Los secretos de la alimentación japonesa para mantener una piel joven y tersa

Las mujeres japonesas son conocidas por tener una piel tersa y bonita. También por ser capaces de mantenerse jóvenes durante mucho tiempo. ¿Quién no ha visto a una madre e hija japonesas que parecen hermanas? El secreto está en dos claves, según las expertas: tener una buena dieta y mantener unos buenos hábitos de skincare todos los días. 

“Las japonesas tienen mucha cultura de higiene facial y de limpieza en general, y además son muy metódicas”, señala Merixell Martí, farmacéutica y colaboradora habitual de MagasIN. Una de las claves, señala, está en mantenerse alejadas del sol: “El sol es el mayor enemigo sobre el envejecimiento cutáneo”. Y añade: “Protegerse al 100% hace que la piel se mantenga joven”. 

Sin embargo, la dieta también contribuye a mantener la piel. La gastronomía japonesa tiene muchos beneficios como la baja ingesta de alimentos procesados o el alto consumo de vegetales y eso, como cuenta Alba López, dietista-nutricionista del Centro Júlia Farré en Barcelona, “contribuye al campo de la belleza”. 

Siendo el país con el mayor número de personas centenarias del mundo —48 de cada 100.000 personas llegan a cumplir los 100 años—, sin duda, lo que comen en su día a día los japoneses juega un papel fundamental para mantenerse saludables durante tanto tiempo. 

Por ello, desde MagasIN, te descubrimos algunas de las claves para que puedas seguir una dieta similar a la que siguen los japoneses para poder mantener tu piel tersa y, por qué no, para vivir más años. 

[De 'geisha' a 'youtuber': la madre vestida con kimono que arrasa en las redes]

Platos y trozos pequeños 

Mesa japonesa iStock

Una de las cosas que las japonesas aplican en su día a día y está completamente integrada en su cultura es comer en raciones pequeñas y cortados en trozos pequeños, perfectos para coger con los palillos. De esta forma, señala Martí, comen mucho más lento y “no están haciendo 25.000 cosas”, lo que “permite asimilar mucho mejor los micronutrientes”. 

Unido a ello, los alimentos son bajos en grasas y ricos en proteínas. Además, suelen incluir el agar agar, una gelatina que es rica en colágeno y que “ayuda a reducir el envejecimiento cutáneo”, cuenta la farmacéutica. 

Por otro lado, explica Martí, la dieta japonesa no es muy rica en azúcares o, al menos, no se suele consumir azúcar con el estómago vacío. El desayuno es uno de los mejores ejemplos, pues suelen consumir alimentos ricos en proteínas. “Esto nos ayuda a estimular la producción de fibras de colágeno y para evitar los picos de insulina”, señala. 

Pescado 

Subasta de pescado en el mercado de pescado de Hakodate, Japón iStock

Japón es uno de los mayores consumidores de pescado y mariscos del mundo. Según los datos del ICEX, en el país del sol naciente se consumen 58 kilos per cápita al año, situándose en el sexto puesto mundial. Según indica López, casi todo este pescado es azul, por lo que es rico en Omega 3 y en vitamina D. 

“Funciona como antiinflamatorio y la vitamina D es también algo esencial para muchas funciones del cuerpo humano. También es importante el colágeno que aporta”, explica la nutricionista-dietista. 

[Alma andaluza y cara japonesa: la dulce revolución de Noelia Tomoshige arrasa Madrid]

Té verde

Ceremonia de té en Kioto, Japón iStock

Beber té verde es otra de las claves para mantenerse joven. De hecho, es una de las tradiciones más arraigadas en el país nipón. Tienen incluso una ceremonia para consumir el té con unos protocolos estrictos basados en el budismo zen y que se suele servir en un entorno muy tranquilo. Pero no sólo eso, sino que también se incluye en toda una serie de recetas, normalmente, postres. Por ejemplo, en los bizcochos de matcha. 

Entre otros beneficios, el té verde es antioxidante y, además, sustituye a los refrescos. Esto, explica Martí, reduce los problemas de inflamación crónica, que es otro de los principios del envejecimiento. 

Sopa miso 

Sopa miso iStock

La sopa miso es otro de los clásicos de la gastronomía japonesa. Esta sopa, cuya base es una pasta fermentada de soja, se consume en prácticamente todas las comidas japonesas. Los beneficios de este clásico japonés son múltiples, aunque Martí destaca su función antiinflamatoria y, además, es muy baja en calorías. Dos pájaros de un tiro.