Dolce & Gabanna ha presentado su nueva colección en la Alta Moda de Italia. Para este desfile, han elegido Apulia, una región italiana donde se albergan los olivos más antiguos del mundo y es conocido como uno de los dos grandes graneros de Italia.
Para construir la pasarela, escogieron Alberobello, un municipio de Apulia, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Domenico y Stefano, directores creativos de la firma, explicaban que “querían contra una historia diferente”.
Para esto han apostado por reconstruir prendas muy clásicas que evocan los valores de la familia, el trabajo artesanal y las raíces. En la rueda de prensa previa al desfile, Gabbana confesó que era “el desfile más auténtico de sus vidas”, añadiendo: “Es ropa para cocinar, pero en plan Alta Moda, ¿por qué no?”.
¿Vuelta a las crinolinas?
Varias de las modelos han lucido un estilismo compuesto por un sujetador bralette con transparencias, y una gran crinolina adornada con gasa y flores bordadas. Una prenda que se solía llevar en el siglo XIX, y que causó la muerte de miles de mujeres.
La crinolina surgió como una alternativa a las enaguas de lana que llevaban las mujeres para conseguir el mayor vuelo posible en sus faldas. Debido a la incomodidad, las fábricas de acero empezaron a crear las crinolinas: un amasijo de hierros unidos por pelo de caballo, soldaduras con azufre o trozos de tela.
El negocio estaba asegurado, y muchas fábricas se pasaron a la industria de la moda: todas las mujeres querían llevar una crinolina. A pesar de que fue una prenda muy asequible y popular en la época, es considerada una de las modas más peligrosas de la historia.
Muertes por crinolinas
Según las estadísticas, entre 1850 y 1860, 3.000 mujeres murieron en Reino Unido por culpa de esta prenda. Incendios, mujeres que tropezaban y acababan atrapadas entre las ruedas de los carruajes o fallecimientos por fracturas que provocaba la armadura, hicieron de esta prenda un peligro para la sociedad.
Un ejemplo de ello es, cuando el 8 de diciembre de 1863, la Iglesia de la Compañía de Jesús ardió en llamas cuando se encontraban 2.000 personas dentro. La mayoría de muertes fueron femeninas, ya que no pudieron salir a tiempo porque las crinolinas de sus faldas bloqueaban las entradas.
En 1861 también tuvo lugar un trágico accidente por culpa de esta prenda. Se produjo en Filadelfia, un grupo de jóvenes bailarinas se preparaban para salir a escena. Una de ellas tropezó con un tubo de gas, y debido a la inflamabilidad de los componentes de la crinolina, el vestido empezó a arder.
Las compañeras, que intentaron ayudarle, también prendieron fuego a sus faldas, generando un gran incendio que acabó con numerosas muertes. Muchas de las bailarinas llegaron a saltar desde las ventanas, desesperadas, para huir del fuego.
Además, el conocido escritor Oscar Wilde, perdió a dos hermanastras en otro incendio provocado por una crinolina, cuando asistían a un evento social.
Dejando los accidentes atrás, era una prenda muy incómoda, ya que al final no dejaba de ser una especie de “jaula de hierro”. Apenas permitía respirar y provocaba muchas heridas en la zona de las costillas, legando a producirse incluso fracturas.
Las crinolinas de Dolce & Gabbana
Al traer a las pasarelas de nuevo esta prenda, la firma italiana reabre un debate interesante. Es obvio que en estos últimos años hemos visto como la moda “retrocedía” y volvían a ser tendencias prendas que hacía años que no se usaban: corsés, pantalones de tiro bajo, faldas largas con vuelo, etc.
La moda es cíclica y todo vuelve, algo muy positivo que implica poder reutilizar prendas más antiguas y darles una segunda vida. Eso sí, siempre y cuando no volvamos hacia atrás.
Tenemos la ventaja de vivir en una sociedad en la que la comodidad es una de las premisas principales para confeccionar una prenda. Y es importantísimo seguir conservando esto.
¿Volverán las crinolinas (o estructuras similares) a ponerse de moda, o simplemente ha sido un elemento estético de Dolce & Gabbana en su último desfile? Tendremos que esperar para verlo.