Juan Carlos Antonio Galliano-Guillén. Solo los aficionados del mundo de la moda saben que detrás de este nombre se encuentra uno de los diseñadores más icónicos y polémicos de nuestros tiempos: John Galliano.
Su historia es el mejor ejemplo de cómo una caída, tras un prodigioso ascenso, puede ser especialmente dolorosa. Un documental, sobriamente titulado Auge y caída de John Galliano, se presenta como una oportunidad para recordarlo.
Estrenado en marzo en Estados Unidos y dirigido por el británico Kevin McDonald, repasa la carrera del diseñador, desde sus orígenes a su consagración como director creativo de Dior en 1996 y su fulminante destitución en 2011. La obra se estrena el 10 de mayo en España, en un momento clave para el diseñador que, poco a poco, vuelve al mundo de la moda tras años de forzada discreción.
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La realización de esta obra biográfica fue una evidencia. Según explicó el director, quien ya firmó obras homenaje a Whitney Houston, entre otros artistas: "Fui a París, me reuní con él, almorzamos y era obvio que quería hacer una película. Creo que lo tenía en mente por varias razones, quizá en parte porque pensó: 'Alexander McQueen tiene una gran película. Yo debería tener una sobre mí'. Sabía que había que hacerla mostrándolo todo, lo bueno y lo malo, y sabía que no todos iban a perdonarle. Me dijo: 'Me gustaría que la gente entendiera un poco más lo que pasó'. Y me pareció una buena motivación para hacer una película".
¿Pero por qué el diseñador sintió la necesidad imperante de contar? ¿En qué punto personal y profesional se encuentra? Lo repasamos.
El éxito
John Galliano nace el 28 de noviembre de 1960 en Gibraltar. Junto con su padre, John Joseph Galliano, su madre, Anita Guillen, y sus dos hermanas, se mueve entre dos culturas: la británica y la española. La familia no tarda en mudarse a Battersea, en las afueras de Londres, una zona humilde que, sin embargo, empezaría a moldear el destino del diseñador.
Apasionado por el modelaje, integra la prestigiosa Central Saint Martins de la capital. En paralelo, trabaja en el National Theatre, donde empieza a desarrollar y agudizar su sentido de la estética. Su talento llama la atención: sus diseños protagonizan los escaparates de las tiendas de Browns.
En 1984, el diseñador crea su propia marca. Presenta, con un presupuesto reducido, sus colecciones, aunque no encajan, a priori, en el mercado del prêt-à-porter por su carácter extravagante, según los expertos. El galardón de Mejor Creador británico del año es, sin embargo, un gran aliciente.
En los años 90, Galliano sigue adelante con sus creaciones, pese a contar con poca ayuda económica, y convierte algunas técnicas en su sello de identidad, como el vestido cortado en biais. Su suerte llega con Bernard Arnault, responsable del grupo LVMH desde el año 1987: en 1995, lo nombra director artístico de Givenchy. Una oportunidad que el modisto no desaprovecha, prepara dos colecciones de prêt-à-porter y dos de alta costura que causan sensación.
Fascinado por su capacidad de reinvención, el directivo de LVMH decide dejar en sus manos la dirección creativa de Dior, recomendado por Anna Wintour, quien ya se había percatado de su talento durante su etapa en Vogue UK. En apenas un par de años, se convierte en el responsable de todas las líneas femeninas de la maison.
John Galliano lo vive como un sueño y no tarda en demostrar el alcance de su talento. Idea para la mismísima Lady Di un vestido único, de inspiración lencera y corte fluido, que libera a la princesa de sus ataduras, en todos los sentidos. Lo luce en la Gala Met 1997, que rinde aquel año homenaje a Christian Dior con motivo de los 50 años del New Look.
Con sus colecciones, el diseñador sorprende, juega y celebra. Sus múltiples viajes le inspiran: crea colecciones que beben de la estética de cada punto del globo. Su línea de Alta Costura para la primavera-verano 1997 es una suerte de homenaje al continente africano. La Geisha Collection, para la temporada primavera-verano 2007, celebra a su vez el estilo oriental.
