La experiencia siempre ha sido la mejor ventaja con la que puede contar un profesional. Juanjo Mánez y Paloma Álvarez, diseñadores del atelier madrileño Malne, lo saben de primera mano. Con una experiencia de casi 20 años en el sector de la moda, su trabajo ha sido requerido por las firmas de moda española más prestigiosas. Desde 2016, trabajan en su propia firma con una ética responsable con el medioambiente, abogando por prendas exclusivas y sostenibles.
Este proyecto, que recibió un premio de la Cámara de Comercio de Madrid en su presentación, ofreció su última colección 'Splendor' en la Mercedes Benz Fashion Week de Madrid hace algunas semanas. En la entrevista, MagasIN habla con los dos diseñadores acerca de esta última creación, sus inicios y lo que realmente significa el mundo fashion.
¿Qué es lo que os aportó esta experiencia previa en el sector a la hora de crear Malne?
Juanjo y yo hemos coincidido profesionalmente en diferentes ocasiones y no tenía nada que ver con el diseño. A lo mejor, una sesión de fotos o cosas así. Y luego después, estuvimos trabajando juntos con nuestra propia empresa que se llamaba Fashion Stories y ahí hacíamos diferentes cosas como Elle Asia o el Vogue España. Previo a eso, yo era modelo y él estilista [...] Cuando fue la crisis económica de 2008, yo me di cuenta de que se polarizaba muchísimo el consumo de la moda y de que eso iba a cambiar.
¿Qué necesidades encontrasteis entonces en la industria?
Me acuerdo que entraba en tiendas muy globalizadas de consumo y me parecía que había muchísima ropa muy barata. Entonces, pensaba que algo estaba mal. Yo pienso que los diseñadores también diseñamos el mundo en el que vivimos. Los diseñadores de muebles, de arquitectos, los diseñadores de ropa. ¿Qué vida quiero diseñar? Yo pensaba que tenía que ser más ético. En ese momento, yo lo veía fundamental, veía que algo estaba mal y que había que cambiarlo. Y luego, al cabo de los años, y sobre todo a raíz de la pandemia, hemos visto que esa necesidad que nosotros veíamos era muy real, muy definitiva. Y finalmente se ha plasmado en un mensaje muy concreto que es la moda de autor.
Hoy en día, ¿cómo lleváis a la práctica esa producción sostenible en Malne?
El plan de negocio de Malne siempre fue desde el principio colecciones que tenían modelos únicos, o sea exclusivos, pensados para, por ejemplo, cuando una tienda nos hace un encargo. Y bueno, también para clientas que te mandan fotografías en Arabia Saudí o en Qatar de lo que sea. Por otro lado, lo que nosotros llamamos ediciones limitadas. Esas ediciones limitadas las vendemos en París y normalmente no suele haber más de cuatro o cinco prendas iguales de cada serie. Pero incluso aún así, en esas ediciones limitadas intentamos siempre cambiar detalles, nos gusta mucho utilizar botones antiguos o cosas así.
Nunca hemos fabricado en China, en India, nunca jamás. Todo lo hacemos aquí. Aprovechamos el buen hacer que hay en España de mano de obra de atelier. España es un país de tradición artesanal, profunda, muy rica y muy variada. Nosotros siempre decimos que si llevas algo de Malne, sabes que es algo que está primero pensado por Juanjo y por mí, como si fuéramos dos arquitectos, y después realizado por personas que verdaderamente, a partir de que saben lo que están haciendo, nos comprenden y estamos muy compenetrados.
Como mucho una tienda va a tener dos prendas nuestras. ¿Eso quiere decir que hay limitación de tallas? No, porque a veces lo hacemos a medida, completamente, y hemos hecho hasta una talla 56 para una clienta de casa. Quiero decir, las limitaciones en tallas, en edades, en grupos sociales, en físico nos dan igual.
"Mi trabajo es que tú salgas por la puerta empoderada"
Habéis comentado que tenéis incluso clientas en Qatar que piden diseños, ¿cuál sería el perfil de público al que va dirigido la prenda del atelier?
