Laura Redondo (Madrid, 1978) es directora de compras del grupo Tendam (Women'secret, Cortefiel, Pedro del Hierro, Hoss Intropia, Springfield, Slowlove, Fifty, entre otras marcas). Ella a participado en la apertura de mercado 8 de los 80 países a los que exporta Tendam. Por orden cronológico son: Serbia, Bosnia, Croacia, China, Rusia, México, Hungría e India.
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Me recibe bromeando sobre sus ojeras: “Mi hija no duerme bien... Me decían: eso pasa… Y acaba de cumplir dos años…”. ¿Qué tiene el año 1978? Le pregunto, pues son muchas las personas nacidas en ese año que destacan profesionalmente. “Somos hijos de la Constitución”, responde.
Laura Redondo es un claro ejemplo del soft power o poder blando: cordial, inteligente, distendida. No alardea, pero trabaja mucho y conoce muy bien los terrenos.
¿Qué hace una directora de compras?
Dirijo el departamento de compras corporativo. Compramos todos los productos y servicios que hacen que las oficinas y las tiendas funcionen en cualquier parte del mundo.
¿Qué trayectoria ha seguido para llegar a este puesto?
Toda mi carrera la he desarrollado en el área de compras y supply chain (cadena de suministro). En el último año de carrera ya cogí la especialización de comercio internacional. A mí lo que me gustaba era viajar. Quería dedicarme a algo que me permitiera estar en contacto con personas. Y esto no deja de ser un área comercial…
Tuve muchísima suerte porque, terminada la carrera, caí en un departamento de compras internacional donde me dieron mucha responsabilidad. Disponía de un presupuesto bastante cuantioso y tenía que ir a realizar compras allí donde la materia prima estuviera.
¿Cuáles son las principales diferencias a la hora de negociar con otros países?
Negociar en entornos de diversidad es dificil porque tienes que prepararte más para entender los prismas diferentes de un mismo problema.
Me preguntan mucho si hay diferencias entre como hombres y mujeres se enfrentan al conficto. Efectivamente sí, porque existen matices en la educación recibida. Hay diferencias tambhén entre alemanes y españoles. Pero es entre generaciones dónde hay un abismo
¿Se refiere a los jóvenes?
Negociar bien requiere de cierta dosis de paciencia, tener claras las prioridades, escuchar más y confronta menos, saber decir 'no' cuando se traspasan los límites, etc. Y eso cada generación, por el contexto social, político, económico que nos ha tocado vivir, lo entendemos y afrontamos de forma diferente.
¿Es infalible como negociadora?
(Ríe) Hago lo que puedo. Creo que soy conciliadora y eso es importante. Ha habido un cambio tremendo en los estilos de negociación comercial. Yo empecé a trabajar en la gran distribución en empresas de gran poder de negociación, con estilos de negociación muy duros, y eso ha cambiado.
¿En qué sentido?
El poder de negociación ya no se da por supuesto. Negociar ya no se entiende como un juego de suma cero. La mayor parte de las veces consiste en alcanzar acuerdos positivos de colaboración a largo plazo con compañías para generar mucho más valor. Y eso requiere flexibilidad para que ambas partes estén satisfechas.
Yo creo que llevar al extremo a la otra parte sólo lleva a insatisfacciones, a ruptura de acuerdos, a deterioro del servicio, de la calidad y acaba generando más problemas que beneficios.
¿Cómo afronta la incertidumbre de los mercados?
De la única forma que puedes capearla: diversificando tus alternativas. Durante muchos años, también por un tema de optimización de costes -somos un departamento de compras, y, por tanto, responsables de alguna manera de la cuenta de resultados- hemos intentado buscar las opciones que fuesen más rentables.
Eso lo consigues aunando volúmenes, buscando sinergias, apostando todas las cartas a una… Y ahora, sin embargo, con tanta incertidumbre hemos empezado a diversificar y deslocalizar. Es la única forma de tener un equilibrio. Aun así, es muy complicado.
Usted ha continuado su formación, ¿es fundamental la educación continua?
