El paso del tiempo ha conseguido que el maquillaje se convierta en una forma de libertad, expresión y personalidad. Cada vez más personas se lazan a probar nuevas tendencias con las que poder dejar fluir su imaginación sin miedo a ser juzgados y todo ello es, en gran medida, gracias a las redes sociales.
La llegada de plataformas como TikTok ha conseguido que conozcamos más formas y técnicas de maquillarnos; sin embargo, también ha hecho que nos demos cuenta de todo lo que llevamos años haciendo mal. O, simplemente, haciéndolo de una manera poco favorecedora, que se aleja de lo que queremos conseguir.
Así como el maquillaje puede ser nuestro mayor aliado de belleza, también puede provocar el efecto contrario. No se trata de lo que es apropiado y lo que no, sino de verse mejor a todas las edades; y si se trata de lo mejor para todas ellas, el truco de la V es el más eficaz.
El sencillo truco del 'contouring' para un efecto lifting
El contouring es una de las técnicas más empleadas en maquillaje y que más puede suponer un antes y un después. Utiliza tonos fríos para aportar sombra y luz a nuestros rasgos faciales, esculpiéndolos y transformándolos. Al crear el efecto lifting consigue rejuvenecer el rostro, al 'tensar' la piel.
En los últimos años, esta técnica se ha vuelto popular entre personas influyentes, maquilladores y celebridades que hacen que todo parezca superfácil e impecable; sin embargo, tiene ciertas dificultades si queremos buenos resultados.
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Hay muchos cosméticos que contornean el rostro. Podemos esculpirlo con un producto diseñado específicamente para ello o podemos usar corrector. Independientemente del tipo de producto que elijamos, lo importante es elegirlo uno o dos tonos más que tu tono de piel y, sobre todo, en un tono frío; de lo contrario, el resultado final no se verá natural.
Sin embargo, si tenemos que hablar de errores al realizar el contouring, sin duda el principal es la posición en la que lo colocamos. Al final, hemos desarrollado nuestras habilidades cosméticas con el paso de los años en los que el maquillaje de por sí también ha cambiado e innovado, por lo que es posible que lo hagamos de forma incorrecta.
Ni el bronceador ni el contorno se colocan por debajo del hueso del pómulo, porque entonces estamos creando el efecto contrario al que busquemos. Para saber la posición correcta, las expertas en maquillaje han desarrollado el truco de la V, un sencillo método con el que conseguiremos el efecto lifting solo con nuestras manos.
Para realizarlo, simplemente tenemos que abrir nuestro dedo del medio y el índice en forma de V y colocarlo entre nuestro pómulo y nuestro ojo. Mientras que el dedo del medio se debe posicionar por debajo del pómulo, el dedo índice tiene que delimitar el final de nuestra ceja.
Al colocar el dedo de en medio por debajo del pómulo, el producto —preferiblemente en crema— se colocará unos centímetros por encima. La segunda línea, que va en dirección al final de la ceja, será la segunda responsable de aportar el efecto lifting.
La importancia del 'contouring' en el maquillaje
Cada día tenemos más cosméticos y productos a nuestra disposición para transformar nuestro rostro, y aunque eso pueda parecer una gran ventaja, en ocasiones se convierte en un inconveniente. Tenemos correctores y coloretes, pero también rizadores de pestañas, primers, fijadores, gel de cejas, aceite para los labios, productos líquidos, en polvo o cremosos.
En este punto, si hay uno de ellos que puede marcar una gran diferencia es el contorno. Que no tiene nada que ver con el bronceador, por mucho que la gente tienda a relacionarlos. Mientras que el primero de ellos tiene un tono frío y sirven para esculpir y añadir dimensión al rostro, el segundo aporta color a la piel.
El contorno tiene muchos aspectos positivos, incluida la adición de definiciones sutiles a características específicas que quizás buscamos mejorar. Las técnicas de contorno también utilizan sombras y luces para mejorar los ángulos y crear un tono de piel natural y brillante, así como añadir un tono bronceado.
De hecho, el contouring es la forma más sencilla y rápida —e indolora— de conseguir el efecto lifting y de ahí su popularidad. Ayuda a definir y acentuar rasgos faciales específicos, como pómulos más altos, un mentón o mandíbula más definidos, o un puente o lados de la nariz más delgados.
Con él no solo podemos definir nuestros pómulos y estirar la piel, sino que también podemos delimitar y esculpir otras partes de nuestro rostro, como la nariz, los párpados o la frente.