Son muchas las razones por las que el cabello no crece o se cae. Aunque su pérdida suela estar ligada al envejecimiento, otros factores pueden influir: una mala dieta, que conduce a deficiencias nutricionales que lo hacen más opaco y quebradizo, el estrés o e incluso la genética, según la cuál cada individuo tiene una fase de crecimiento del ciclo capilar diferente, recuerdan desde Le Clan.
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"Otras serían afecciones inflamatorias conocidas por todas como la psoriasis, la dermatitis seborreica o las infecciones fúngicas, además del uso de herramientas de peinado y calor constante, como los secadores, que acaban por debilitar el cabello. Y en caso de tener problemas de tiroides, tener bajo control su función, ya que ni el hipotiroidismo ni el hipertiroidismo son buenos para su crecimiento" añaden desde Dalire Cosmetics.
Tampoco deben subestimarse las horas de sueño, ya que es el momento en que se renuevan las células por la noche. Un mínimo de 7 horas es deseable. Finalmente, elegir buenos cosméticos capilares como champús, aceites, acondicionadores nutritivos o mascarillas libres de químicos y tensioactivos que eviten llegar a una dermatitis o un debilitamiento progresivo es clave, según apuntan los expertos.
Durante los meses más fríos del año, la caída se acentúa. Se trata de una etapa que va de 4-6 semanas. El cabello vuelve luego a la normalidad: “Tenemos que observar si la densidad capilar baja demasiado con los años, o si todo sigue igual. Esto lo podemos comprobar pasando los dedos entre los cabellos y apretando desde el cuero cabelludo hasta las puntas, para después repetir la operación sobre toda la cabeza.
Si hay menos de 10 pelos, todo está en orden, más de 10 estás empezando el proceso de caída y más de 15 estás en el momento crítico y hay que tratar sí o sí” afirma David Lesur, director de formación de David Künzle.
¿Por qué rutina apostar?
Hay que saber que cuando se cae el cabello, este lleva "muerto" ya varias semanas: "Lo mejor es intervenir lo antes posible, para no dejar que se instale y enquiste el problema, por ejemplo, con algún tratamiento anticaída con aminexil, que previene la rigidificación del colágeno, reforzándolo y eso genera más anclaje del cabello en el cuero cabelludo".
Lesur defiende los champús y otros productos destinados a la caída y su uso habitual: "Tenemos que saber qué champú es el más indicado para nuestro cabello, que no irrite, pique o si este es graso o más seco, y en función a esto, también cuántas veces debemos lavarnos la cabeza.
Si hablamos de factores ajenos a los tratamientos de peluquería, una correcta alimentación rica en zinc, vitamina B12, frutos secos como almendras o nueces o los betacarotenos de las zanahorias, calabaza, papaya, etc… pueden ayudar y mucho a su cuidado y regeneración".
Víctor López, del grupo TH Cosméticos que distribuye en España la firma California Mango, recomienda especialmente aquellos champús que no tengan sulfatos para que el daño sea menor: "Los sulfatos son altamente irritantes y responsables de que la coloración sea mucho menos duradera, lo que también incide en la caída capilar. Además, alteran la secreción de sebo y eso genera más caspa y picor. Los champús sulfate free son fácilmente reconocibles porque no generan espuma y no suelen oler salvo a frutas, flores o plantas en algunas marcas".
Esperanza Sáenz, responsable de imagen de la firma sevillana Dalire, pone su atención en un buen champú, un acondicionador, y una buena crema nutritiva para lograr un cabello limpio y cuidado que fortalezca además las fibras capilares, sin olvidar el problema del frizz en esta época del año: "El cabello seco absorbe el exceso de humedad y provoca la hinchazón del tallo y rotura de la cutícula. Frágiles y propensas a romperse , pierden su elasticidad natural y adquieren una apariencia de león que puede desanimar incluso a las mujeres más motivadas".