El número 32 de la calle Claudio Coello resguarda un lugar de sueños y expectación. Allí, miles de novias descubren y se enamoran del que será el diseño de su vida: su vestido o traje de boda.
El taller de Inés Martín Alcalde (Madrid, 1986) es a imagen y semejanza de su dueña: un espacio acogedor y pasional. Repleto de telas y fotografías grapadas, el inmenso moodboard que decora la entrada es quizá la mejor carta de presentación del atelier en el que cada día trabaja sin cesar con su equipo (de mujeres).
Un perfil único
La diseñadora y empresaria lo confirma, en su taller, pasan las horas volando. "El taller es mi sueño. Yo cada día vengo a trabajar con una ilusión nueva porque me encanta. Me meto aquí y no tengo ni horas. Además, cada cliente es distinta, cada hora mi taller es distinto, cada vestido es distinto, entonces cada día es nuevo".
La apretada agenda de Inés Martín Alcalde corrobora su talento, pero también su entrega. "Siempre me ha gustado la creatividad, manipular las telas... para mí ningún día es igual, por las clientas y los vestidos. Cada día me invento algo nuevo... puedo decir que es mi sueño en la gente. Es mi vida. Ahora ya lo compagino con mis hijos, pero yo antes me podía pasar aquí todo el día".
Reconoce: "soy una persona muy exigente en mi trabajo. Por ejemplo, una de mis claves siempre es que un vestido tiene que estar igual de bien hecho por dentro que por fuera". No descarta ampliar sus colecciones y actividad, con la rigurosidad como hilo conductor.
Creadora de su empresa, confiesa sobre este proceso: "cuando yo empecé, nunca me imaginé que tendría una empresa. Hacía trajes por pasión. Ahora, solo puedo hacer un número de novias al año porque a mí me gusta disfrutarlo y estar al 100%. Podría crecer muchísimo más en novias, pero no quiero porque quiero estar con ellas y disfrutar y que sea como un proceso más artesanal, más que empresarial".
La historia de Inés es también una historia de familia. Hija y madre a la vez, tiene claro cuál es y ha sido su camino: "Mi familia se ha dedicado toda la vida a la moda. Mi abuelo tenía una empresa grande de moda pero nadie ha sido diseñador... a mí no me han dado nada. Yo quiero que al final mi hija haga lo que ella quiera, pero que se busque también la vida. Es muy creativa. También lo he fomentado yo, porque a mí me encanta pintar, por ejemplo. Creo que su forma de ser es muy parecida a la mía" explica, agradeciendo también a sus padres.
Una vida a contrarreloj de la que la diseñadora habla sonriendo: "soy una persona muy positiva. Hoy, por ejemplo, he dormido dos horas y ayer tres, porque tengo a todos mis hijos malos, pero yo sigo con mi vida. No puedes parar. Yo sigo haciendo mis rutinas de llevar a los niños al colegio primero, ir a correr y luego ponerme a trabajar. Tienes que hacer un esfuerzo más interno, pero yo creo que al final con organización todo se puede y siempre digo, sin agobiarse".
Siempre unidas
La visión femenina es predominante en su día a día: "somos quince, todo mujeres, porque a mí me gusta trabajar con mujeres. Creo que nos entendemos muy bien unas a otras, nos ayudamos mucho. Aquí trabajan desde gente de 23 a señoras de 63 años.
Nos une la pasión por la costura y nos ayudamos unas a otras. Me di cuenta realmente cuando tuve a mis hijos. Cuando me dieron el alta, volví y me ayudaron realmente" explica.
Esta unión se plasma en un factor clave: "una de las cosas más importantes es que aquí nunca hay peleas ni gritos. Hay sobre todo organización. Cada una tiene sus funciones y se respeta, nadie se mete en el territorio de otra. Yo tengo mi mano derecha que es Rosa, en la costura, es la jefa del taller. Luego tengo a Leticia, mi socia, que se dedica a todo la gestión y mi hermana Lucía, que se encarga de la parte de colección. Yo soy la creativa, tengo las ideas, pero ellas son las que la ejecutan".
¡Viva la novia!
La implicación de Inés se hace evidente con su presencia en todos los encuentros con las futuras novias. "Siempre estoy ahí, desde el principio hasta el final. Me gusta atender a la novia desde el día que hace la entrevista conmigo. Para mí eso es una de las cosas más importantes".
No se asusta con ninguna petición. Es más, Inés reconoce que es sin duda más exigente que sus clientas. "Algunas veces 'vuelvo locas' a las novias porque siempre tengo miles de ideas, se me ocurren cosas. Ellas ya vienen con un pensamiento y de repente, les propongo muchas ideas nuevas".
¿La razón? Un espíritu creativo en constante ebulición. Pero también una experiencia en primera persona: "Mucha gente dice que las novias son pesadas o intensas. Yo he sido novia y sé lo que es, con lo cual, sé que es un momento delicado. Solo te vas a poner este vestido una vez en la vida y quieres estar guapísima y sentirte tú". Este deseo es también el que mantiene viva la llama de la diseñadora: "lo vivo con la misma ilusión que cuando creé el primer traje de boda. El día que se me vaya esa ilusión, dejaré de diseñar diseños de novias".
Consciente de la presión que supone la elección, siempre recomienda a sus clientas "que sean ellas. Ese es el mejor consejo. Que no se dejen influenciar por nadie. Que no les importe lo que diga la gente, porque si no se van a ver disfrazadas y si se ven disfrazadas no van a disfrutar".