Para que te hagas una idea, ayer vino una señora que es una persona que ha trabajado en moda toda la vida, que tiene casi 70 años. Vino una influencer de 22 años, también Alejandra Rubio que es una celebrity joven. O sea, mucha variedad de edades. Porque nosotros lo que hacemos es moda. Y yo creo que Juanjo y yo, que tenemos una amplia experiencia en el sector de la moda, sabemos crear historias y sacarle el brillo particular a la gente. No tenemos miedo ni con nacionalidades ni con edades, con formas de cuerpo ni con nada. Tenemos una idea muy clara.
Yo diría que lo que une a todas esas personas, los clientes Malne, es que al final buscan quererse a sí mismas. La gente que sale por la puerta sale con esa ilusión. Y para mí, cuando me dicen qué persona querrías vestir más, digo "yo la gente que sale contenta por la puerta es la que quiero vestir". Porque ese es mi trabajo, mi trabajo no es ponerle defectos, mi trabajo es que tú salgas por la puerta empoderada.
Una función lejos de la superficialidad que se le atribuye a la moda...
Como todo en la vida, hay gente superficial y gente que no lo es. En esta profesión tan centrada, los dos hemos conocido a muchos modelos, la gente más guapa del mundo, pero también he conocido gente muy profunda y muy artista. Entonces, evidentemente, es un mundo que puede mover vanidades e inseguridades, pero la gente que de verdad es auténtica, es la que al final está. La moda avanza como está avanzando en este momento, es algo muchísimo más que superficial. La moda es vanguardia y, a veces, es vanguardia social.
"Para mí la moda es lo que permanece en la retina"
Con vuestra última colección 'Splendor', ¿qué es lo que queríais transmitir y cuáles son las sensaciones os han quedado después del desfile?
Como era el 75 aniversario de la edición, no queríamos hacer algo típico. Nosotros lo que hicimos fue crear una escenografía que consistía en una plataforma giratoria a la que nos subíamos Juanjo y yo. La idea parte de una pregunta, ¿qué es la moda? Es superficialidad, tendencias que van y vienen. O al revés, es arte, algo que permanece, algo sólido.
Hay una película muy famosa de los años sesenta que se llama Esplendor en la hierba, que está basada en un poema de un poeta norteamericano muy famoso que se llama William Wordsworth, La inmortalidad. El poema dice algo así como que la inmortalidad es el recuerdo que permanece en la retina como el esplendor en la hierba. El poema es muy bonito. Entonces, ¿qué es la moda? Pues para mí no son las tendencias y la vanidad. Es lo que permanece en la retina. Pues la idea era precisamente esa, plasmar imágenes que pudieran quedar en la retina de la gente que estaba viendo el desfile.
Las modelos salían, llevaban algo por encima y de repente subían, hacían su pasarela, se subían a la plataforma, y bajaban otra vez con un cambio distinto que iba dentro de lo que llevasen o camuflado. A la vez que estábamos haciendo eso, detrás en una gran pantalla, iban pasando como si fueran hojas de una revista. Todos los textos y todos los titulares hablaban de la moda, de cómo vemos la moda. En realidad, para mí más que un desfile, era un manifiesto de la moda y un poco la idea que tenemos de ella.
¿Qué innovaciones podemos encontrar en esta colección?
Trabajamos mucho con tejidos acolchados a nuestra manera. Algunas prendas van bordadas con literalmente cientos de piedras y de perlas. Y las perlas las utilizamos en unos tamaños XL. Utilizamos unos patrones de mangas mariposa que nos apetecía mucho, pero todo, ya te digo, casi todo eran tejidos acolchados. Intentábamos utilizar tejidos del futuro con técnicas del pasado. También utilizamos mucho la piel falsa para poco a poco también abogar por este tema cruelty free...
Y por último, habéis trabajado con grandes personalidades como Nieves Álavarez o Linda Evangelista, ¿cómo ha sido esta experiencia?
Juanjo y yo tenemos una trayectoria muy larga y ya conocíamos a muchos de ellos como Nieves Álvarez o Jon Kortajarena. Para mí son compañeros de trabajo y yo creo que la gente lo agradece. Normalmente, pensamos que la gente como lo que son, personas. El otro día vino la reina Letizia a la Mercedes Benz. Al principio el saludo fue con una naturalidad increíble, nos saltamos un poco el protocolo, como hablando con alguien que acabo de conocer y que me cae bien. Y entonces ella nos buscaba con la mirada y se puso a hablar con nosotros, ¿sabes por qué? Por esa espontaneidad con la que nosotros la tratamos, que nos sale natural.