Galliano, fascinado por la Historia y las mujeres, rinde homenaje a varias personalidades femeninas icónicas como Mata Hari, Juana de Arco, María Antonieta o las famosas 'Gibson Girl', el ideal femenino reinante en EE. UU. a finales del siglo XIX y principios del XX. Otro hilo conductor clave son los archivos de la maison. Galliano, que considera a Dior como "un dios", desea mimetizarse con el couturier inspirándose en siluetas clave como la H.
Las artes también son una de sus grandes fuentes de inspiración: en julio de 2003, presenta una colección homenaje a la danza. En 2004, recuerda el Antiguo Egipto, con una línea de Alta Costura especialmente aplaudida. Para su 60 cumpleaños, desfila en Versailles. Se 'apropia' el collar masái: este se convierte en la principal inspiración del perfume J'adore.
Pero el diseñador también choca: para la primavera-verano 2000, presenta Les Clochards, una colección basada en diseños voluntariamente desgastados, inspirada en la estética de los más humildes. Supone un escándalo. Pero nada detiene a Galliano.
"A veces, cuando algo es nuevo, se ve enseguida como provocador, pero se convierte en vocabulario de la moda. Una colección debe dar que hablar, hacer reflexionar". Unas palabras del diseñador recogidas en el pódcast L'Âge Dior que resumen su ímpetu innovador.
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La caída
Es en la cumbre de su éxito que el diseñador asiste a su mayor fracaso. Es visto profiriendo insultos antisemitas a tres personas, a una mujer en un céntrico café de París en octubre de 2010 y a una pareja en febrero de 2011, y manifestando su admiración por Hitler, visiblemente en estado de ebriedad, en un bar.
Vuelve a generar la polémica después de ser observado con un atuendo parecido al de los judíos ortodoxos, en un bar de Nueva York. Los vídeos y fotos de los acontecimientos no tardan en hacerse virales.
Su toma de posición obliga la casa Dior a despedirlo en febrero de 2011. "Es lo peor que he dicho en toda mi vida, pero no lo creía… he estado tratando de entender por qué toda esa rabia fue dirigida a esa raza. Y ahora me doy cuenta de que estaba tan enfadado y descontento conmigo mismo que dije lo más despreciable que podía", afirma Galliano en una entrevista concedida a Vanity Fair.
Atribuye la culpa a sus múltiples excesos: "He estado en rehabilitación los dos últimos años. Antes de mi sobriedad, descendí a la locura de la enfermedad. Dije e hice cosas que hirieron a otros, especialmente a miembros de la comunidad judía. He expresado mi pesar en privado y en público por el daño que he causado".
A su condena moral, se suma la económica. Es condenado a una multa de 6.000 euros (unos 8.430 dólares) y debe realizar el pago simbólico de un euro a cada una de las tres víctimas de sus insultos en concepto de daños e intereses, la misma cantidad que debe desembolsar a las cinco asociaciones antirracistas que se constituyeron en el proceso como parte civil, según recoge EFE.
Caído en desgracia en el mundo de la moda, cuenta, sin embargo, con el apoyo del diseñador Oscar de la Renta que le invita en su estudio para crear. Su colaboración es presentada en el marco de la Semana de la Moda de Nueva York, en 2013. Está inspirada en el coreógrafo Rudolf Nureyev y en los Ballets Rusos. Ese mismo año, es el estilista invitado del número de diciembre de Vogue UK, con un editorial protagonizada por Kate Moss.
En 2014, vuelve por la puerta grande al sector, como director creativo de la firma Maison Martin Margiela. El grupo OTB, propietario de la casa, destaca que "este nombramiento marca una nueva era en la historia de la casa. Galliano es un talento creativo, visionario, inconformista para dar un nuevo significado a la herencia iconoclasta de Margiela, y un nuevo impulso para su excitante futuro".
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10 años más tarde, Galliano divide. Aunque sus creaciones, bajo el amparo de Maison Margiela, cosechan éxito (Kim Kardashian, Zendaya y Gwendoline Christie son solo algunas de las estrellas que eligieron diseños de la casa para la Gala Met 2024), John Galliano sigue alimentando su propio mito, entre talento desbordante y derivas.