La diseñadora sí destaca que ha cambiado la visión de las propias novias sobre sus diseños, en parte a raíz de la pandemia: "quieren lucirse más. Antes bailabas con la cola tradicional, ahora ya no, te la quitas. Le dan más importancia a la fiesta que antes".
El proceso creativo
La concepción de un diseño de novia es especialmente exigente. Pese a tener un proceso creativo muy rodado, no deja de ser un servicio y una confección exclusivos. En este sentido, Inés explica que siempre empieza con una entrevista a la novia: "antes del COVID lo hacíamos presencial, ahora por videollamada, porque es más práctico. Estamos como media hora hablando y ellas me cuentan todo y algunas, otras no, me mandan algunas fotos de referencia de lo que les gusta.
En vez de hacer un boceto, con todas las bases que tengo aquí, voy cogiendo trozos de tela y les voy creando el vestido. No entro en detalles, pero sí que le hago como la escultura de su cuerpo. Le pongo los pilares del edificio en arquitectura o en escultura, lo que es la base. Para mí es súper importante que se sientan favorecidas en blanco. ¿Entrar en detalles? Eso lo vamos viendo en las pruebas. A menos que me digan: 'quiero un vestido lleno de encaje', lo vamos viendo".
Confiesa que le enamora "transformar trajes antiguos. Cuando una novia me dice 'me he probado el traje de mi madre o abuela' siempre le digo 'tráemelo que yo te lo transformo'. Me encanta ver el antes y el después de un vestido. Tiene mucho más trabajo que empezar un vestido desde cero, eso me encanta y tener la base de encajes antiguos también. Así es como yo empecé tiñendo las telas y mezclando encajes".
Con trajes y vestidos sumamente ponibles, con un coste de alrededor 500 euros, la línea de invitadas de la firma se hace cada vez más fuerte. "Yo siempre soy de menos. Hacemos muy pocas unidades. Todos los estampados los diseño yo y todas las telas se diseñan aquí. No compramos la tela ya de color. Nosotras tenemos todas las telas y lo hacemos desde cero, siempre. Sigue siendo artesanal, como a mí me gusta, pero ya sí que un poco más empresarial. Esa colección está más para madres y hermanas de novia para la parte de invitadas.
Y lo hacemos así porque ya son patrones muy trabajados, que sientan muy bien y ya se ve. Porque un traje desde cero muchas veces te ves disfrazada. Una novia es distinta, pero mi invitada. Yo soy más de apostar por un vestido que ya tenías" explica la diseñadora.
Acertar con el diseño
Sus diseños son vistosos, pero nunca renuncian a la comodidad. ¿La mejor prueba de ello? "Las novias siempre vuelven para comprarse ropa de invitada" comenta la diseñadora. "Creo que en una boda puedes ir muy guapa, pero si no te puedes mover y no puedes bailar me parece una faena. No solo hay que buscar la estética, sino también la practicidad, que tú te sientas cómoda. Yo he sido novia, entonces al sentirlo sé lo que es".
Al igual que en todos los sectores del mundo de la moda, el nupcial depende de las tendencias. "Yo siempre estoy al tanto de las tendencias, pero no las sigo a rajatabla. Se puede llevar un año más una cosa, otro año más, una espalda más abierta... las capas de las cinturas son pequeños detalles que pueden ir cambiando, pero la base de los vestidos prácticamente son las mismas.
Con un tejido, por ejemplo, como la seda salvaje que se utilizaba en la época de nuestras madres, puedes hacer un vestido que te puede quedar muy bonito. Si le das un toque queda guay. Son las mismas telas de toda la vida, pero dándoles un cambio".
La versatilidad de los diseños que concibe Inés Martín Alcalde se hace evidente al observar los perfiles que deciden apostar por ellos. La reina Letizia deslumbró en la última feria de ARCO con un traje de hombreras muy marcadas y cinturón de la diseñadora. Pero también lo hicieron influencers como María Fernández-Rubíes o María García de Jaime.
Una visión del sector
La diseñadora, quien confiesa admirar a Balenciaga, soñar con vestir a Carolina de Mónaco y colaborar con Kate Moss, afirma que la moda española no está en el lugar en el que debería estar. "Ningún país tiene la moda como la tenemos nosotros y le da tanta importancia. Haces un vestido a medida y eso realmente está muy poco valorado y reconocido mundialmente. Un 20% de mis novias vienen desde Italia, Londres, Nueva York, Shanghái... solo vienen a las pruebas, a hacerse el vestido, y cuatro-cinco veces a probarse".
Las redes sociales, a la vez objeto y sujeto de la moda, también atañe al sector nupcial. Su cuenta Instagram cuenta actualmente con más de 119 mil seguidores. "Yo no era nada de redes sociales, pero realmente hoy, creo que la base de un negocio de moda porque es la visualización de la gente. Hoy hago los vestidos y les digo a las novias, por favor, que les grabe alguien, algún amigo o algo, porque sí que es verdad que todo lo que la gente vea más, le encanta. Un 80% del trabajo de aquí es realmente es tu escaparate las redes sociales le de muchísima importancia".
Con una lista de espera en constante crecimiento, Inés Martín Alcalde sigue asentándose como una referencia del sector nupcial, en constante cambio.