Con la llegada del verano, nuestro cuerpo pide a gritos alimentos frescos y sanos. La fruta, cómo no, es uno de los que no puede faltar en la mesa cuando las temperaturas empiezan a subir. Su dulzor y frescura las convierte en un atractivo para las comidas en las estaciones calurosas, todo ello añadido a la variedad de colores y sabores entre los que podemos elegir.
Más allá de la sandía y el melón, el verano abre la veda a un sinfín de frutas que en otras épocas son muy difíciles de conseguir en buen estado: higos, granadas, melocotón, pomelo, cerezas, mango o las ciruelas. Siendo esta última una verdadera incógnita para algunas personas e incluso expertos, quienes dudan si en España se consumen correctamente.
Todos sabemos el procedimiento a la hora de consumir frutas: elegir la que queremos y, sobre todo, lavarlas porque en ocasiones llevan un polvillo blanco que cubre sus pieles. No obstante, lejos de ser suciedad acumulada, esa capa polvorienta que recubre la fruta es un protector natural y deshacerse de ella puede ser un error, tal y como explica Boticaria García.
Qué es el polvo blanco que recubre las ciruelas
La pruina es una capa fina y polvorienta que se encuentra en la superficie de diversas frutas, como las ciruelas, las uvas y los arándanos. Esta cobertura natural tiene un aspecto ceroso y a menudo se confunde con suciedad o residuos superficiales; sin embargo, desempeña un papel crucial en la protección de la fruta.
Ha sido Boticaria García quien ha tratado el tema en su Instagram, desde donde el cual da consejos y recomendaciones a todos sus seguidores. El último se trata acerca de la importancia de este polvillo que en ocasiones quitamos y es que, lejos de ser algo que tenemos que eliminar, "es un kit básico de supervivencia para el verano".
"El polvillo blanco tiene un nombre muy fino, lo llaman claudy bloom por su aspecto de niebla", explica la experta. "Se trata de un manto natural de cera que sirve a la ciruela como un traje de autodefensa frente a los malos", finaliza.
Ese polvillo blanco cuenta con tres propiedades. En primer lugar, funciona como protector solar, ya que ayuda a la ciruela a "limitar la radiación solar que entra dentro del fruto y puede estropearlo". De esta forma, consigue que dure mucho más tiempo en buen estado.
La pruina evita que los rayos UV alteren el interior de la ciruela, protegiendo así el fruto de quemaduras solares. Cuando esto ocurre, hay zonas en la piel que se dañan por estar expuestas a la luz directa del sol. Además, también la protege de que el calor extremo absorba su humedad y seque el fruto.
La pruina también funciona como repelente de insectos: "Es una barrera natural que protege a la fruta frente a los bichos que se le pueden acercar", explica Boticaria García. De esta forma, evitamos que nos contaminen la fruta con bacterias y otros organismos que pueden derivar en enfermedades.
Por último, el polvillo de la ciruela es impermeable, por lo que tiene la capacidad de repeler el agua. Además de actuar como una barrera protectora frente a agentes externos, ayuda a prevenir la deshidratación de la fruta al reducir la evaporación del agua contenida en su interior.
A pesar de todos sus beneficios, es cierto que la pruina o la capa blanca se elimina con mucha facilidad, especialmente si frotamos mucho a la hora de lavar la ciruela con agua. Eliminar este polvillo blanco es un error, ya que una vez eliminado, el fruto no estará tan protegido como antes, por lo que podemos simplemente sumergirlas en agua.
La pruina no es exclusiva de las ciruelas, sino que también se encuentra en otras plantas, tallos e incluso algunos frutos vegetales. Por ejemplo, las ciruelas, uvas o los arándanos también tienen pruina en su piel.