Luego viajo, free as a bird, y me olvido. Desde que murió mi madre, no he vuelto a tener un compañero de vida, alguien que me acompañe siempre, alguien a quien le guste lo mismo que a mí, la música, el teatro,… pero ¡mejor sola que mal acompañada!