Estudió periodismo, iba para escritora y ha sido autodidacta en su profesión, la prestigiosa diseñadora Teresa Palazuelo, nos desvela las claves de su éxito en el mundo de la moda. Apenas sin hacer ruido, gracias al boca a boca, y a una forma de entender el mundo de la costura totalmente pasional.
¿Le molesta que le hayan apodado como “la diseñadora de la gente bien”?
Me molestan muy pocas cosas en la vida. Lo que sí que es cierto es que, además de "para gente bien", hemos trabajado para todo tipo de personas y he tratado de inculcar en mi equipo que todo el mundo que nos llama se merece un trato especial y correcto. Hemos realizado todo tipo de trajes, para perfiles de lo más variado... Es cierto que por lo que más se nos conoce es por el diseño para novias, porque son muchos años y hemos hecho trajes muy sonados, muy mediáticos.
¿Cómo llegó al mundo de la moda?
He tenido una infancia absolutamente feliz, como muchos de mi generación. En el año 1948, mi madre, Teresa, fundó lo que después se conoció como el Taller de Basaldúa. Yo iba de vez en cuando, y veía a las modistas trabajando y a la gente probándose, e incluso en aquella época se realizaban pases de desfiles privados en el salón del piso, y yo estaba allí. También era típico en aquellos años, contar con una modista que venía a casa dos veces a la semana y hacía la ropa. Y esto a mí me fascinaba.
¿Dónde estudió diseño y confección?
Nunca estudié diseño, sino Periodismo en la Universidad Complutense, pero siempre me gustó la moda. En la España de esa época, el no tener un título universitario era algo incomprensible, así que pasé por la universidad, pero luego decidí viajar, irme fuera del país... Estuve viviendo en el extranjero bebiendo del mundo del arte y la cultura. Y llegó un día en el que me planté y dejé todo lo que estaba haciendo para dedicarme en cuerpo y alma a la moda, que era lo que me gustaba.
¿Pasó tiempo hasta que llegó el éxito?
Fue mucho más tarde, cuando fundé la empresa en el año 92, y el éxito llegó rápido. El arte me influyó siempre mucho, sobre todo, en el tema cromático. Comencé haciendo trajes con mucho color que fueron muy aplaudidos, y me posicionó muy rápido, porque el color importaba y significaba romper con la tradición del traje de novia marfil o blanco.
Empecé a utilizar telas pintadas y también detalles con muchas tonalidades. El color es importante porque puede levantar un vestido y, por supuesto, en los complementos. Ahora se utiliza menos porque todo es cíclico, pero poco a poco hay cosas que vuelven. Y si el traje es blanco, es importante resaltarlo con un ramo de flores con color, o incluso unos zapatos con alguna tonalidad, ya que esto te puede diferenciar.
¿Sigue las tendencias?
Siempre me he alejado de las tendencias. Cuando sale un color de moda, no le sienta bien a todo el mundo. Y además, nuestros trajes son muy atemporales. Los de vestir pueden ser un perfecto fondo de armario para 10 o 15 años. Luego, lo vuelves a sacar, lo modificas un poco, y sigue estando plenamente actual.
¿De quién aprendió el oficio?
Soy autodidacta, lo que tengo es mucha imaginación, ideas, gusto… A lo largo de los años, he aprendido mucho, pero siempre he sabido cuándo algo no estaba bien hecho. Me tocaba deshacer y volver a comenzar. No he necesitado ningún curso, lo llevaba en el ADN...
Ahora no dispone de web para promocionarse, ni para atraer a futuros clientes...
Tuvimos página web en su momento, pero hace años lo eliminé todo. Me costó mucho aceptar el tema digital porque nunca quise darle esa publicidad a mi nombre. Pero mi entorno me animó y en un momento dado, la pusimos en marcha con éxito.
Por diferentes motivos, hace algunos años decidí cerrar la página y ahora sólo tengo el perfil de Instagram. Y además, cuelgo poquísimas fotos.
No necesito promoción. Estoy en una etapa de mi vida trabajando mucho más tranquila. Ya he hecho todo lo que tenía que hacer, y ya he demostrado que lo podía hacer. Ahora ya sólo quiero trabajar para disfrutar. Y cuando viene una señora porque quiere un vestido de novia o un traje para su guardarropa, pues lo hacemos, porque nos apetece tanto a ella como a mí.
