La historia de la medicina nos lleva a través de intrincados laberintos de prácticas que, en retrospectiva, pueden parecer extrañas y, a veces, hasta incomprensibles. La ginecología, una rama crucial de la medicina, no ha estado exenta de métodos curiosos a lo largo de los siglos.
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Investigadores del Proyecto Qubbet el-Hawa, dirigido por la Universidad de Jaén (UJA) en la ciudad egipcia de Asuán, hallaron restos de un tratamiento ginecológico realizado a una mujer que murió en torno al año 1800 a.C.
Con el nombre de Sattjeni, esta mujer tenía entre sus piernas un cuenco cerámico con restos quemados, tal y como informaba la UJA en un comunicado. Además, los expertos confirmaron que la mujer había sufrido una lesión traumática en su pelvis, lo que podrían haber tratado de remediar con fumigaciones.
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La importancia de la ginecología
La sociedad egipcia antigua valoraba la salud y el bienestar de sus ciudadanos, y la atención médica se centraba tanto en hombres como en mujeres. La ginecología, específicamente, desempeñaba un papel crucial en la preservación de la vida y la fertilidad.
Los egipcios creían en la conexión entre el cuerpo y el espíritu, y las prácticas médicas se influenciaban tanto por la ciencia como por la religión.
Cuencos en la vagina
Entre los métodos utilizados por los médicos egipcios se encuentra la inserción de cuencos en la vagina de las mujeres. Este tratamiento, en apariencia extraño, estaba destinado a abordar diversas afecciones ginecológicas. Se cree que los cuencos podrían contener mezclas de hierbas medicinales, ungüentos y otras sustancias destinadas a aliviar síntomas o tratar problemas específicos.
Los antiguos egipcios eran conocidos por su profundo conocimiento de las propiedades medicinales de las plantas. Hierbas como el aciano y la mirra eran comúnmente utilizadas en preparaciones ginecológicas.
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La aplicación de estos remedios a través de cuencos podía tener propósitos terapéuticos, como la reducción de la inflamación o el alivio del dolor asociado con diversas condiciones.
Además de sus propiedades curativas, estos tratamientos también tenían un componente simbólico. La creencia en la conexión entre lo físico y lo espiritual llevaba a la inclusión de rituales y oraciones durante estos procedimientos, buscando la intervención divina para garantizar el éxito del tratamiento.
Las fumigaciones
Otra práctica interesante que formaba parte de la ginecología egipcia eran las fumigaciones. Consistían en la quema de sustancias aromáticas, como incienso y mirra, con el propósito de purificar y sanar. Estas fumigaciones no solo se limitaban al entorno, sino que también se aplicaban directamente a las mujeres.
El proceso implicaba que las mujeres se expusieran a los vapores aromáticos, ya sea a través de baños de vapor o mediante la aplicación de ungüentos perfumados. Este método no solo tenía el objetivo de tratar problemas específicos, sino también de elevar el espíritu y crear una sensación de bienestar general.
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La utilización de aromas en la ginecología no era exclusiva de Egipto; otras culturas antiguas también incorporaban fragancias en sus prácticas medicinales. Sin embargo, en el contexto egipcio, estas fumigaciones se entrelazaban con la espiritualidad, reforzando la creencia en la conexión entre el cuerpo y el alma.
El Antiguo Egipto
Los tratamientos ginecológicos en el Antiguo Egipto nos brindan una visión única de cómo las civilizaciones antiguas abordaban la salud de las mujeres. Los cuencos en la vagina y las fumigaciones, aunque desconcertantes desde nuestra perspectiva moderna, reflejan la complejidad de la medicina en ese tiempo, donde la ciencia, la religión y la espiritualidad convergen en la búsqueda de la salud y el bienestar.
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La ginecología egipcia no solo se limitaba a remedios físicos, sino que también abordaba la importancia de lo espiritual en la curación. Este enfoque holístico podría ser interpretado como una manifestación temprana de la comprensión de que la salud de una mujer está intrínsecamente ligada a su bienestar físico, emocional y espiritual.
Aunque las prácticas médicas han evolucionado significativamente a lo largo de los milenios, el estudio de estas antiguas técnicas nos invita a reflexionar sobre la interconexión entre la medicina y la cultura, y cómo la comprensión de la salud de las mujeres ha evolucionado a lo largo de la historia.