Si hay alguien sabe de calzado esa es Marián Cano, presidenta Ejecutiva de AVECAL (Asociación Valenciana de Empresarios del Calzado) y secretaría General de FICE, la patronal del calzado.
Ella dice que no es Imelda Marcos, pero asegura que tiene unos cuantos pares de zapatos en su armario. "Las mujeres somos muy afortunadas, tenemos más modelos, más opciones, más colorido y más momentos del día que ellos, para utilizar zapatos diferentes", confirma a Magas.
Y continúa: "Evidentemente, acudiendo todos los años a las ferias del calzado, conociendo el esfuerzo que hacen nuestras empresas en diseñar esas colecciones, pues ves productos que son atractivos y que quieres incorporar a tu armario. No sabría decirte cuántos pares tengo, pero sí que tengo un buen número".
Me fijo en que hoy Marián luce unas botas preciosas en piel de la marca Pikolinos. "Sí, en invierno suelo llevar muchas botas y es verdad, que tenemos empresas que tienen mucho expertise en este producto. A mí me gusta mucho la combinación de falda con las altas para el invierno", confiesa a Magas.
La conversación continúa, como no podía ser de otra manera, por los tacones y su diversidad…
¿Hay algún modelo de zapato del que seas fan por estilo o por comodidad?
Por mi profesión, paso muchas horas fuera de casa y me gusta llevar tacones, pero con un tacón ancho y cómodo. Con la calidad que tienen nuestros zapatos al final del día, cuando llevas muchas horas de pie, se nota muchísimo. Soy fan del calzado español de calidad, que tiene mucho diseño.
¿Llegaste al sector del calzado de forma casual?
Durante una larga etapa trabajé en el Instituto Valenciano de la Exportación. Soy licenciada en Derecho, pero con formación en marketing y comercio internacional. Estuve trabajando en Valencia y en Nueva York, y al volver me quedé en la provincia de Alicante y estuve un tiempo trabajando para el sector inmobiliario.
Llegué a FICE a través de la prensa, en aquellos tiempos en los que las ofertas de empleo se buscaban allí. Vi una oferta en la que se valoraba esa experiencia de internacionalización, que como sabes para el sector del calzado es importante, y me ficharon.
¿Cuántos años llevas trabajando en AVECAL?
Lo tengo clarísimo porque empecé con un niño de meses y ahora tiene ya 13 años.
Y en cuanto a FICE, ¿cuál es tu labor en la patronal y hacia dónde se encamina?
En estos momentos, mi labor es la de apoyar al lobby, participar en la negociación colectiva, definir junto al comité las líneas estratégicas que debemos de seguir, y formar parte de nuestra confederación.
Sigamos con los zapatos, ¿cuál es modelo que más se exporta?
Dentro de las zonas zapateras tenemos especialización. Si hablamos de Comunidad Valenciana, por ejemplo, el zapato de mujer, de tacón y de vestir, durante muchos años ha sido nuestra carta de presentación. Pero sí que es verdad, que ese zapato más contemporáneo ha ido creciendo en nuestras exportaciones. Dentro de Comunidad Valenciana, Villena, por ejemplo, es muy fuerte en calzado infantil y Almansa, en calzado de caballero.
¿Podemos decir que los nuestros, los nacionales, compiten con los Louboutin?
En cuanto a la calidad y relación calidad-precio de nuestros zapatos, yo te diría que es mejor. En el nivel de lujo competimos con las grandes marcas de moda, pero detrás de estas hay mucho trabajo de marketing, de diseño, de ir por delante de las tendencias. Nuestro principal nicho es el segmento medio-alto, en el que yo te diría que en Europa tenemos marcas líderes.
¿Cómo tiene que ser un buen zapato?
Hace escasos días he asistido a un foro internacional en el que una empresa contó que está escaneando los pies y decía que prácticamente hay tantas hormas y tantos modelos de pies como personas.