¿Son importantes las redes sociales para la moda y en general, para las empresas?
Son importantísimas. Mi caso es un poquito peculiar, porque ya llevo muchos años, aunque reconozco que las redes sociales son un arma de doble filo. Vivimos con un exceso de información, y nos llega al atelier gente con un lío tremendo. Les aconsejo desconectar un poco.
"Siempre me he alejado de las tendencias. Cuando sale un color de moda, no le sienta bien a todo el mundo"
Si alguien quisiera ponerse en contacto con usted hoy, para hacerle un traje de novia...
A través de Instagram, poniendo su número de teléfono y su correo electrónico. Y por supuesto, el boca a boca, porque la gente hoy se pasa los números del móvil...
El vestido de novia de Sofía Palazuelo, duquesa de Huéscar, ha sido uno de los más mediáticos y aplaudidos de los últimos tiempos, ¿le hizo especial ilusión?
Por supuesto, es mi sobrina. Tengo una excelente relación con todas mis sobrinas. Este traje ha sido muy mediático por ser quién es. Lógicamente, me hizo mucha ilusión y fue todo un honor. Un vestido precioso que marcó tendencia, por su estilo y sobriedad, y que ha sido muy copiado después. Tengo unas sobrinas guapísimas y estupendas…
Sus diseños son únicos y atemporales, y en los que los detalles marcan la diferencia. ¿Los detalles marcan la diferencia también en la vida?
Los detalles son importantísimos en la vida. A todos nos marcan las experiencias vividas, y cada uno lo transmite en su trabajo, con su toque personal. Lo que yo hago es muy personal, las influencias están ahí, y esto al final, te define.
¿Cómo define su estilo?
Los trajes que hacemos son elegantes, tienen mucho oficio, mucha costura, están muy elaborados y son muy personales.
Yo nunca he hecho una colección, por ejemplo, porque a cada persona le hacemos un vestido que le siente bien sólo a ella y el trato es muy individualizado. Lo de las colecciones nunca ha encajado conmigo. He creado trajes muy barrocos, con mucho color. Ahora mismo por ejemplo, Dolce & Gabbana ha sacado unos trajes espectaculares, llenos de flores y colores, y esto yo ya lo hacía hace 20 años. Luego tienes ciclos, por supuesto, y vas evolucionando y cambiando.
En las novias, también hay una moda, es muy sutil, muy lenta, pero la hay. Y cuando ya has hecho durante un tiempo algo, tienes la necesidad de cambiar, y los clásicos siempre están ahí, y vuelven.
¿Ha cambiado en estos años? ¿Cuál es su filosofía de vida?
Todos cambiamos con los años. De joven te quieres comer el mundo por encima de todo, y ahora lo que quieres es vivir de una forma más tranquila, más pausada. He aprendido. Tengo toda esa experiencia de los años, y ahora quiero disfrutar con todo lo que hago.
Mi filosofía de vida ha sido y es intentar ser una persona honrada, buena, ayudando a los que me rodean, estar pendientes de ellos, disfrutar de mi familia, disfrutar de mi trabajo…
Si no hubiera sido diseñadora ¿qué hubiera sido?
Quizás escritora. La literatura era mi otra pasión… Me matriculé en Periodismo… por ahí va la cosa….
¿Cuánto tiempo se tarda en crear un diseño de alta costura de estas características?
Es muy difícil calcular un número de horas para estos trabajos, pero yo siempre he recomendado a las clientas que inicien el camino aproximadamente seis meses antes. En un mes decides tejidos, opciones y a partir de ahí, empezamos con una primera prueba de toile, después una segunda toile, y si ya está muy definido se pasa a prueba con tejido... Seis meses es perfecto.
Lo que pasa que hoy como todo el mundo quiere el mismo restaurante, la misma finca y la misma iglesia... Pues hay una presión horrible sobre las novias, para que tomen decisiones muy rápidas.
Hoy, algunas novias plantean casarse a dos o tres meses vista...
Es complicado trabajar haciendo vestidos de novia a dos meses o tres del evento porque el 90% de nuestros tejidos vienen de fuera. Sólo el paso de encargar los materiales es complicado. Una vez que los tenemos, ya depende de nosotras, no de terceros. Desde que empezó la pandemia esto nos ha hecho mucho daño, luego pasó lo del Canal y se cortaron los suministros... Hemos sufrido retrasos por todos los lados. Durante la pandemia, las previsiones se han ido cambiando todo el rato, por cierre de fábricas, problemas con los transportistas, novias con Covid-19, y esto, menos mal, lo vamos superando.
