El estado de nuestro cuero cabelludo depende, en parte, de factores externos como la contaminación, la exposición al sol o la luz azul. Su cuidado ha de ser adaptado a estas posibles agresiones pero tambiéna a su propia naturaleza. Un pelo rizado no tiene las mismas necesidades que el liso.
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Teresa Climent, licenciada en Farmacia y Technical Manager de Nuggela & Sulé, nos recuerda qué errores deberíamos evitar para lucir un pelazo:
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Usar champús con agentes químicos: "aunque puede parecer en primera instancia que el cabello queda suave e hidratado, si usamos champús con mucha cantidad de agentes químicos corremos el riesgo de dañar el cuero cabelludo y el cabello. Lo ideal es utilizar formulaciones suaves y respetuosas con el ecosistema capilar".
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Desenredarlo en la ducha: "el pelo mojado es más susceptible de partirse y siempre hay que desenredarlo en seco, con ayuda de un cepillo, antes de lavarlo".
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Usar demasiado champú: "solo conseguirás eternizarte a la hora de aclarar. La dosis exacta sería el tamaño de una nuez para melenas largas y una avellana en el caso de media melena o pelo corto".
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Extender el champú sobre el pelo seco: "es un gran error. Hay que humedecer antes el pelo con abundante agua tibia o no excesivamente caliente".
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Aplicar el champú directamente en la cabeza: "el modo correcto es extenderlo primero sobre las manos y masajearlo unos segundos antes de pasar al cabello para activar la fórmula".
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Repartirlo por igual de punta a raíz: "no es necesario, lo importante es trabajar bien el cuero cabelludo masajeando durante al menos tres minutos para activar de paso la circulación sanguínea y mejorar la nutrición de la vaina epitelial. Hay que dejar que el resto del cabello se limpie con la espuma que va cayendo por medios y puntas, sin añadir más champú".
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Dar una sola champunada: "lo ideal es repetir la aplicación dos veces: la primera como gesto de limpieza para retirar la suciedad y la segunda como gesto cosmético para que el cabello se beneficie de los activos del champú".
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Aclarar con agua caliente: "lo ideal es hacerlo con abundante agua templada y finalizar con agua fría para conseguir un extra de brillo y que las puntas queden selladas"
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Frotar con la toalla: "evita frotar el cabello con la toalla pues ocasiona el daño de la cutícula del cabello apareciendo el temido encrespamiento y las puntas rotas. Has de presionar suavemente el cabello con una toalla para absorber el agua o también puedes usar toallas de microfibra".
El caso del pelo graso
En palabras de Cayetano L. Gutiérrez, fundador de SkinClinic: "El cabello graso necesita un cuidado y un tratamiento especial que regule localmente la secreción del sebo y frenen la migración del mismo a lo largo de la fibra capilar sin producir un efecto rebote".
Aura Serras, directora de RevitaLash Cosmetics, nos recuerda asimismo: "Lavarse el cabello en exceso puede eliminar los aceites naturales y llevar a un cuero cabelludo más seco, lo que, a su vez, puede estimular la producción de más sebo para compensar".
El caso del pelo fino
"El pelo fino es propenso a los nudos y los enredos, por eso es esencial usar acondicionador. El truco está en aplicarlo solo en la mitad inferior del cabello, de medios a puntas, y prescindir de las raíces. El acondicionador cerca del cuero cabelludo puede resultar contraproducente si tu pelo es propenso a la grasa", afirma la doctora María Rogel, dermatóloga experta en tricología.