La nariz es una región muy influyente en la belleza del rostro. Por este motivo, muchos hombres y mujeres deciden modificar ciertos aspectos de su posición, tamaño y forma para armonizar los rasgos faciales o mejorar su función respiratoria.
La cirugía de la rinoplastia es un procedimiento meticuloso que debe realizarse con cautela y teniendo siempre en cuenta las preferencias y necesidades de cada paciente.
La nariz se encuentra en medio de la cara y actúa como la carta de presentación de cada persona, influye mucho en la belleza porque cuenta con un gran peso sobre la simetría de los componentes faciales.
Estas son algunas recomendaciones antes y después de pasar por quirófano para realizarse esta intervención:
1. Recopilar información sobre otros casos
Antes de decidirte por realizarte una rinoplastia, es fundamental preguntar a conocidos o a personas que hayan sido operadas para conocer su caso, cómo fue el procedimiento y si están satisfechos con el resultado y el trato del equipo médico.
En el caso de no contar con ningún conocido en el círculo cercano existe la opción de acudir a Internet para investigar a diferentes profesionales especializados en rinoplastia. Las redes sociales de los cirujanos plásticos suelen estar repletas de publicaciones con sus casos más recientes; en sus páginas web también encontrarás fotografías del antes y el después.
2. Conocer el motivo de la cirugía
La rinoplastia no solo permite corregir imperfecciones y aportar asimetría, también es la solución para problemas respiratorios y funcionales. Por este motivo, el paciente debe saber a ciencia cierta si la motivación de la cirugía es estética o funcional, para trasladarlo al cirujano.
En mi caso, siempre intento mejorar el aspecto funcional, aunque la motivación sea estética, para que el resultado sea el mejor posible, tanto por fuera como por dentro.
3. Contar con dos o tres primeras consultas
El primer contacto con el profesional es muy significativo para resolver las dudas y conocer al cirujano. Esta primera consulta debe realizarse con el cirujano plástico directamente, no con intermediarios, para que el paciente pueda explicar cuál es el ideal de rinoplastia que busca.
No todas las técnicas son iguales, y es importante aclarar este aspecto con dos o tres cirujanos para valorar diferentes opiniones, observar sus trabajos y conocer la técnica que utilizarían.
4. Decidir desde la confianza en el cirujano
Una vez visitados los profesionales, es fundamental decidirse por el cirujano que transmita una mayor confianza al paciente. Esta operación consiste en realizar una remodelación de los rasgos o características anatómicas con técnicas sofisticadas y milimétricas, pura escultura.
Es esencial elegir al profesional que entiende el resultado buscado a la perfección, teniendo en cuenta las necesidades y preferencias del paciente, porque no todos los rostros son iguales y cada uno requerirá una técnica u otra.
5. Adoptar una actitud de calma
Tras elegir el cirujano, debemos adoptar una actitud calmada y confiada. Los pacientes deben saber que la rinoplastia moderna es una técnica poco traumática con resultados muy satisfactorios. Aún así, existe una estadística de reintervenciones porque el postoperatorio puede provocar asimetrías y efectos visibles en la nariz.
Por ello, es posible que el paciente deba volver a operarse tras unos ocho o doce meses; esto ocurre entre el 3 y 5% de los casos. La reintervención es un pequeño retoque que se puede hacer con anestesia local y sedación.
6. Cuidar el rostro antes de la intervención quirúrgica
Dos semanas antes de la cirugía, siempre recomiendo realizar una limpieza facial para eliminar puntos negros e impurezas de la nariz y del rostro en general. También es fundamental no maquillar el rostro tres o cuatro días antes de la operación.
7. No tener miedo al postoperatorio
Actualmente, la rinoplastia se realiza con técnicas muy modernas que facilitan el procedimiento y mejoran la experiencia tras la cirugía. El paciente sufre menos hinchazón y menos hematomas gracias a estas novedades. Y podrá incorporarse al trabajo en menos de diez días, un tiempo necesario para volver a hacer una vida social normal sin que los efectos de la cirugía sean notorios.
Además, es importante que estos días tras la intervención sean de descanso y reposo, sin realizar esfuerzos. Una actividad muy positiva y beneficiosa para la recuperación es pasear. Recomiendo tener paciencia: los resultados definitivos podrán verse a partir de los seis o doce meses tras la cirugía.