Es como crear una obra de arte desde un lienzo en blanco...
Por supuesto que son obras de arte. Son trajes únicos y muy especiales, sobre todo, cuando la persona que está al otro lado, la clienta, te da libertad para crear.
"Las princesitas ya no existen, aunque tampoco he hecho nunca este tipo de vestidos"
La inspiración la recibe cuando aparece la novia por la puerta…
Sí. La persona que aparece por la puerta del atelier te transmite algo que hay que tener en cuenta. Se produce un diálogo entre el espejo y la clienta, y yo en medio para gestionarlo. Hay que hacer que ella se sienta muy segura y tranquila, pero luego le añades toda tu experiencia vital, lo que has viajado, lo que percibes, los museos que has visitado, los colores, la artesanía, todo influye, y se lo ofreces al cliente.
¿Qué tiene entre manos ahora?
Trajes, trajes, trajes... moriré haciendo trajes. Estoy haciendo muchos vestidos de novia, porque se nos han acumulado de estos años anteriores, y está la gente deseando volver a disfrutar, a vivir, a celebrar...
¿Las novias han dejado de ser “princesas”?
La novias hoy tienen otra edad. La mayoría son profesionales con carrera, que toman decisiones importantes todos los días, y tienen las ideas bastante claras. El profesional del diseño, les puede indicar qué les puede sentar mejor u ofrecerles determinado tejido, etc., pero por supuesto, intervienen muy activamente en todas las decisiones. Por supuesto, tenemos que tener en cuenta el estilo y la cultura, no es lo mismo hacer un traje para alguien de Madrid que para alguien de Latinoamérica o de Rusia. Son mentalidades y culturas diferentes, y nos adaptamos. Pero las princesitas ya no existen, aunque tampoco he hecho nunca este tipo de vestidos.
¿Cómo ve el cambio de la mujer española? ¿Es hoy la mujer muy diferente a la que acudía a su atelier en sus inicios?
Ha pasado a ser una mujer más madura, con ideas muy sólidas, viaja mucho, habla idiomas... Antes era una madre, una hermana o una suegra la que podía decidir y decirle: ¡Oye ponte esto! Y ahora eso casi no ocurre. Son las novias las que deciden todo, y gestionan su boda como un pequeño negocio, lo hacen todo. No les puedes toser, lo máximo que puedes hacer es ser el vehículo para que ellas consigan realizar lo que decidan.
¿Qué opinión tiene sobre la economía circular? ¿Es posible que estemos viviendo un cambio de tendencia, tras la explosión del low cost?
El low cost no va a desaparecer nunca. Lo que pasa es que es una producción bestial de ropa. Cuando he acudido a ofrecer conferencias en diferentes universidades, les digo que tienen que contribuir a mejorar su entorno, los productores locales, los más cercanos, y Europa. Sí que tenemos que seguir contribuyendo con otros países menos afortunados, pero también tenemos que proyectarnos hacia nuestra propia economía, la de nuestro entorno.
Y la sostenibilidad y el lujo...
Soy gran defensora del producto del lujo, pero sostenido, no el disparatado de marca. Las personas que trabajan tienen que tener un trabajo y un salario digno, y cada cosa en su entorno. Nosotros restauramos en muchas ocasiones piezas que tienen algunas clientas como fondo de armario, esto es una forma de equilibrio. Contribuir un poquito a la mejora del planeta. No obstante, todas tenemos ropa low cost, básicos, pero no se debe comprar piezas de usar y tirar a los tres meses. Yo creo que la gente joven, lo veo en mis hijos, tienen más conciencia que la que nosotros tuvimos en su día.
¿A qué diseñadores admira Teresa Palazuelo?
A los clásicos. Fortuny, Vionnet, Balenciaga, son referencias donde siempre estamos mirando. Tengo una biblioteca de libros de moda y siempre los ojeo, porque siempre me inspiran. Todos miramos un poquito hacia la historia.
Luego, también hay gente joven estupenda. En mi taller he tenido escuela de gente que acudía para hacer prácticas, en aquel programa de FP dual maravilloso. He estado muy cerca de la juventud, que me ha aportado mucho, y he visto despuntar a muchos jóvenes. Una maravilla.