Apostar por la sostenibilidad de un producto pasa por rechazar las falsificaciones. El sector cosmético y de artículos de cuidado personal es la tercera industria en España que más pérdidas económicas sufre por culpa de las falsificaciones y del comercio ilícito.
En total tiramos 307 millones de euros dedicados a mejorar la sostenibilidad de toda la cadena de valor de los productos cosméticos y de perfumería. Además, el sector cosmético español ha dejado de ingresar 839 millones de euros por culpa de las falsificaciones.
Pensamos que nos estamos ahorrando dinero por saltarnos “la marca”. Pero realmente lo hacemos el rechazar sus controles de calidad y salarios dignos, mientras ponemos en riego nuestra salud y promovemos la pobreza.
Riesgos para el consumidor
Según EUIPO (Oficina de la Propiedad Intelectual de la Unión Europea), las incautaciones de productos falsificados de alta perfumería y cosmética se han duplicado en los últimos años.
Un impacto comercial con riesgos para la salud, pues la composición del disolvente utilizado en los productos falsificados incluye etanol de menor pureza que en los originales, así como disolventes prohibidos o materiales plásticos tóxicos.
Como recoge el informe sobre el análisis comparativo entre perfumes auténticos y falsificados realizado por STANPA (Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética):
“Además del impacto comercial, hay que destacar los riesgos para la salud que suponen los perfumes falsificados, puesto que no hay garantías sobre la calidad de los productos. Estos escapan a la inspección y pueden contener sustancias químicas peligrosas. A lo que se suma el desamparo en el que se encuentra el consumidor a la hora de dirigirse al fabricante en caso de tener algún problema con el uso del perfume falsificado”.
El documento también recoge que la falta de protección ultravioleta observada en los productos falsificados puede dar lugar a la fotodegradación de ingredientes, generando sustancias de riesgo para la salud del consumidor.
Sin responsabilidad
Del mismo modo que la composición de los perfumes auténticos está sometida a exhaustivos controles de seguridad y calidad por distintos organismos, el packaging de estos productos también lo está.
La responsabilidad medioambiental es una prioridad para la industria cosmética. No ocurre así con las falsificaciones. En cuanto a los envases, en la actualidad y según datos de STANPA, “2 de cada 3 empresas reducen los residuos de sus productos a través del ecodiseño de envases con el objetivo de minimizar su impacto en la naturaleza, según los objetivos marcados por la Comisión Europea para 2025 y 2030. En total, una inversión de 307 millones de euros (el 3,4% de la facturación en I+D+i del sector) al año a la innovación, que incluye el gran objetivo de mejorar la sostenibilidad de toda la cadena de valor de los productos”.
Tampoco existe en las falsificaciones responsabilidad en la obsolescencia programada. “A medida que como consumidores seamos más conscientes de lo que compramos, investiguemos más sobre prestaciones, materiales y calidades, y, rechacemos falsificaciones, estaremos colaborando de manera directa ciclos de consumo más sostenibles”, explica AdrianaDippolito, responsable de marketing de LELO.
“Nosotros no trabajamos con obsolescencia programada, con un uso correcto, nuestros juguetes están garantizados al menos 10 años. En cada producto falso que, por descuido, engaño o picaresca, llegue a las manos de una persona pone en peligro su salud y aumenta el impacto medioambiental. En el mejor la falsificación solo se dañará relativamente rápido y tendrá que ser desechado, aportando más residuos electrónicos al medio ambiente, en el peor escenario podemos hablar de daños significativos a la salud”, añade.
“Aunque económicamente puede suponer un impacto, para nosotros lo más importante es pensar en los posibles efectos de la proliferación de las falsificaciones, hablamos de preservativos, lubricantes y juguetes eróticos con piezas de electrónica que están en contacto con las zonas más íntimas de nuestro cuerpo”, destaca Adriana.
Copias, alteraciones y fisuras
Las tres grandes amenazas de la industria son falsificaciones, mediante la copia de un producto o su envasado que se simula como original; las alteraciones que crean una variación del producto y las fisuras en las cadenas de suministro con los problemas derivados de los mercados negros y los mercados paralelos.
Precisamente en esta lucha SICPA, multinacional suiza experta en seguridad material y digital, implementa sistemas de segurización en el embalaje de productos cosméticos que los protege frente al fraude y las falsificaciones.
“Soluciones que van desde la autentificación visible a la invisible, de la seguridad material a la digital o la serialización del producto para su seguimiento individualizado, dando un DNI único a cada uno de los productos serializados que permite realizar su seguimiento y localización, para su autentificación e incluso su retirada del mercado si se detecta alguna incidencia”, explican desde la compañía.
Penas de cárcel
En España, es la Policía Nacional quien en colaboración con grupos de trabajo de marcas denuncia y pone cartas en el asunto.
La mayoría de estos productos incautados vienen del gigante asiático, donde se exponen a prisión por ello.
“La lucha contra la falsificación no es solo para proteger la marca, sino también para proteger a sus clientes: las marcas no tienen ningún control sobre la calidad de las falsificaciones que se producen, y con normas de higiene y condiciones de fábrica menos estrictas, las falsificaciones pueden ser sin duda perjudiciales para quienes las compran”, destaca Davor Soldo, Director General de FOREO en China.
Es en este país donde más falsificaciones de marcas se producen y donde la marca sueca de tecno-belleza lidera la parte jurídica en la lucha contra las falsificaciones.
Una sentencia sin precedentes en Shanghái permitió a FOREO cobrar una indemnización de 3 millones de RMB (454.000 dólares), convirtiéndose en el mayor pago relacionado con la falsificación en la infracción de patentes de diseño en el Tribunal de Propiedad Intelectual de Shanghái.
Desde entonces, ha seguido ganando continuamente en los tribunales, marcando la pauta en la guerra contra los falsificadores y arrojando luz al final del túnel para otras marcas que se enfrentan a los mismos retos.
"Estas victorias constantes en la guerra contra la falsificación delictiva no solo nos ayudan a proteger el buen nombre de nuestra marca, sino que marcan el camino para otras marcas que están haciendo los mismos esfuerzos", concluye Davor Soldo.