Helena Lopez del Hierro, la directora del Museo del Traje, ya nos lo anticipó cuando MagasIN la entrevistó hace unos meses. La exposición Antonio Alvarado: Baja Costura era su gran apuesta para el otoño: “Nos hace especial ilusión porque, cuando se le dio el año pasado el Premio Nacional de Diseño de Moda, nosotros ya estábamos trabajando en la exposición de Antonio, y nos permite además rematar las investigaciones que teníamos sobre la eclosión de la moda española a mediados de los 80”.
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Durante la presentación a los medios, Helena Lopez del Hierro explicó que han trabajado seis años en esta retrospectiva, una de las que más esfuerzo e ilusión ha implicado por parte del todo el equipo: "Antonio nos pidió que su obra no se podía separar de sus vivencias. Él ha recorrido sus recuerdos, su vida, sus creaciones... junto con su hijo, Iván Alvarado, y Juan Gutiérrez, conservador del Museo del Traje, que son los comisarios de la muestra".
El diseñador, poeta de la movida con hilos y tejidos que nadie antes había utilizado, asistía con su tradicional humildad a la rueda de prensa y escuchaba con rubor las alabanzas sobre su obra: "La ropa de Antonio es una ropa irónica, crea cosas divertidas e incluso a veces, si se me permite el término, un poco macarras, pero siempre con una confección excelente", añadía la directora del Museo del Traje.
Juan Gutiérrez, uno de los dos comisarios, recalcaba la importancia de la obra de Alvarado para entender la moda de la llamada "movida madrileña": "El trabajo de Antonio es crucial porque, por un lado, está muy vinculado a las vanguardias internacionales pero también conserva ese estilo muy autóctono, muestra del neocasticismo de finales de los 70 y principios de los 80".
El responsable de la colección de moda contemporánea del Museo del Traje, explicó "el privilegio que ha supuesto tener al creador recreando" de nuevo sus prendas para mostrarlas junto con carteles, joyas, dibujos y complementos. "Y aunque se tiende a frivolizar el papel de la moda en la sociedad, su trabajo ayuda a entender mejor la revolución que Alvarado supuso para la moda española de esa época".
Y de las posteriores porque, entre la prensa especializada, el veredicto era unánime: la mayoría de lo expuesto parece haber sido diseñador ayer, por alguno de los jóvenes talentos emergentes que salen cada año de las escuelas de moda.
"La creatividad no le abandona ni un instante", añadía Juan Gutiérrez, para explicar las conexiones que pueden verse, a lo largo de todo el recorrido, con imágenes de desfiles, archivos de televisión y fragmentos de películas, demostrando que Alvarado entendió antes que nadie muchas cosas que hoy damos por sentadas y asentadas.
Antonio Alvarado nació en Alicante pero, cuando se vino a vivir a Madrid, el flechazo con la capital fue instantáneo. Y, a diferencia de otros creadores, que denostaban lo patrio deslumbrados por lo de fuera, se empeña en recuperar ese legado cultural y en trasladar a las pasarelas la moda que viste la calle.
Como escribía Almudena Grandes en la revista Ajoblanco, referente de la movida, en marzo de 1991, Alvarado fue el modista “más perverso de la inocente Moda de España”, y su ropa comunicaba cosas que ningún otro creador se planteó introducir en el lenguaje de la moda.
"Más allá de la ropa, más allá del adorno, Alvarado trazó una línea directa entre la calle y la pasarela, entre la discoteca y el salón de baile, entre la sociedad y la moda. La suya, más que ninguna otra, es una moda que nos habla de la realidad de un país que trata de forjarse una identidad nueva sin renunciar a todo lo que tradicionalmente ha sido", explica el magnífico catálogo.
Con sus características gafas (como las de Woody Allen), su chaqueta bomber y su gorra de plato, Alvarado, que ha sido siempre un dandi castizo, explicaba que "la exposición lo que hace es una lectura social, porque no me gusta la ropa encerrada en una urna sino en el contexto donde fue creada, vivida...".
En uno de los cuadros puede vérsele junto a su hijo Iván, cocomisario y conservador del legado de su padre y retratado cuando apenas era un niño. El tiempo ha sido amable con ambos, que parecen sacados de una película de Martin Scorsese sobre italianos en Nueva York.
Tanto Helena López del Hierro como Juan Gutiérrez y el propio diseñador, enfatizaron que la muestra no habría sido posible sin el casi medio centenar de amigos y clientes que han cedido las prendas y accesorios que han conservado con mimo y cariño en sus armarios, a lo largo de estos cuarenta años.
