
Vista general del desfile de Dior. © Daici Ano / Dior
De París a Kioto: Dior nos invita a viajar con su colección Fall 2025, a medio camino entre Oriente y Occidente
La maison ha presentado en Japón una de sus líneas más exclusivas, con la tradición y el savoir-faire como hilo conductor.
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La pasión por las culturas y tradiciones del mundo de Maria Grazia Chiuri, directora creativa de Dior, llevó la nueva propuesta de la casa francesa a Kioto, concretamente, al icónico Jardín Toji. Allí, este 15 de abril, a las 19:30 hora local, la maison ha desvelado su colección Fall 2025.
Pensada como una celebración de los poderosos lazos que unen la firma y Japón, la línea se ha presentado como un diálogo entre la arquitectura, el espacio vital y la vestimenta, cuestionando la relación de esta última con el cuerpo y la forma en que se diferencia según las costumbres, la creación y las tradiciones, según explica Dior.
La colección plasma, en este sentido, la construcción de la ropa en la tradición japonesa y occidental, y la manera en la que la arquitectura sartorial interactúa con la silueta.
Fundadora de un instituto de investigación en teñido y bordado, la familia Fukuda ha mantenido vivo el legado del arte textil japonés y lo ha reinventado durante tres generaciones. En esta línea, sus complejos y coloridos tintes permiten que la belleza plural de la artesanía tradicional brille.
Descubrimos tejidos de punto acanalados y texturizados que imitan la delicadeza del origami, mientras que los efectos de la madera nipona se intuyen a través de las telas muaré.
La elección de los imprescindibles estampados florales hace eco al arte del arreglo floral, ikebana, en looks delineados con bandas índigo. Destaca, de forma especial, el motivo de flor de cerezo 'Jardin Japonais' de Monsieur Dior, ideado en 1953, tal y como la recuerda la casa.
Maria Grazia Chiuri invitó al maestro teñidor de kimonos Tabata Kihachi a revisitar el diseño de flor de cerezo con su propia composición y técnica única, destacando así la cautivadora atemporalidad del Kyo-Yuzen.
A su vez, la sensación de movimiento aireado, introducida por los flecos, contrasta con el ardor urbano del cuero negro. Los suaves tintes ombré reflejan la inspiración parisina de la gabardina por la que Maria Grazia Chiuri, quien también tomó inspiración de la exposición Love Fashion: In Search of Myself que visitó en Kioto, suele apostar, revisitada con toques deportivos, pliegues y proporciones recortadas y ensanchadas.
La naturaleza 2D de las construcciones de kimono se fusiona con la indumentaria europea, con mangas y cuellos minimalistas. Dos siluetas se basan en las recreaciones de los mismos brocados tradicionales Tatsumura que Monsieur Dior usó para algunos de sus diseños de Alta Costura. El diseñador, para su colección otoño-invierno 1957, creó el Diorpaletot y el Diorcoat, diseñados para llevarse sobre un kimono respetando su forma.
En homenaje a los tocados japoneses, Sawa Vaughters, sombrerera afincada en Tokio, ha reinterpretado para esta colección el kasa, frecuentemente usado en festivales de danza, adornado en esta ocasión con una trenza negra que le otorga al accesorio un encanto irresistiblemente contemporáneo.

Siluetas de la colección de Dior en Kioto. © Dior
Finalmente, los bordados, que destacan en los últimos estilismos, se presentan como otro nexo de unión estilístico potente entre Oriente y Occidente. Realzan la importancia del diálogo entre culturas, sobre todo en el mundo de la moda, eterno vector de cambio y creatividad.
Dior y Japón
La relación entre la casa y Japón es histórica. Dior presentó su primer desfile en el país asiático en 1953. "Dior tenía un gran respeto por la cultura tradicional japonesa y escribió sobre ello en sus memorias. Creo que hay una fascinación mutua entre ambos países", explicó a AFP Florence Müller, comisaria de la exposición Christian Dior, designer of dreams.
En esa década, Monsieur colaboró con varias firmas japonesas y la exemperatriz de Japón Michiko lució un vestido ideado por la casa, confeccionado con textiles nacionales, para su boda con el príncipe Akihito, en 1959.
Su relación única no dejó de afianzarse con el tiempo. John Galliano se inspiró en la famosa xilografía de Katsushika Hokusai titulada La gran ola para su colección de Alta Costura 2007. Raf Simons ideó, a su vez, vestidos ajustados con cinturones estilo obi durante su etapa como director creativo.