Ser el anfitrión de una cena en familia o entre amigos puede suponer un reto. Tiempo, energía, organización... los ingredientes del éxito son numerosos. ¿Cómo no equivocarse? Alejandro Zarraluqui, Co-Founder & CFO en Grupo La Boheme, se ha convertido en un experto en la materia.
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"Mi caso en concreto no es de los más habituales. Vengo del mundo de la banca de inversión, pero siempre había querido emprender. La gastronomía siempre me ha llamado mucho la atención, soy bastante foodie y me encanta salir a cenar y probar sitios nuevos" explica.
Su proyecto fue una gran apuesta, con "final feliz": "La Boheme se funda a principios del 2019 por dos de mis actuales socios, Pascual Girona y Felipe Faura, junto con algún socio más. Ambos son cocineros formados en la escuela de alta cocina Le Cordon Bleu y con experiencia en L´Atelier de Joel Robuchon y Ramon Freixa.
Pascual viene de una larga tradición de caterings familiares (La Cococha y Ciboulette) y decidió lanzarse a este proyecto junto con socios cocineros, como Felipe, y algún socio financiero, como era yo.
En 2020, entre el Covid y la salida de algún socio que quería emprender su propio camino, me surgió la oportunidad de adquirir una parte importante del proyecto y lanzarme a la aventura. Desde ese momento nos hemos enfocado en La Boheme y en Smart Kitchens (una empresa de cocinas ciegas que montamos durante el Covid).
A día de hoy, desde La Boheme, trabajamos de forma recurrente para empresas muy importantes como World Padel Tour, Atresmedia, KPMG, OMT, etc; y hemos organizado algunas de las bodas más importantes de la capital". El experto nos presenta algunas claves.
¿Cuál es para ti el secreto de un evento de éxito?
Una de las cosas más importantes y que se tienen poco en cuenta es la logística y la planificación. Es evidente, y más cuando pretendes posicionarte como un catering de alta gama, como es nuestro caso, que la comida y el servicio deben ser impolutos, respetando la calidad del producto y protocolo que corresponda. Sin eso no tienes nada.
Pero lo que muchas veces no se ve, es la organización que todo esto tiene detrás, y más a medida que creces y empiezas a dar servicios simultáneos en ciudades distintas. De forma muy temprana empiezas a manejar muchos productos que viajan a sitios distintos, que requieren tratamientos distintos y con muchas personas distintas. El orden debe ser militar, es la única forma de que todo salga bien.
¿Qué debe siempre tener en cuenta el anfitrión?
Cada anfitrión es distinto y nos hemos encontrado de todo. A la hora de elegir un catering, lo que más debe considerar es la flexibilidad y la predisposición. No es lo mismo una boda, que un 18 cumpleaños, y el catering debe adaptarse a las necesidades gastronómicas y de servicio que el cliente requiera.
En definitiva, es muy importante que exista conexión y entendimiento entre los anfitriones y el catering, para poder dar el mejor servicio posible. Parece muy sencillo, pero en la practica no lo es.
¿Cuáles son las claves para servir una cena perfecta?
Volvemos un poco a lo mismo que el punto anterior, depende muchísimo de lo que uno considere como cena perfecta y por encima de ello, de lo que uno quiera gastarse. Como en todo, lo bueno suele ser caro. En base a nuestros criterios, es decir, una cena de alto standing, todo gira en torno a dos ejes: la comida y el servicio.
La comida debe ser buena y parecer buena. Es muy importante este segundo punto, porque no vale con que la comida esté riquísima. También debe parecerlo, y estar presentada en el plato como si de un cuadro se tratase. En cuanto al servicio, el protocolo debe ser impoluto.
No vale con tratar de usted y ser servicial, hay que acabar conociendo a los comensales y adelantarse a sus necesidades. Una cena es como un baile, que lleva tiempos, ritmos y protocolos que deben respetarse.
¿Cómo seleccionar el menú, el ambiente, la mesa...?
Lo primero a tener en cuenta es la clase de cena que quieres ofrecer. No es lo mismo un cóctel de empresa, que un banquete nupcial o una cena con amigos.
También dependerá del momento y localización del evento que quieras realizar. Si estamos en verano, puedes aprovechar jardines y exteriores para una temática más floral o colorida, e incluso aprovechar productos de temporada para platos más especiales y apetecibles.
Como comentaba antes, cada evento es un mundo totalmente distinto y por eso es fundamental entender lo que busca el anfitrión.
¿Qué ingredientes/alimentos nunca fallan?
Lo importante creo que es la variedad. No existen alimentos o ingredientes imprescindibles, pero si que es fundamental la variedad en los menús. Debe haber un equilibrio entre proteínas, hidratos, verduras y frutas.
A partir de aquí, las combinaciones son infinitas y dependen en gran medida de los gustos de los anfitriones. En nuestro caso en concreto, nos gusta mucho jugar con los productos de temporada.
¿Recomiendas personalizar, según los comensales?
Creo que esto puede complicar mucho un evento, tanto para los comensales como para el catering. Por mi experiencia, dar a elegir suele ser un error, ya que en el momento del servicio, al comensal puede apetecerle más otro plato, o querer probar lo que está consumiendo el de al lado. Esto puede generar descontentos en los comensales y complicaciones en la orgánica del catering.
Otro caso distinto es el de los alérgenos. Esto nos lo encontramos en nuestro día a día y no tenemos más remedio que hacer menús específicos para casos concretos.
¿Hay que contar con un presupuesto elevado? ¿Y tiempo? ¿En qué detalles de una cena no recomiendas "abaratar costes"?
Contar con los servicios integrales de un catering no suele ser barato, y cuanto más completo sea el servicio, más tiempo necesitaremos para poder organizarlo bien. Un servicio de boda no se organiza en una semana.
¿De que forma podemos abaratar costes?
Son 3 los elementos con los que podemos jugar para abaratar costes: comida, personal y tiempo. Desde mi punto de vista, si tuviese que abaratar costes jugaría con los menús.
Se pueden conseguir platos muy buenos "baratos", pero en ningún caso recortaría en el servicio o personal. Los buenos camareros son caros, y la diferencia con respecto a los novatos es abismal. Pueden marcar la diferencia entre un evento decente y uno espectacular.