Nuestra casa es equiparable a nuestro lugar de paz personal. Ese donde podemos relajarnos, desconectar, conectar y ser nosotros mismos cada día del año. Por todos estos motivos, cada día más personas se esfuerzan por crear un hogar, con una armonía y decoración que inspire la tranquilidad que buscamos.
Por mucho que los muebles y colores que elijamos para conseguirlo sea fundamental, hay un aspecto decorativo que lo cambia todo y que, además, cada vez es más popular: las plantas. No solo invaden nuestra casa de color, sino que tienen un sinfín de beneficios.
De todas las que existen, lo cierto que es muy difícil encontrar una de ellas que no cumpla con los requisitos que buscamos. Sin embargo, algunas, en especial, no solo pueden armonizar, decorar y dar beneficios, sino que pueden otorgar a nuestro hogar un aroma digno de un perfume, como el jazmín.
El jazmín, un perfume natural
El jazmín es una de las plantas más valoradas en jardinería. En algunos lugares, simboliza el amor y la pureza e, incluso, en países como India y Tailandia, se considera una flor sagrada y es utilizada en ceremonias religiosas y festivales.
Además de su simbolismo, es una de las plantas más populares en los hogares. No solo cuentan con una belleza capaz de decorar cualquier espacio, sino que los cuidados del jazmín son sumamente asumibles, tanto para quienes son jardineros expertos como para quienes quieren empezar a serlo.
El jazmín es una planta rústica y sumamente resistente, capaz de darnos muchas flores con una estética única. Si seguimos al pie de la letra los pocos cuidados del jazmín, podemos verlo crecer hasta los seis metros de altura.
Puede decorar cualquier espacio, ya sea en macetas o trepando por paredes y cercas, aportando un toque de frescura y naturaleza a los interiores o jardines. Además, su capacidad de florecer durante gran parte del año asegura que siempre haya un toque de belleza natural presente en el hogar.
Más allá de su valor estético y funcional, tener una planta de jazmín en casa ofrece múltiples beneficios. Se ha demostrado que sus flores contienen propiedades medicinales que ayudan a mejorar el estado de ánimo y aliviar síntomas depresivos.
La presencia de plantas en el hogar, como el jazmín, contribuye a purificar el aire, eliminando toxinas y mejorando la calidad del ambiente. De este modo, ayuda a mantener un entorno más saludable, fresco y agradable.
Sin embargo, si hay algo por lo que destaca el jazmín es por su fragancia dulce y embriagadora, una de las principales razones por las que muchas personas deciden cultivarla.
Este aroma, especialmente por las noches, tiene propiedades relajantes que pueden reducir los niveles de estrés y ansiedad, creando un ambiente de serenidad y calma en el hogar. Inhalar su perfume puede promover un sueño reparador, por lo que es ideal tenerla en lugares como la habitación o áreas de descanso.
El olor del jazmín es una fragancia que destaca por su dulzura. A menudo, este perfume se asocia con la sensualidad y el romanticismo, debido a su capacidad para estimular una sensación de bienestar y relajación.
Su fragancia es potente, pero no abrumadora, lo que permite que llene el ambiente sin resultar invasiva, así como hacen muchos ambientadores, pero que el jazmín consigue de forma natural.
El jazmín puede actuar como un perfume en casa gracias a su capacidad para perfumar de manera constante, duradera y suave. Al ser una fragancia natural, es ideal para aquellos que prefieren evitar productos químicos o sintéticos.
Colocar flores frescas de jazmín en un jarrón puede ayudarnos a impregnar todo el hogar con su aroma. Incluso, hay quienes optan por bolsitas con flores secas o almohadas aromáticas de esta planta, para conseguir el olor en todos los rincones de la casa de manera sutil y persistente.
Cómo cuidar el jazmín
Tal y como ya hemos comentado, el jazmín es una planta muy fácil de cuidar; sin embargo, los pocos cuidados que necesita son obligatorios y determinan por completo su crecimiento saludable e, incluso, su belleza.
Para poder florecer en condiciones, el jazmín demanda una exposición a pleno sol. Es una planta originaria de climas cálidos, por lo que en el caso de querer tenerla dentro del hogar, es prácticamente obligatorio que esté cerca de una ventana o que reciba luz intensa de forma directa.
Sin embargo, a pesar de que sea una planta originaria de climas cálidos, es capaz de estar expuesta al frío y tolera temperaturas de hasta tres grados bajo cero; sin embargo, si está continuamente expuesta al clima frío, lo ideal es cubrir las raíces.
En cuanto al riego, tal y como otras plantas e incluso nosotros como seres humanos, el agua es fundamental, especialmente en primavera y verano. Durante estas dos estaciones, lo ideal es regar cada dos o tres días.
No obstante, sus raíces se pudren con facilidad si se encharcan, por lo que es crucial proveerle de un suelo que evacúe sin problemas el agua de riego sobrante. Durante los meses de desarrollo, también debemos tener en cuenta aplicar de manera mensual una dosis de abono.