El acné es una afección cutánea que se produce cuando los poros de la piel se obstruyen con sebo, células y bacterias, lo que resulta en la formación de comedones (puntos negros y blancos), pápulas, pústulas y, en casos más graves, quistes y nódulos.
Según los expertos, en España la prevalencia del acné entre la población escolar de 12 a 18 años es de un 74%. Asimismo, en los jóvenes entre 18 y 24 años la prevalencia es del 19%. En varones jóvenes, tiende a solventarse entre los 20-25 años; mientras que en mujeres, puede persistir hasta los 30-40 años.
Aunque creamos que comprar las cremas más caras del mercado solucionarán la situación, en ocasiones el problema no es aquello que nos falta, sino aquellos productos que usamos en nuestro día a día. En cuanto al maquillaje y cremas se refiere, hay un ingrediente que lo empeora todo, según los enfermeros: la lanolina.
Los efectos de la lanolina en el rostro
La elección de los productos que aplicamos sobre la piel es crucial para no empeorar esta condición, tanto en cosméticos como en cremas hidratantes que usamos a diario. Uno de los componentes que debemos evitar en los productos cosméticos y cremas es la lanolina, especialmente en su forma grasa.
La lanolina es una sustancia grasa y cerosa que se obtiene de la lana de las ovejas. Se utiliza con frecuencia en productos de cuidado de la piel y cosméticos debido a su capacidad para retener la humedad, hidratar y suavizar la piel.
Sin embargo, al tener una textura oleosa y ser comedogénica (es decir, tiene la capacidad de obstruir los poros), no es adecuada para personas que sufren de acné. Los poros obstruidos son uno de los factores que desencadenan los granos, ya que el sebo acumulado, al no poder salir al exterior, se mezcla con células y bacterias y desencadena la inflamación y la formación de acné.
Cuando se aplican productos que contienen lanolina sobre una piel propensa al acné, la grasa adicional puede intensificar el taponamiento de los poros. Además, puede desencadenar reacciones alérgicas o irritaciones en algunas personas, especialmente aquellas con piel sensible.
Las reacciones alérgicas suelen manifestarse con enrojecimiento, picazón o la aparición de pequeñas pústulas que pueden confundirse con brotes de acné, complicando aún más el tratamiento y la apariencia de la piel.
La lanolina es un ingrediente oclusivo, lo que significa que forma una barrera sobre la piel que impide la evaporación de la humedad. Aunque esta propiedad es beneficiosa para pieles secas o dañadas, en el caso de pieles acneicas resulta contraproducente, ya que se incrementa la acumulación de grasa y se crea un ambiente propicio para el desarrollo de bacterias.
Qué ingredientes son beneficiosos para tratar el acné
Las pieles acneicas o propensas a la obstrucción de los poros necesitan productos formulados con ingredientes no comedogénicos, es decir, ingredientes que no contribuyen a obstruir los poros y que permiten que la piel respire adecuadamente.
En lugar de lanolina, se deben priorizar productos ligeros, libres de aceites y no comedogénicos, formulados específicamente para pieles grasas o con tendencia acneica.
Ingredientes como el ácido salicílico, el peróxido de benzoilo, el ácido hialurónico y ciertos aceites ligeros no comedogénicos (como el aceite de jojoba) son alternativas mucho más seguras y eficaces para mantener la piel hidratada y controlar el acné sin agravar la condición.