Entre los prestadores, hay muchos nombres conocidos. Alvarado vio antes que muchos que la moda era un medio de expresión como la música y el cine. Y así, vistió a grupos como Mecano, La Década Prodigiosa, Azúcar Moreno o los alemanes Europe, y a cantantes como Tino Casal, Alaska, Luz Casal, Rocío Dúrcal, Bernardo Bonezzi, Víctor Coyote y Jaime Urrutia.
También aportó elementos clave en las películas de Pedro Almodóvar, como los pendientes-cafetera que llevaba María Barranco en Mujeres al borde de un ataque de nervios y la camisa estampada de La ley del deseo, así como para otras cintas de Bigas Luna y para espectáculos escénicos de Fabio McNamara, Antonia Andreu y Carlos Saura. "Soy muy nervioso y no sé parar", explicaba el diseñador.
Por eso, entre sus clientes hay una larga lista de actrices y actores, como Eusebio Poncela, Rossy de Palma, Carmen Maura, Marisa Paredes o María Barranco. Antonio Banderas y Ana Leza contrajeron matrimonio vestidos de Alvarado, que también fue pionero en creer que era posible hacer vestidos de novia poco convencionales.
También colaboró con artistas como Julio Juste, Javier Furia, Costus, Carlos Berlanga y Diabéticas Aceleradas, y con personalidades claves de la cultura como las hermanas Bosé, Paloma Chamorro, Marta Moriarty y Blanca Sánchez Berciano, que han cedido piezas para ser expuestas. Alvarado recordaba que entre sus clientes, "había muchos más no famosos que famosos".
Lo extraordinario de la muestra se comprueba al ver cómo el Museo del Traje ha optado por primera vez por extender una exposición monográfica a dos espacios del edificio, ocupando una extensión total cercana a los 1.000 m2.
En ellos se despliegan 130 modelos, además de bolsos, zapatos, bocetos, fotografías, obra plástica y otros elementos que ofrecen una visión muy completa del universo creativo y vital del diseñador.
En 1983, Antonio Alvarado presentó Baja Costura, el primer desfile de moda que se vio en la sala Rock-Ola que explicaba así la elección del título: "Se llamaba Baja Costura para darle una identidad, porque cuando yo empecé la Alta Costura se estaba cayendo".
Sin embargo, precisaba: "La moda ni sube ni baja y esta no es más baja que la otra. Pero hay modelos y materiales que se hacen pensando en los flashes y en las alfombras rojas mientras que esta lo hace para la gente de la calle". Para añadir después: "La calle es vida. Lo demás es fantasmeo".
Alvarado no ha perdido ni un ápice de la mordacidad con la que siempre se ha expresado y ha creado: " Ahora que Yoko Ono se ha pasado de moda para echarle la culpa, todo el mundo quiere parecerse al otro, en lugar de mirarse en el espejo y buscarse, analizarse".
Como él mismo escribió en La Luna de Madrid, en 1984: "Busco descurbrir lo genuino de cada persona y revalorizar con mi ropa la expresividad de sus cuerpos, la manera de vomitar y moverse con mis prendas".
En esa búsqueda incansable para vestir a aquellos que luchaban por encontrar su propio estilo, el diseñador recordaba: "Antes no había tantas tiendas y tenias que buscarte muchísimo la vida: ir a Londres, a Nueva York... Ahora está todo enlatado en los escaparates".
Fue uno de los fundadores de la entonces Pasarela Cibeles de Madrid y el impulsor de la Pasarela Circuit de Barcelona; también, de los primeros en poner en valor la necesidad de proteger la industria de la moda, a sus artesanos y al talento emergente.
Antonio Alvarado fue galardonado con el Premio Nacional de Diseño de Moda 2021, pero, con esta muestra, "me he sentido nuevamente querido", comentaba, mientras se describía como "pesado, insistente, perfeccionista porque es la manera que tengo de trabajar".
En 2012 decidió dejar su firma inactiva. Diez años después, aquí sigue, sin parar. Los originales maniquíes de la firma MRôlo ayudan a transmitir la ironía, la provocación y el impacto escénico de sus creaciones y a reflejar el espíritu rompedor de la cultura de finales del siglo pasado en España. Puedes comprobarlo en esta galería de imágenes.
Su moda, en la que convivían el espectáculo y lo lúdico con la precisión técnica, la sastrería y lo intelectual, anticipó tendencias sociales como el unisex, el reciclaje. Él, que fue de los primeros diseñadores en utilizar tejidos reciclados y sostenibles, criticaba "el consumo inmediato" y "el exceso de marca" de hoy.
El próximo 5 de febrero se cumplirán 40 años de que, en 1983, Francisco Umbral escribiera en El País: "Antonio Alvarado presenta 'la baja costura'. El furor ético ha llegado a los trapos". Pasen y vean.
La muestra estará abierta al público hasta el 26 de marzo de 2023.