No todos los zapatos son adecuados para todo el mundo, pero lo importante es que tengan un buen 'calce', que es lo que trabajan nuestras empresas, que se esfuerzan en buscar ese confort a través de la piel y los textiles utilizados. Creo que ese 'calce' y la calidad de los materiales son lo que determina la calidad del zapato.
Nos falta que los consumidores conozcan mejor el proceso de fabricación del zapato. Creo que con ello se valoraría mucho más la importancia de esa ergonomía de nuestro zapato.
En la mayoría de las ocasiones, compramos zapatos por el precio y luego lo sufrimos en los pies porque no los puedes llevar. Ahí es donde nuestras empresas han buscado la excelencia, en esa calidad de los materiales y del diseño, que es el que nos ha posicionado a nivel global.
Desconocemos los consumidores todo el trabajo que hay detrás.
Sí, la cantidad de manos y de pasos que tiene el proceso de fabricación de un calzado para que la punta esté en su sitio y se mantenga durante mucho tiempo, para que el tacón no se mueva y no pierdas el equilibrio, y para que sea ergonómico, que es la clave.
Ahora se comienza a valorar mucho el trabajo artesanal.
Poner valor en la artesanía sería es clave. Y es cierto que en conversaciones con instituciones públicas como puede ser el Instituto de Comercio Exterior se está empezando a hablar de las industrias creativas artesanas. En Italia el sector tiene esa clasificación como sector artesano y es que realmente todas las personas que forman parte del proceso de producción de un par de zapatos son importantísimas.
¿Qué tenemos que hacer para que se considere artesano nuestro calzado?
Aquí entendemos la artesanía como un negocio prácticamente unipersonal y autónomo, pero como tú muy bien indicas, nuestro producto pasa por muchas manos artesanas y habría que trabajar con el Gobierno para ver cómo lo pueden poner en valor. El precio del zapato tiene una razón de ser, que es esa intensiva mano de obra que se necesita.
¿Cuál es tu opinión con respecto al calzado fast fashion?
A España, a nivel moda, le ha permitido posicionarse donde está y podemos estar orgullosos de tener algunos de los grupos que han liderado esa moda. Pero hablando de zapatos, el sector ha pasado por varias crisis.
Nosotros hemos sido los productores mundiales. Empezamos haciendo alpargatas en muchas de las zonas y pasamos a ser productores globales, el sector ha ido evolucionando y apostando por la internacionalización. Y el futuro del sector pasa por la sostenibilidad.
Sostenibilidad en las empresas del calzado...
Trabajamos para que el consumidor sea consciente de que esa sostenibilidad tiene un precio y debe estar dispuesto a valorarlo, porque yo creo que ahí es donde vamos a ver la clave.
Nos gusta hablar de sostenibilidad en el sentido amplio, es decir, de la economía circular, pero también de la sostenibilidad social. Las exigencias de nuestro país y las autoexigencias de nuestras empresas a nivel conciliación de todo el equipo son mucho más elevadas que en competidores de países de otras áreas económicas, incluso en la Unión Europea.
Nuestras condiciones laborales y de prevención de riesgos laborales nos sitúa en una posición que debemos ser capaces de poner en valor.
¿Cuál es la situación actual de la industria del calzado hoy?
El 2023 fue un año complicado. En el anterior, se produjo la eclosión de que todos queríamos salir tras la pandemia y había un ambiente de alegría, pero éramos conscientes de que algunos temas nos iban a repercutir, afectando a la renta disponible de las familias. Era previsible.
Se ha subido el precio de los productos de primera necesidad y por lo tanto, la renta disponible de las familias se reduce. Es verdad que en estos momentos el ocio es más prioritario que el consumo de moda.
Ese descenso se está notando y del 2023 todavía no tenemos cifras finales, pero en exportaciones a nivel Comunidad Valenciana pues ya vemos un retroceso: una reducción del 7% del volumen de negocio, con respecto al año 2022.