Totalmente. Seguir formándote te ayuda a crecer y ser mejor profesional y persona. Mantienes viva la curiosidad y te ayuda a formar una opinión crítica. Mi gran referente es mi madre, siempre con un libro en las manos, leyendo y estudiando. Acaba de jubilarse y ya ha vuelto a la universidad.
¿Y ahora sigue formándose o forma a otros?
Las dos cosas. He tenido la suerte de obtener becas para hacer cursos principalmente en el área de Negociación, en universidades de referencia como Harvard y UCLA. He hecho muchas formaciones de negociación; la de Harvard es la más llamativa. Ahora estoy en un el programa de formación diplomática de Naciones Unidas para mediación mediador y pacificación de conflictos. Tiene Es una visión muy diferente de la de la negociación comercial. No todo es negociable.
Fíjate, en la negociación comercial -y yo como profesora en dicha materia- el espíritu que transmites es que, si tú te preparas, si tienes las tablas y el método, todo lo puedes conseguir. En la mayoría de manuales puedes leer “negociar es fácil, nada es imposible”. Pues no todo es negociable. Eso es lo más valioso que he aprendido. Los principios fundamentales y los valores no se pueden negociar. Eso lo estamos viendo en la mayoría de los procesos de pacificación y mediación que hay en África. Hay un principio identitario que tiene que ver con la tierra y, por supuesto, con la supervivencia. Por eso es tan difícil llegar a acuerdos.
También es mentora y forma parte de diversas asociaciones de apoyo a la mujer…
He tenido muchísima suerte a lo largo de mi carrera profesional. He tenido jefes, compañeros, mentores, que me han ayudado mucho y han sido tremendamente generosos. Mi forma de devolver algo de esa generosidad es participando de estas asociaciones de las que yo también recibo mucho.
En Professional Women Network, que tiene una red de mentoring (tutoría) enorme, he sido mentee (alumna) y, desde hace muchos años, soy mentora. La idea es compartir tu conocimiento con gente de la asociación. Generalmente, son perfiles directivos que buscan reforzar alguna de sus habilidades.
¿Cómo ve a la mujer dentro de la empresa?
Yo creo que se ha avanzado mucho, pero queda por hacer. Los planes de igualdad, las medidas de flexibilidad laboral y los sistemas de ascenso por meritocracia ayudan, sin duda, a eliminar barreras y promover el talento con independencia del género
¿Y en el marco internacional, cuando tiene que negociar con países no europeos?
En realidad, excepto en Japón, no he notado grandes diferencias en el trato. Primero, porque he negociado con compañías multinacionales que operan, como nosotros, en mercados globales. Conocen las reglas del juego y las diferencias culturales. La primera regla para llegar a acuerdos es no ofender al otro y respetar su idiosincrasia. Esto es fundamental y en general se cumple, aunque siempre hay alguna excepción.
En segundo lugar, porque cada vez es más frecuente encontrar mujeres poderosas y brillantes dirigiendo grandes corporaciones en países como China, donde antes solo encontrabas hombres.
¿Qué talentos se necesitan para prosperar en el mundo de la empresa?
Depende del área. Yo barro para casa. Creo que de un tiempo a esta parte se ha puesto de manifiesto la necesidad de las habilidades directivas más soft (suaves), aunque no me guste el término.
La inteligencia emocional y la capacidad de comunicación son fundamentales. Los grandes directivos o líderes son siempre grandes comunicadores. Destacan por su capacidad de persuasión, de diplomacia y de algo que en estos tiempos es cada vez más necesario, entusiasmar.
¿Ve una salida a esta incertidumbre o cree que va para largo?
Hay mucho debate sobre esto. No creo que vaya a desaparecer en unos meses. No es algo puntual, reflejo de la guerra en Ucrania. Venía de largo. Es una opinión personal, no soy experta.
A Macron le criticaron mucho por decir que estamos viviendo el fin de la abundancia. Pero lo cierto es que parece el comienzo de otra. Disminuyen los recursos disponibles y se vuelven inaccesibles otros básicos. Tenemos la responsabilidad de intentar consumir de manera más responsable porque el planeta no soporta este ritmo. No tengo la receta, pero imagino que no va a ser fácil.