España es un lugar único. Ya no solo sus tradiciones y costumbres lo posicionan como uno de los sitios turísticos más aclamados, sino que su clima y variedad de paisajes hace que hasta los propios nacionales no quieran salir de la frontera para disfrutar de algo diferente. Y verdaderamente no hace falta. Existen recorridos y senderos maravillosos en diferentes lugares del país que merecen cada paso; sin embargo, todos soñamos en algún momento con conocer más allá.
De todos las ubicaciones únicas en el planeta, cada uno se adapta a aquello que quiere ver. Mientras que hay personas que escogen la gran ciudad, con todo lo que ello implica, hay otras muchas que simplemente prefieren sintonizar con la naturaleza y disfrutar de la paz que estas zonas pueden conseguir. El simple hecho de estar en un ambiente tranquilo ya es sinónimo de sentirse bien.
Por ese motivo, hay quienes ya simplemente tienen en mente estos lugares, por lo que National Geographic nos hace la vida mucho más fácil, destacando los más bonitos y salvajes del mundo. Mientras que muchos puntos de la lista sabríamos ubicarlos en el mapa sin facilidad, hay algunos de los que, simplemente, no hemos oído hablar en la vida. Como es el caso de las islas Feroe.
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Las islas Feroe son, según la revista, uno de los lugares más bonitos del planeta. Ubicadas en Dinamarca, es un diminuto archipiélago situado en el océano Atlántico que hasta hace muy poco tiempo no estaba prácticamente conectado con Europa y ahora, se puede llegar directamente desde Barcelona. Este suceso ha impulsado el desarrollo de hoteles y restaurantes y, sobre todo, darse a conocer alrededor del mundo.
Dentro de este insólito lugar encontramos el Sørvágsvatn, el lago más impresionante de Europa que se encuentra a una altitud de aproximadamente 32 metros sobre el nivel del mar y poco a poco se desagua en su extremo sur, cayendo el agua por una cascada bautizada como Bøsdalafossur, provocando un efecto óptico que no olvidaremos jamás.
Sørvágsvatn, el lago 'más bonito del mundo' con un recorrido único
El Sørvágsvatn fue apodado como "el lago sobre el océano" debido a que, desde un ángulo en particular, se crea una ilusión óptica que parece que el lago está flotando directamente sobre el océano. Este se encuentra a más de 30 metros sobre el nivel del mar y en él y su entorno se puede practicar diferentes actividades deportivas: desde rutas de senderismo, hasta pesca, pasando por paseos guiados en bote.
Lo primero que asombra a todas las personas que visitan las islas Feroe y el lago Sørvágsvatn es que la naturaleza está intacta. Acantilados que dejan sin respiración, prados verdes sobre las montañas y el mar en cada lugar al que mires. Por mucho que sorprenda a los turistas, este terreno no tiene ningún árbol a la vista, pero llueve una media de 210 días al año, por lo que se mantiene impecable todo el tiempo. Los meses de verano, en cambio, destacan por ser soleados y con buena temperatura.
Para llegar al lago, existe una ruta de senderismo más o menos circular de 3 km donde se puede disfrutar del paisaje verde. Desde el sendero en la parte más alta, quienes lo visitan pueden disfrutar del paisaje desde arriba y la pequeña ciudad de Miðvágu. No solo eso, sino que este mismo recorrido nos lleva a Trælanípa, una pared de roca que se eleva 142 m sobre el nivel del mar. Su nombre significa 'montaña de esclavos' y se remonta a la época vikinga, donde se cree que los vikingos arrojaban a los siervos desde lo alto de la montaña.
Una pequeña puerta de hierro marca el inicio del sendero y desde ahí solo queda disfrutar. El camino desciende desde las tierras altas hasta las zonas más bajas, pero por un camino muy bien mantenido. Mientras vemos como el verde natural destaca en cada rincón, podemos disfrutar de la brisa que puede provenir del lago más impresionante de Europa, pero también del océano Atlántico.
Después, llegaremos a la bifurcación en la que podremos ver un acantilado en el que tendremos que tener cuidado. El sendero es muy seguro, pero hay zonas en las que debemos tener precaución. Una vez contemplado, podremos subir al mirador de Trælanípa y la cascada Bøsdalafossur. Desde la pared de roca podremos disfrutar de la ilusión óptica, en la que parece que el lago está suspendido en el aire.
Tal y como explica la revista, hasta no hace mucho, para volar a las Feroe había que pasar por Copenhague, pero desde hace un par de años se ha abierto una ruta semanal, de mayo a septiembre, desde Barcelona con Atlantic Airways al aeropuerto en la isla de Vágar. También se llega en ferri desde Dinamarca con la línea que pasa por Tórshavn, la capital feroesa, y continúa hacia Islandia. Y si somos muy aventureros, podemos llegar hasta este último país en coche y después coger el barco.