Cuando nos ponemos objetivos para un nuevo año, siempre nos ponemos metas súper complicadas.
[Los tres hábitos diarios que mejoran la memoria y evitan su pérdida según los neurólogos]
Esto tiene una razón de ser y es que en el fondo nuestro cerebro detecta el cambio. Una de las razones por las que lloramos es por el cambio, por el sufrimiento que conlleva a nuestro cerebro tener que trazar nuevos puentes neuronales, nuevas rutas.
Entonces, como nuestro cerebro no quiere el cambio, siempre va a dibujar escenarios muy ambiciosos, muy idílicos, que incluso yo misma sé que no voy a cumplir.
De esta forma, como me parecerá imposible, no empezaré, y si empiezo, empezaré de una forma muy liviana, rápidamente me rendiré.
Entonces es importante que cuando yo me pongo objetivos para el nuevo año sean muy alcanzables. Que yo sienta que sí, que con un poco de esfuerzo los puedo alcanzar y que intentamos trabajar a 4-6 semanas vistas. Nunca a más de dos meses vista.
Porque claro, de nuevo pierdo el fuelle, pierdo la esperanza, pierdo energía y al final dejo.
Por eso yo considero que es importante o es muy bueno que te apoyes en un profesional, porque al final te va guiando, te va dando pautas y te pone objetivos cercanos que él sabe que vas a poder alcanzar y tú también lo sientes como posible.
Por otra parte, hay algo que es muy relevante. Hay un tema que es la culpa, que en las mujeres está muy presente y que debemos trabajar mucho.
Cuando yo me pongo objetivos que son retadores, pero alcanzables, estoy más cerca de conseguirlos que si me pongo objetivos súper complicados. Una vez los tengo puestos, debo crear un plan de acción. El plan de acción debe estar escrito en la agenda.
Esta es una clave fundamental, tenerlo escrito la agenda y describir muy bien cada día lo que vas a hacer para conseguir acercarte un poco más a ese objetivo. ¿Qué pasa si no lo logro? O ¿qué pasa si hay un día que no lo hago? Una cosa es el aprendizaje, la aceptación, otra cosa es la culpa y otra cosa es la resignación. Son cosas distintas.
Cuando yo no hago algo de lo que había debemos preguntarnos por qué no o he hecho. ¿Porque me puse demasiadas cosas en la agenda, porque he dejado que la pereza me venza, porque iba a ir con Menganita al gimnasio, al final ella no fue y yo me rendí? ¿Qué ha pasado y qué puedo hacer para que esto no vuelva a pasar? Aprendo para intentar evitar el error siguiente.
Por último, además de hacer esto, debo de intentar perdón, que me he despistado con 'x'.
Además de trazar este plan y de trabajar la culpa, debo tener muy presente que la aceptación es eso. Luego está la resignación, que es como una forma de defendernos cuando nadie nos ha atacado. Esto solo nos lleva a un conflicto interno, a no avanzar y a quedarnos estancados en el mismo sitio.
Y luego está la culpa. La culpa es el castigarme, el fustigarse, el no estoy a la altura, el siempre me pasa lo mismo, el no acepta y aprender. Estas son las claves.