De vuelta de las vacaciones. Durante estos dos meses de altas temperaturas, la piel del rostro ha estado muy expuesta bajo los rayos solares. A pesar de los cuidados y las cremas con factor de protección, se hace evidente la necesidad de hidratar la piel de la cara con tratamientos específicos.
Para evitar la sequedad y tirantez del rostro, nada mejor que una buena mascarilla facial hidratante.
En general, estos productos cosméticos están compuestos por ingredientes que hidratan en profundidad, capaces de devolver a la piel el brillo y la suavidad que ha podido perder por las agresiones de los factores externos.
A cada tipo piel, su mascarilla intensiva
Todos los tipos de piel, incluso las más grasas, pueden presentar un estado pasajero de deshidratación, debido a diferentes factores externos (cambios de temperatura, sol, viento,…). Por eso, algunas marcas como Clarins han ideado la solución específica para cada tipo de piel, teniendo en cuenta sus características.
Las pieles deshidratadas se reconocen por una tez apagada y con tiranteces. Se caracteriza por la acumulación de células muertas en la superficie de la epidermis y una retención irregular del agua en todos los niveles. A estas pieles les conviene una mascarilla hidratante que les devuelva la luminosidad, gracias al ácido hialurónico que ayuda a retener el agua en la superficie.
Por el contrario, las pieles mixtas a grasas, presentan un aspecto brillante, una textura irregular y los poros dilatados, sobre todo, en la zona T del rostro (frente, nariz y barbilla). Se caracterizan por el elevado contenido de sebo de la película hidrolipídica en la superficie de la piel. Para este tipo, conviene una mascarilla que absorba el exceso de sebo y contrarreste los brillos, afine la textura de la piel y reduzca la apariencia de los poros.
Finalmente, en la piel seca, la deshidratación deja de ser pasajera para convertirse en permanente. Suele ser una piel frágil, rugosa al tacto, tirante y sin flexibilidad. Se caracteriza por un escaso contenido de sebo y de lípidos en el cemento intracelular. En esta piel, es ideal aplicar una mascarilla que nutra la piel y aporte suavidad, confort y flexibilidad.
¿Cómo se aplica?
Extiende una capa gruesa de producto en el rostro, una o dos veces por semana, evitando el contorno de los ojos. Deja actuar 10 minutos. Haz penetrar el excedente de producto mediante ligeros masajes o retíralo con un algodón impregnado con loción.
Una opción muy interesante, consiste en aprovechar la aplicación mientras te tomas un baño. El calor al abrir los poros, permite optimizar la absorción del producto. Después de haber aplicado la mascarilla, descansa, cierra los ojos y deja que tu mente se evada… Los beneficios del tratamiento serán aún más visibles en un rostro relajado.
Un beauty consejo: ¡Para un efecto aún más refrescante, conserva la mascarilla en el frigorífico!
Éstas son las 10 mascarillas faciales que MagasIN ha seleccionado por su eficacia.