El papel de la mujer en los entornos rurales cada vez tiene más protagonismo: la creación de asociaciones de diversa índole y la multitud de iniciativas que surgen en los pueblos suelen ser propuesta de ellas. De hecho, sin todos estos nuevos recursos y las funciones que tradicionalmente realizan, la vida en los pueblos sería imposible.
Desde cuidar a los pequeños y mayores hasta encargarse de la casa o labrar la tierra, las mujeres de lo que ahora llamamos "la España despoblada" han sido grandes ejemplos a seguir. Por ello, el 'Calendario de la España Vacía' ha reconocido su gran labor retratándolas y contando sus historias una a una en cada mes del año. ¡Estas son algunas de ellas!
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Calendario de la España Vacía
Esta iniciativa ha surgido de la mano del Grupo Driver, la red de centros especializados en neumáticos y mecánica rápida. "El Calendario de la España Vacía es un proyecto que nació en 2020 con el objetivo de dar visibilidad a los municipios en peligro de despoblación, y este año nos hemos centrado en las mujeres de los pueblos", comenta Sergio Moreno, director de Marketing del Grupo Driver.
Bajo el lema 'Las mujeres de los calendarios ya no son modelos, son modelos a seguir', han seleccionado a una decena de mujeres rurales cuyas funciones son imprescindibles en los pequeños municipios. Esta iniciativa, según Sergio Moreno, ha tenido muy buena acogida entre los pueblos seleccionados.
"El año pasado lo dedicamos a los municipios de la España vacía que habían sufrido un incendio y habían resurgido de sus cenizas. Este año hemos querido ir más allá. No solo dar visibilidad a los pueblos, sino también a la gente que hace posible que sigan vivos. Todo esto lo hemos unido con la idea de romper el estereotipo de la mujer modelo de un calendario", explica el experto.
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12 mujeres, 12 historias
Elena desde Rueda de la Sierra, Natalia en Huerta de Abajo o Mari Carmen de Allo son tres ejemplos de las mujeres que visten el calendario. A estas, se le suman otras tantas: Andrea, Nuria, Marina, Clara, Berta… todas ellas unidas por un hilo común: su presencia en la España despoblada, fundamental desde tiempos ancestrales.
En el caso de Maite (57 años), vive en Alquézar, un municipio de la comarca de Somontano de Barbastro, en Huesca. Su historia habla de independencia y emprendimiento, pues fue la primera mujer barbera de Monzón y luego comenzó un gran proyecto para crear un obrador en su pueblo. A día de hoy, es el único que ofrece desayunos a primera hora de la mañana.
Por su parte, Aurora (52 años) es de Zuheros, Córdoba. Aunque trabajó de profesora interina en Castilla-La Mancha, volvió a su municipio natal para montar un kiosko. Ahora se dedica a los cuidados de su madre, una gran labor que requiere mucho esfuerzo y dedicación.
Otra de las protagonistas es Pilar, desde el municipio palentino Paredes de Nava. Esta mujer ha centrado su vida en la defensa y restauración del patrimonio histórico: es la cofundadora de la plataforma Made in tierra Spain y de Assur Laboratorio Cultural, ha inaugurado el Centro de Artes Escénicas 'Jorge Manrique', y ha trabajado en la rehabilitación del convento de su pueblo.
"Sin mujeres, no hay pueblo"
"La mujer es el sostén de todo, y en el pueblo más: lleva el timón de la casa, trabaja en el campo, cuida a los críos y a los mayores…", comenta Aurora, de Zuheros. Y añade: "Un pueblo sin mujeres es difícil. El hombre aquí no está tan acostumbrado a participar en las tareas del hogar".
Por su parte, Maite añade que "la mujer hace 35 o 40 años estaba absolutamente en la sombra". "Todo lo visible lo hacían los hombres y la figura de la mujer era casi nula, aunque fuera fundamental", comenta la obradora de Alquézar.
Por último, Pilar destaca el papel de las mujeres profesionales en el entorno rural, aquellas que no trabajan en el sector primario: "Estamos en territorios productivos, es normal que haya muchas mujeres que se dediquen a la alimentación o transformación, pero también es importante sacar adelante otras cosas: arquitectas, farmacéuticas, veterinarias…".
Contra la despoblación
Además de sus significativas labores en el pasado y en el presente, las mujeres de los pueblos de la España vaciada miran al futuro con esperanza y, entre otras cosas, con nuevos proyectos e ilusiones para mejorar su medio de vida.
"Estamos peleando por la vivienda porque hacen falta trabajadores, pero nadie quiere venir a los pueblos si no hay una oferta digna de vivienda", explica Maite. "Hay que intentar destinar recursos para solucionar este problema como sea. La gente no quiere grandezas, quiere libertad e intimidad".
Maite, obradora de Alquézar: "Empieza a haber cabezas femeninas que lideran organizaciones. Ya no somos socias sino presidentas, tenemos puestos de mayor responsabilidad".
También destaca el gran impacto del asociacionismo en los pequeños pueblos: "Hay mucho asociacionismo y la mayoría es femenino. Me parece fantástico que se dé visibilidad a aquellas mujeres que nos precedieron, como nuestras abuelas".
Un estilo de vida
Para estas mujeres, el pueblo no es solo su lugar de residencia, sino que es un estilo de vida: "Cuando disfrutas del patrimonio, de la cultura y de los espacios naturales es cuando realmente valoras el medio rural", comenta Pilar, en Paredes de Nava.
Pilar: "En los pueblos te encuentras verdaderas joyas de valor incalculable que están en ruinas. Muchas veces pareciera que las estás descubriendo tú".
Pilar, al igual que el resto de mujeres, lo tienen claro. No se mueven del pueblo: "Aquí tienes tiempo y espacio, digamos que puedes ser dueña de ti misma: no tienes que esperar colas ni hacer reservas, es todo mucho más inmediato, los desplazamientos son de mayor calidad… En una ciudad lo pierdes".