¿Cómo ha influido en el sector la coyuntura geopolítica, las guerras?
Somos un sector internacionalizado. El 70% de nuestras exportaciones va dirigida a nuestros vecinos de la Unión Europea. La Covid fue un momento de inflexión importante y, cuando ya creíamos que empezábamos a remontar, nos han surgido conflictos que no hubiéramos imaginado tener como una guerra en las fronteras de Europa. Se cayeron mercados clave con la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
Mercados tan importantes para nosotros como es Alemania en estos momentos para el calzado, estamos viendo clientes en concurso de acreedores. Cuando ya estamos asimilando que este conflicto va para largo, pues nos surge otro: Gaza, que también en nuestro sector nos afecta directamente a diversos mercados. Continuamos con incertidumbre con todo lo que deriva del Mar Rojo, los inconvenientes para nuestras exportaciones e importaciones, para el encarecimiento de la materia prima, y volvemos a estar en un momento de muchas complicaciones.
Hablando ya de consumo nacional, dices que no solo influye la economía, sino también factores climatológicos y que ahora el frío llega más tarde y el consumo de calzado también.
Efectivamente, a nivel nacional lo notamos porque somos muy conscientes de cómo ha ido cambiando nuestros inviernos. La moda tiene sus momentos y en cada temporada hay un periodo de consumo, seguido de un ciclo de rebajas. Pero últimamente los inviernos están entrando muy tarde. Llegamos ya casi al periodo de rebajas y el comercio lo sufre, ya que se queda con el producto sin vender.
Ahora viviendo un cambio de generaciones de padres a hijas. ¿De alguna manera la mujer está ocupando en puestos que hasta ahora no estaba ocupando?
Bueno, nuestro sector ha sido pionero en incorporar mujeres en nuestras plantillas. Sí que es cierto que el liderazgo del sector era muy masculino antiguamente.
Algo que ha sabido hacer bien el calzado es ese relevo generacional, ese incorporar a las nuevas generaciones más preparadas. Probablemente los fundadores eran más fabricantes, muy centrados en producto y, ahora, ya esas segundas generaciones o terceras tienen una visión empresarial global.
Afortunadamente, hay perfiles de mujeres que conocen muy bien el sector y que han sabido marcar estrategias óptimas para ese relevo y para que las empresas familiares sigan estando ahí. Todavía queda recorrido.
Hablando de influencia, hasta qué punto influyen la reina Letizia y sus hijas en este sector. Ellas que muestran devoción por el calzado español.
Son unas grandes influencers, personas con eco internacional y`, además, con esa imagen tan positiva que dan de nuestro país, pues para nosotros es clave.
Como sector a veces no ponemos en valor lo que hemos contribuido a la marca española, porque hay empresas en nuestra asociación que exportan el 95% y que están en más de 60 mercados con zapatos hechos aquí. Esa marca España para nosotros es seguir sumando.
Una de las cosas que más reclama es la necesidad de tener una estrategia para el relevo generacional, ya que la media de la plantilla es gente mayor.
Sí, a la industria le cuesta atraer a la gente joven en estos últimos años. El relevo generacional se ha ido rompiendo. Esta era nuestra principal preocupación en los dos últimos años, porque es cierto que notábamos un incremento de la actividad y una relocalización. Pero la formación, hoy por hoy, no responde a lo que se demanda en las empresas.
Llevábamos años trabajando con el Instituto Nacional de Cualificaciones para que de respuesta a lo que necesita el sector, para que quien forme, sobre todo hablando de los oficios tradicionales del sector, sea el profesional.
La burocratización de todo, los tiempos de la Administración no van nada acordes con los tiempos de la empresa, y menos en estos tiempos de incertidumbre, que todavía los cambios van más rápidos. Lamentablemente vamos a ver situaciones de empresas que nos tememos que no van a poder seguir.